DYLE Nº 16

Superación de la pobreza desde el proyecto de comunidades de aprendizaje
Elisa Camacho Ponce
Maestra de Educación Primaria en el CEIP Miguel Hernández de La Roda (Albacete)
Diversos estudios e investigaciones (como el Informe final de proyectos de I+D sobre actuaciones socioeducativas de éxito para la superación de la pobreza, finalizado a 31 de marzo de 2015) dejan claras evidencias sobre los efectos de padecer una situación de pobreza: desigualdades en el acceso a la educación, en los resultados escolares y en la trayectoria académica que sigue el alumnado que vive en situación de exclusión social.
De ello se desprenden una serie de consecuencias como pueden ser la aplicación de un currículo reducido que prioriza contenidos centrados en la motivación y el entretenimiento (el llamado “currículo de la felicidad”, de Aubert, Duque, Fisas & Valls, 2004), la legitimación de estereotipos negativos y la generalización de las bajas expectativas hacia este tipo de alumnado.
Todos estos efectos son devastadores y nefastos para su desarrollo integral y, en numerosas ocasiones, son perpetuados por las distintas instituciones educativas, de diferentes maneras.
La herramienta más eficaz y poderosa que poseemos para combatir la pobreza es la educación.
En 2011, la Comisión Europea destacaba que la educación en la primera infancia es un elemento fundamental para romper el círculo vicioso de transmisión intergeneracional de la pobreza.
Autores como Giroux&Flecha, a través de estudios y experiencias prácticas, dejan evidencias de que la escuela puede marcar una diferencia en la vida de las personas y en el conjunto de la sociedad.
¿Cómo podemos las escuelas marcar esa diferencia y romper ese círculo vicioso? ¿Cómo podemos frenar esos efectos devastadores?
En un centro pequeño, de titularidad pública, situado en la localidad de La Roda (Albacete) surgieron esas inquietudes hace ya varios años.
El centro es el CEIP Miguel Hernández y está situado en el extremo norte de la localidad, cercano a un conjunto de casas unifamiliares y a las viviendas sociales del pueblo, de las cuales procede la gran mayoría del alumnado. En él encontramos un alto porcentaje (50%) de población minoritaria gitana, un grupo bastante numeroso (37%) de alumnado de origen inmigrante (magrebíes en su mayoría, aunque también rumanos y latinoamericanos), alumnado proveniente de familias mixtas (10%) y un grupo reducido de alumnado perteneciente a población mayoritaria (3%).
Es, en definitiva, “una escuela de colores”.


Así mismo, debía ser un modelo de escuela claramente inclusiva, un centro que transformara las dificultades en posibilidades, que impartiera un currículo de máximos e incluyera a las familias del alumnado en la vida diaria del centro.
La conclusión de ese trabajo de reflexión y análisis fue que el proyecto adecuado para alcanzar en el futuro el objetivo planteado en el centro y que cumpliera con todos los requisitos establecidos (inclusión, máximos curriculares, integración de familias, entre otros) era el de Comunidades de Aprendizaje.
Siguiendo la definición de Valls, una Comunidad de Aprendizaje “es un proyecto de transformación social y cultural de un centro educativo y de su entorno para conseguir una Sociedad de la Información para todas las personas, basada en el aprendizaje dialógico, mediante una educación participativa de la comunidad, que se concreta en todos sus espacios, incluida el aula. Siendo el objetivo prioritario mejorar los aprendizajes de los niños y las niñas de la escuela”.
La comunidad educativa del CEIP Miguel Hernández, en el curso 2012-2013, toma la decisión unánime de transformarse en Comunidad de Aprendizaje, para posteriormente (en el curso 2013-2014) realizar la fase del “Sueño” por primera vez y poner en marcha el proyecto.
¿Cómo puede, el proyecto CdA transformar ese entorno educativo, social y cultural al que pertenece? La respuesta es clara: a través de la aplicación de las Actuaciones Educativas de Éxito (AEE), avaladas por la comunidad científica internacional como las mejores para contribuir a acelerar el aprendizaje de nuestro alumnado, para mejorar la convivencia en el centro educativo y promover actitudes solidarias en todas las escuelas (proyecto de investigación INCLUD-ED). Estas AEE son transferibles a diversos contextos y generan eficiencia y equidad en el proceso de aprendizaje si se aplican de manera generalizada y sistemática.
Mediante el desarrollo de las AEE se aplican en el centro de manera práctica los principios del Aprendizaje Dialógico (comunidadesdeaprendizaje.net), que constituyen la base científica del proyecto y que juegan un papel fundamental en la transformación y el cambio de mirada que es tan necesario que se produzca.
En los Grupos interactivos (realizados semanalmente en diferentes áreas), se acelera el aprendizaje y se mejora la convivencia de manera evidente. En esta estrategia el alumnado está dividido en grupos heterogéneos de 4-5 alumnos/as y desarrollan una actividad, durante un tiempo estipulado, que debe ser resuelta en equipo. En cada grupo encontramos una persona adulta perteneciente a la comunidad que lo dinamiza y asegura las interacciones. Generalmente esta persona suele ser una madre, un padre u otro familiar, que con su sola presencia está dotando de importancia el proceso de aprendizaje, está creando sentido.
Otra de las AEE que se llevan a cabo de manera semanal son las Tertulias Dialógicas (literarias y artísticas). En ellas el alumnado se acerca a las mejores creaciones de la humanidad. En el caso de las literarias, a las mejores obras de la literatura universal, que presentan valores universales y que en numerosas ocasiones quedan reservadas a las élites culturales. Para poder realizarlas, el alumnado prepara en casa un fragmento y posteriormente en el centro se realiza la tertulia. Comparten opiniones, impresiones y conectan estas obras con sus propios contextos y situaciones personales. En definitiva, evitamos que el aprendizaje, la escuela, presente una visión del mundo ajena y remota al alumnado (Bruner). En una tertulia literaria dialógica realizada en el Miguel Hernández con alumnado de 5º de primaria (10 años), en torno al libro “El Lazarillo de Tormes”, estudiantes que profesaban diferentes religiones (católica, islámica y evangélica), identifican la cantidad de rasgos culturales diferentes que en contra de lo que pensaban, los une y los acerca. En definitiva, convierten sus diferencias en posibilidades y acercan los aprendizajes a su vida diaria.
La Participación de la Comunidad se materializa de diferentes maneras en el centro educativo. Las familias, entidades, instituciones y otro tipo de voluntariado, participa en el Miguel Hernández a través de las comisiones mixtas (órganos decisorios de una CdA), en asambleas de la comunidad, como voluntarias en GI, TLD, etc. Se establece un verdadero intercambio y se favorece el diálogo igualitario, se les da voz a las familias, poniendo en valor su inteligencia cultural, dando relevancia a sus aportaciones. La escuela se convierte en “la escuela de todos y todas”. Cuando preguntamos al alumnado qué ocurre cuando sus familias forman parte de la vida diaria del centro nos ofrecen respuestas como “Nos ayudan a centrarnos y a trabajar desde dentro “(Shamira, 10 años), “Si viene tu madre a participar te portas mejor” (Salma, 9 años), “Te entienden más y te conocen mejor” (Amina 9 años), “Si no sabe español, lo aprende aquí y luego te puede ayudar mejor” (Anas, 10 años).

Formación de Familiares es otra de las AEE sistematizada en el Miguel Hernández. Con ella, la oferta formativa se abre en el centro también a las familias, partiendo siempre de sus intereses y necesidades. Tanto en las asambleas de la comunidad que se realizan cada inicio de curso (además de otras a lo largo del curso) como en cualquiera de los espacios de diálogo que se establecen en el centro, las familias expresan la formación que requieren para cada curso. En este centro se han realizado, desde que se decidió implantar el proyecto, formaciones de alfabetización, castellano para extranjeros, inglés, talleres de cocina, baile. Todas ellas contando con la colaboración de voluntariado proveniente del propio centro educativo (profesorado), del Ayuntamiento de la localidad, Centro de la Mujer, Centro Joven, etc.
La Formación Dialógica del Profesorado da respuesta a uno de los mayores retos de la formación docente en España: que sea democrática y tenga un impacto claro en la mejora del alumnado. Esta AEE acerca el saber acumulado por la comunidad científica internacional en temas educativos a las prácticas docentes, para elaborar y compartir conocimiento a partir de interacciones dialógicas igualitarias y contribuir a la mejora de la calidad y efectividad del profesorado, y a la educación del alumnado. Se da una búsqueda de la coherencia profesional y de interacciones enriquecedoras. En las Tertulias con docentes también surge la magia, la magia de compartir, de aprender a través del diálogo y no únicamente desde la lectura en solitario de un texto. En el Miguel Hernández, el profesorado demanda cada vez más este tipo de formación, estos espacios de diálogo. Para poder conseguir ese cambio de mirada profundo y generalizado del que hablábamos es necesario que esa transformación se dé también en nosotros mismos, como individuos.

El Modelo Dialógico de Prevención y Resolución de Conflictos nos lleva sin duda a un cambio de mirada a la hora de gestionar los conflictos en el centro. Si empleamos un modelo dialógico, implicamos a todos los estamentos de la comunidad y lo hacemos estableciendo diálogos igualitarios reales, dándole validez a los argumentos en lugar de a la posición que ocupa quien los da. El trabajo de prevención es un pilar de este modelo, materializado a través de procesos democráticos para la creación de la norma comunitaria y las normas de aula, y de la implantación de proyectos como el Club de los Valientes.
El proceso es largo y no siempre sencillo. Actualmente, en plena fase de evaluación del proyecto, observamos evidencias de un impacto positivo en cuanto a absentismo, convivencia, resultados y, en definitiva, de transformación del centro y su entorno.
Seguiremos tomando decisiones comunitarias y cumpliendo los sueños de la comunidad educativa del CEIP Miguel Hernández.
