DYLE Nº2
Viaje al Aula de los Benamakers: El aula del futuro en un colegio rural
Jaume Olmos Piñar
Maestro de Primaria y Coordinador TIC en el CRA Benavites-Quart de les Valls
María Isabel Pardo Baldoví
Departamento de Didáctica y Organización Escolar, Universitat de Valencia
Introducción y Contexto:
La escuela rural, por su condición singular, ha sido tradicionalmente un motor de cambio, de mejora y de puesta en marcha de procesos innovadores, tanto a nivel metodológico como organizativo (Andrés-Rubia, 2019). Además de esta voluntad optimizadora, una de las principales características comunes de la escuela rural es su conexión con el medio, es decir, la profunda relación que en ella se establece entre el proceso de enseñanza-aprendizaje y el entorno en el que la escuela está inmersa. Fruto de estos dos atributos, en un contexto digital como el actual (San Martín, Peirats, & Gallardo, 2014), la escuela rural no puede escapar a esta realidad, sino que cada vez son más las experiencias de centros educativos rurales que, además de enraizarse al medio físico, buscan también la inmersión en el medio digital.
Este es precisamente el caso del Colegio Rural Agrupado (CRA) Benavites-Quart de les Valls, un centro público que se autodefine como caracterizado por la innovación educativa y cuyo objetivo principal es la creación de una escuela democrática, social y basada en el diálogo.
El CRA Benavites-Quart de les Valls se sitúa en una zona privilegiada de la Comunitat Valenciana. Concretamente, al nordeste del Valle de Segó, delimitado por la Sierra de Espadán y abierto en forma de arco hacia el mar Mediterráneo, a tan solo 40 kilómetros de distancia de la ciudad de Valencia. El CRA está formado por dos aularios, uno de ellos en la localidad de Benavites (68 alumnos) y otro en el municipio de Quart de les Valls (150 alumnos).
En este contexto singular es donde se encuentra la clase de los BenaMakers (aula de 5º y 6º del aulario de Benavites), una auténtica aula del futuro en la que se ha producido una profunda transformación tanto espacial como organizativa favoreciendo la transformación metodológica que ya han llevado a cabo desde hace más de cinco años. Gracias a esta transformación espacial y organizativa, los alumnos se convierten en verdaderos makers de su propio aprendizaje, tal y como proclama su nombre: ¡Los BenaMakers!
La transformación de la clase en un aula del futuro nace de la voluntad del propio alumnado y profesorado por mejorar la escuela, a partir de la puesta en marcha de un Proyecto de Aprendizaje Servicio (ApS). En el transcurso del mismo el alumnado manifestó la necesidad de renovar las aulas, que consideraban obsoletas, ya que coartaban la participación e interacción entre sus agentes. Por ello, iniciaron un proceso de investigación y documentación que, vinculado a su experiencia de JOB-SHADOWING en Finlandia (en el marco del proyecto Erasmus+ KA101), dio como fruto la necesidad de optar por espacios flexibles que favoreciesen la utilización de metodologías activas donde la investigación, experimentación y reflexión compartida sobre el propio aprendizaje fuesen posibles. Y, sobre todo, aulas en las que se potenciase el diálogo y la participación de toda la comunidad educativa, en línea con los valores constitutivos del centro.
Descripción del Proyecto y de su Desarrollo
Entrar en el aula de los BenaMakers supone sumergirse en una experiencia educativa en la que el alumnado es el máximo protagonista de la construcción de su aprendizaje, en línea con la perspectiva maker en la que se basa, y siguiendo los principios del proyecto europeo Future Classroom Lab.
La transformación del aula surge del proyecto de ApS llevado a cabo por el alumnado de tercer ciclo junto al profesorado y las familias, el producto final del cual fue el diseño y construcción del aula del futuro. Aspecto que se ha desarrollado a partir del rediseño del aula con el objetivo de convertirla en un aula más abierta, polivalente, minimalista y adaptada a la realidad, a los intereses y necesidades del alumnado y a la visión del centro. Para ello, se han creado los siguientes espacios flexibles:
- Espacio para presentar (Present): ambiente formado por 6 gradas móviles y una televisión de gran tamaño, para la realización de exposiciones y presentación de investigaciones. Está diseñado a modo de foro para favorecer la participación y el diálogo.
- Espacio para intercambiar (Exchange): zona formada por 3 mesas grandes y otras mesas de menor tamaño que permiten la creación de varios tipos de agrupamiento, con el objetivo de favorecer el trabajo colaborativo.
- Espacio para crear (Maker): espacio con focos, un proyector, un estor verde (utilizado para la realización de vídeos en Chroma), una pared de pizarra y una impresora 3D, dirigido al desarrollo de las habilidades comunicativas y de la creatividad del alumnado.
- Espacio para desarrollar (Develop): zona tranquila, sin un lugar fijo o definido en el aula (puede crearse en el momento con mesas Z-Tool), donde el alumnado puede acceder a distintos recursos, realizar investigaciones, trabajar individualmente y aprender de manera informal. En este espacio los límites entre el aprendizaje formal e informal se desdibujan. El alumnado puede realizar manualidades, visualizar vídeos de YouTube, escuchar podcasts, participar en juegos interactivos o experimentar con aplicaciones.
- Espacio para interactuar (Interact): rincón con pufs que permiten un espacio móvil y flexible donde se pueden compartir diálogos, reflexiones y pensamientos. Pretende estimular el aprendizaje crítico y democrático a partir del diálogo y la interacción. Y, además, utilizar las tecnologías desde una perspectiva participativa, interactiva e inclusiva.
- Espacio para investigar (Investigate): zona flexible para el trabajo en grupo, el desarrollo de proyectos y la realización de prácticas. Está dotado con microscopios, juegos de mesa, ordenadores portátiles, robots y herramientas de programación, terrarios, materiales de geología, hormigueros, etc. En definitiva, una zona donde investigar y recrear el mundo.
Estos ambientes han sido creados partiendo de la creencia en que la reorganización de los espacios del aula puede ser un elemento catalizador de un cambio más profundo, tanto a nivel educativo (optimización de los aprendizajes) como a nivel comunitario (mayor implicación, comunicación e involucración de toda la comunidad educativa). De este modo, los espacios posibilitan el desarrollo de metodologías innovadoras y activas como son el trabajo cooperativo, el trabajo en equipo, el aprendizaje dialógico, la investigación-acción, el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), el Aprendizaje Servicio (ApS) o la gamificación con tecnologías. Metodologías que implican un cambio de rol tanto por parte del alumnado como por parte del docente, y que se dirigen directamente a proporcionar experiencias de aprendizaje significativo entre el alumnado.
En cuanto a la implementación del proyecto, actualmente la clase de los BenaMakers ya es una auténtica aula del futuro (pese a que todavía se están ultimando algunos detalles). Y, además, esta transformación también pretende hacerse extensiva de manera gradual al resto de aulas del centro. Para lo cual, además de la ya existente implicación de la comunidad educativa, será necesario también el respaldo económico de la Administración Educativa. Objetivo para el cual se ha presentado un proyecto de innovación para conseguir financiación y posibilitar la transformación global del centro escolar.
Instrumentos o herramientas
El proyecto de transformación del aula del futuro se ha desarrollado a partir de la metodología de la investigación-acción (Carr & Kemmis, 1983) siguiendo las siguientes fases:
- Fase 1: Diagnóstico Participativo: detección de necesidades a partir del diálogo y la reflexión compartida.
- Fase 2: Planificación participativa: se concretan los objetivos y las propuestas de acción, así como los recursos necesarios para lograrlo.
- Fase 3: Observación y Acción participativa: se implementan las medidas a través de la acción participativa. Y se recogen evidencias para la evaluación formativa del proyecto.
- Fase 4: Reflexión participativa: tras la implementación del proyecto se genera una reflexión al respecto, valorando desde una perspectiva formativa y participativa el grado de consecución de los objetivos y el impacto real que el proyecto ha generado. Con el objetivo de emprender acciones que optimicen el proceso. Lo que abre de nuevo el ciclo de investigación-acción.
En este sentido, es necesario destacar dos aspectos clave que han vertebrado la metodología a seguir, y que se corresponden con los valores principales del centro educativo: el diálogo y la participación. Ambos elementos han estado presentes desde el inicio del proyecto (en la fase en la que empezó a gestarse el ApS donde toda la comunidad educativa reflexionó globalmente sobre el modelo de escuela que querían crear y sobre las acciones que debían emprender para ello) hasta el fin del mismo (abriendo de nuevo el debate y la reflexión compartida sobre cómo continuar con la implantación del proyecto). El diálogo y la participación se han convertido en los motores de la materialización y avance del proyecto, nutriéndose y reforzándose recíprocamente y consiguiendo que el proyecto, pese a que todavía se restringe a un aula, sea vivido y sentido como un proyecto comunitario que engloba a toda la escuela.
Valoración interna y/o externa de la práctica
El proyecto todavía está en fase de implementación y extensión. No obstante, conscientes de la importancia y necesidad de su evaluación, se han previsto las siguientes estrategias:
- Una encuesta anónima para valorar el proyecto en el aula (implementación de los cambios, tiempo invertido, satisfacción de expectativas, efectos sobre el aprendizaje y autonomía, etc.).
- Rúbrica de evaluación para toda la comunidad educativa.
- Cuestionario de autorreflexión personal para familias, alumnado y profesorado, para valorar los puntos fuertes, débiles y propuestas de mejora.
- Observación directa y recogida de datos por parte del profesorado.
La evaluación se realiza a través de distintos instrumentos y contempla a los diferentes agentes de la Comunidad Educativa. Con el objetivo de optimizar la puesta en marcha del proyecto, valorando la adecuación de las acciones y el impacto sobre el aprendizaje del alumnado. Al tiempo que permitir la identificación de buenas prácticas, métodos, herramientas y recursos que pueden compartirse con otros profesores en el centro educativo o en la comunidad.
Como conclusión preliminar, debemos destacar el positivo impacto de la experiencia en la comunidad educativa en general. Principalmente, las vivencias y la satisfacción del alumnado, quien está viendo cómo su proyecto se materializa y cobra sentido, cómo el trabajo de cambio, reflexión y diseño de su ApS ha logrado que el aula de sus deseos sea hoy en día una realidad. Y, consecuentemente, el contagio de esta ilusión a las familias y al profesorado, en la plasmación de un proyecto participativo y comunitario.
Andrés-Rubia, F. (2019). Oportunidades de la escuela rural en la España despoblada. En Á. San Martín & J. E. Valle (Eds.). La construcción de un modelo educativo. Distorsiones, cambios y continuidades (pp. 143-162). Valencia: Calambur.
Carr, W. & Kemmis, S. (1983). Becoming critical: Knowing through Action Research. Victoria: Denkin University.