DYLE Nº3
Los centros educativos como organizaciones seguras y saludables. Resultados de un estudio diagnóstico
Anna Díaz Vicario
Departamento de Pedagogía Aplicada, Universitat Autònoma de Barcelona
Joaquín Gairín Sallán
Departamento de Pedagogía Aplicada, Universitat Autònoma de Barcelona
Centros educativos seguros y saludables
Los centros educativos, a diferencia de otras organizaciones, son espacios de trabajo donde confluyen diariamente diversos colectivos (personal directivo, personal de gestión, profesores, alumnos, padres, profesionales de apoyo, responsables de servicios, etc.), generando una compleja trama de relaciones que varía en cada organización. Las condiciones particulares que afectan a todos ellos cuando desarrollan su actividad tiene que ver con la ordenación que se haga del entorno y de las condiciones físicas y saludables que se consigan, sin perder la finalidad de promover entornos estimuladores y ejemplificantes y que no olvidan el pleno desarrollo y bienestar de las personas.
Siempre ha habido interés por considerar las condiciones que pueden influir en la actividad educativa. No obstante, los desarrollos prácticos en los temas de seguridad y salud pueden calificarse de actuaciones puntuales y aisladas, y muy focalizadas en el cumplimiento de las normas de seguridad y en la promoción de hábitos de vida saludables muy concretos (por ejemplo, los hábitos de alimentación o la importancia de la actividad física).
El concepto tradicional de entorno de trabajo saludable propuesto por la OMS (2010), debe repensarse de acuerdo con la realidad actual, pero también estar de acuerdo con la situación particular de los centros educativos. Un centro educativo es seguro y saludable cuando procura un adecuado ambiente físico y psicosocial para todos los miembros de la comunidad educativa, promoviendo actuaciones que mejoren la seguridad y salud escolar. La organización escolar saludable gestiona los recursos estructurales y organizativos de la escuela para garantizar el bienestar físico, emocional y social de alumnos, de profesores y de la comunidad educativa en general, con la implicación de todos ellos en dicho proceso.
Los objetivos de una escuela saludable se centran en la mejora de las condiciones ambientales y psico-afectivas y entiende el contexto escolar como el ámbito estratégico para promover la cultura de salud, contribuyendo a la formación integral y al desarrollo de la salud de todos los participantes en la organización (Peralta, 2011). Apuesta por el cambio mediante la reflexión y la proactividad contando con la participación de la comunidad educativa (Lemerle, 2005).
Se entiende que los impactos son a nivel de alumnado y también de profesorado. Si desarrollamos escuelas saludables, mejoramos los resultados de aprendizaje de los estudiantes (más conocimientos y habilidades personales, académicas y sociales) y se consiguen aprendizajes más efectivos; también, se mejoran los recursos y oportunidades de la comunidad y se fomenta un mejor clima.
Figura 1. Dimensiones y subdimensiones de organizaciones educativas seguras y saludables.
El estudio
El estudio concluido en julio de 2019 tenía por objetivo el obtener un diagnóstico general del nivel de seguridad y salud organizacional de los centros educativos. Se llevó a cabo a través de la aplicación de un cuestionario creado ‘ad hoc’, a partir de una revisión de la literatura sobre la temática, y validado por expertos y profesionales del ámbito de la prevención de riesgos, la psicología y la salud, y de la educación. Actualmente, el instrumento ya está disponible para todos aquellos centros que quieran iniciar un proceso de análisis y reflexión sobre dicha cuestión (ver https://ddd.uab.cat/record/210735).
El instrumento diagnóstico contiene 121 ítems, a puntuar mediante una escala Likert de 4 puntos (entre 1 = Totalmente en desacuerdo y 4 = Muy de acuerdo), clasificados en 19 sub-dimensiones de análisis y agrupados en tres dimensiones generales: ambiente físico y estructural, ambiente psicosocial y prácticas organizativas (ver Figura 1).
El cuestionario fue remitido en papel y/o por correo electrónico a la atención de la dirección de una muestra de centros educativos de Andalucía y Catalunya. Un total de 115 profesores de más de 40 centros educativos dieron respuesta al cuestionario. El 84,3% indicó trabajar en centros de titularidad pública y el 15,7% restante en centros de titularidad privada. Por etapa educativa, el 6,1% de profesores participantes señaló trabajar en educación infantil, el 71,3% en primaria, el 14,8% en secundaria y el 7,8% en otras etapas. Los participantes debían responder a cada uno de los ítems pensando en el centro donde trabajaban en el momento de recibir el cuestionario.
Algunos resultados
Un primer análisis global de los resultados nos muestra que la dimensión de seguridad y salud escolar mejor valorada por los participantes del estudio es la que aglutina aspectos vinculados al ámbito psicosocial, mientras que recibe puntuaciones más bajas el ámbito físico y estructural.
A continuación, presentamos algunos resultados particulares de cada dimensión, remarcando los datos más destacados, sin pretender hacer generalizaciones sobre el nivel de seguridad y salud de los centros educativos españoles.
Sobre el ámbito físico y estructural
El 76,3% del profesorado opina que el centro educativo donde trabaja se encuentra ubicado en un barrio que considera seguro. Sobre las medidas de seguridad existentes en el entorno escolar, cabe destacar que el 47,8% de los encuestados afirma que existe adecuada señalización vertical (semáforos, zona escolar, etc.) y horizontal (pasos de peatones, zona escolar señalizada, límite de velocidad, etc.) en los alrededores del centro. Por otro lado, el 62,6% están de acuerdo o muy de acuerdo en que las zonas de entrada y salida del alumnado están adecuadamente separadas, protegidas y señalizadas de la circulación de vehículos, aunque todavía hay centros que no disponen de esta medida de seguridad que tiene como objetivo prevenir accidentes durante las horas de entrada y salida del centro.
En relación con el estado y conservación del edificio y las instalaciones, el 76,7% de profesores consultados considera que el estado de conservación general del edificio es correcto (sin grietas, sin humedades, sin goteras, etc.). De hecho, el profesorado considera que el mantenimiento de los espacios e instalaciones es el adecuado (el 71,3% están de acuerdo o muy de acuerdo).
Igualmente, el profesorado considera que, en general, las condiciones físicas (dimensiones de los espacios, iluminación, ventilación, etc.) de las escuelas son adecuadas. Por ejemplo, el 76% de los profesores consideran que las dimensiones espaciales de las aulas cumplen con la normativa y son adecuadas a la actividad y al número de usuarios; el 81,6% considera que la iluminación de los diferentes espacios se adapta al tipo de actividad, siendo el 91% los que afirman que los diferentes espacios de sus centros cuentan con suficiente luz natural o artificial.
En cuanto a los aspectos vinculados al mobiliario y material escolar, las puntuaciones son más bajas que en otras sub-dimensiones. El 72,8% de los directores y profesores consultados consideran que el mobiliario utilizado por el alumnado del centro se adapta a las características de cada edad. Un porcentaje menor (59,3%) considera que el mobiliario que emplea el profesorado es ergonómicamente adecuado. Por otro lado, el 51,3% del profesorado considera que el mobiliario del centro es poco o nada flexible y versátil para permitir la organización de los espacios en función de la actividad a realizar (individuales, en grupo, etc.).
Sobre el ámbito psicosocial
La creación de un ambiente seguro y saludable adecuado es un objetivo que, según los profesores participantes en el estudio, es asumido por los centros. Entre el 70-80% de los centros afirma que “Posibilitar el pleno desarrollo físico, psíquico, social y emocional de todo el alumnado es un objetivo asumido explícitamente por el centro” (79,1%) y “La promoción de hábitos de vida seguros y saludables forma parte del Proyecto Educativo y Curricular del centro” (73%). Sobre documentos estratégicos más concretos, el 75,7% señala que su centro dispone de un plan de actuación para la promoción y la mejora de la convivencia escolar, creándose un clima de centro que favorece la confianza entre profesores, alumnos y familias (79,8%) y la confianza, el apoyo y la colaboración entre el profesorado (78,9%).
El 98,3% de los profesores señala que la carga de trabajo en los centros educativos es media-alta, de modo que un 84,4% valora su nivel de estrés laboral también como medio-alto. Solo el 20% de los profesores considera que en sus centros se llevan a cabo acciones que promueven la reducción del estrés y el aumento del bienestar personal y profesional. Con todo, el nivel de satisfacción laboral del profesorado es elevado, siendo solo un 1,7% los profesores los que indicaron no estar satisfechos en su trabajo.
Por otro lado, consideran que, en general, el modelo organizativo es bastante adecuado. Cerca del 90% expresa estar de acuerdo o muy de acuerdo en que el equipo directivo fomenta la ayuda, apoyo, coordinación y trabajo en equipo. Son menos los que consideran que se organiza al profesorado atendiendo a las necesidades del alumnado y al desarrollo del proyecto educativo (79,1%) y que se parte de las motivaciones, habilidades y capacidades del profesorado para enriquecer las actividades y programaciones (77,4%).
Vinculado con lo anterior, el 78,3% considera que las opiniones e ideas de los distintos estamentos de la comunidad educativa se toman en cuenta y se valoran en los procesos de toma de decisiones. Con todo, solo el 66,7% está de acuerdo con la afirmación de que en sus centros “se promueven actividades de dinamización que implican el encuentro e intercambio entre alumnos, profesores y familias”.
Por último, y dadas las respuestas del profesorado (entre el 65-78% están de acuerdo con las afirmaciones del bloque), parece ser que la mayoría centros sí que fomentan el trabajo en red y con el entorno para promocionar la seguridad y salud.
Sobre las prácticas organizativas
Dado que las prácticas organizativas son otro aspecto que puede o no promover la seguridad y salud de profesores y alumnos, preguntamos al profesorado sobre aspectos vinculados al liderazgo ejercido por el equipo directivo, los canales de comunicación, la organización de tiempos y tareas, las acciones específicas de prevención del riesgo físico y socioemocional y por la inclusión (o no) en el currículo escolar de temas propios de prevención y salud.
En relación al liderazgo, el 80% de los profesores consultados está de acuerdo o muy de acuerdo en que la dirección de su centro ejerce un liderazgo positivo: motivando y apoyando al profesorado (el 51,3% está muy de acuerdo), reconociendo en público su labor (el 50% está muy de acuerdo) y animando al profesorado a que tome decisiones y asuma responsabilidades (el 50% está muy de acuerdo). Por otro lado, afirman que los equipos directivos están comprometidos con la seguridad y salud escolar (el 61,9% está de acuerdo y el 22,1% muy de acuerdo).
Sobre la comunicación, el 73,3% está de acuerdo o muy de acuerdo con el hecho de que en sus centros se promueven espacios de diálogo con los diferentes grupos de la comunidad educativa, señalando un 79% que en el centro se toman en cuenta las opiniones de todos los grupos. Relativo a los canales de comunicación, destacar que un 15,9% señala que la comunicación de cuestiones profesionales y docentes entre profesores no siempre se realiza por canales formales y que un 14,4% indica que no siempre se realiza dentro del horario laboral.
En relación con la organización de tiempos y planificación de tareas, los profesores consideran que ésta es adecuada tanto en el caso del profesorado como del alumnado. El 61,9% considera que la planificación de los horarios del profesorado toma en cuenta tiempos para el descanso (frente al 73,9% en el caso del alumnado). También, el 72% considera que la planificación y asignación de tareas se realiza con suficiente antelación en el caso del profesorado, siendo mejor la valoración que hacen los profesores respecto a la carga de trabajo del alumnado (el 74,8% considera que es adecuada) y su comunicación con suficiente antelación (el 84,4% está de acuerdo o muy de acuerdo).
Respecto a la prevención del riesgo físico, el 72,2% afirman que en su centro hay una persona o comisión encargada de velar por la prevención, la seguridad y la salud escolar y un 77,4% que existen responsables del mantenimiento del orden, la limpieza y la conservación de los espacios. Si nos detenemos en analizar las respuestas a cuestiones de obligado cumplimiento y recogidas en la ley de PRL, hay profesores que afirman que en sus centros no existe un Plan de autoprotección actualizado (12,3%) o que señala que en su centro educativo no se realizan ejercicios o simulacros anuales de evacuación y confinamiento (12,3%).
En las cuestiones de promoción del bienestar socioemocional, el 75,6% de profesores afirma que su centro dispone de protocolos de prevención y actuación ante situaciones de acoso, y en un porcentaje algo menor (69,5%) afirman tener una comisión que gestiona los conflictos y regula la convivencia en el centro. Sólo un 33,1% de profesores señala que en sus centros se desarrollan actividades de relajación y reducción del estrés dirigidas al alumnado, aunque este tipo de acciones tampoco se desarrollan para el profesorado en la mayoría de los centros.
Finalmente, y en cuanto a la formación ofrecida al alumnado en temas de seguridad, salud y prevención, un 60,8% afirma que en sus centros dichos contenidos forman parte del proyecto curricular. El 67% dice que en su centro se realizan regularmente campañas y el 75,5% que se organizan actividades de promoción y sensibilización de hábitos de vida seguros y saludables. El 71,3% cree que ello contribuye a que los alumnos puedan adoptar decisiones responsables respecto a su salud y seguridad.
Para concluir
Los datos generales aportados (soslayando los análisis inferenciales que se realizan en el estudio) nos permiten tener una radiografía general de la realidad de los centros de Andalucía y Catalunya en la temática de estudio, que habrá que ver como evoluciona en próximos estudios. La pretensión puede dar pistas a los responsables del sistema educativo y ayudar al autoanálisis institucional, pues los temas de seguridad y salud deben revisarse en relación con la realidad particular de cada institución.
Sí que podemos hablar de tendencias y de un nivel de seguridad y salud aceptable en nuestras instituciones educativas. De todas formas, las condiciones mínimas no conseguidas exigen un esfuerzo de las instituciones implicadas, a la vez que un apoyo decisivo de las autoridades educativas y de los responsables sociales implicados. Entendemos que es posible diseñar y potenciar organizaciones escolares más seguras y saludables y que la administración educativa y las direcciones de los centros, con el apoyo de toda la comunidad escolar, tienen mucho que decir y aportar.
Un producto del estudio es la confección y edición de una guía donde se pueden consultar lineamientos básicos y generales. También, se aporta el instrumento diagnóstico para que los centros que así lo deseen puedan iniciar un proceso de análisis y reflexión. Invitamos así a los lectores a hojearla en: Gairín, J. (Coord.), Castro, D., Díaz-Vicario, A. [et al.] (2019). Centros educativos seguros y saludables. Orientaciones prácticas para su desarrollo. Bellaterra: EDO-SERVEIS
https://ddd.uab.cat/record/210735
* Investigación «Los centros educativos como organizaciones seguras y saludables. Guía para su desarrollo», coordinada por Joaquín Gairín y con la participación de Diego Castro, Anna Díaz-Vicario, Antonio Burgos y David Cobos. Financiada por Fundación Prevent, XII Convocatoria de Becas I+D en Prevención de Riesgos Laborales (2018).
REFERENCIAS
Lemerle, K.A. (2005). Evaluating the impact of the school environment on teachers’ health and job commitment: is the health promoting school a healthier workplace? Thesis Dissertation. School of Public Health. Queensland University of Technology. Brisbane, Australia.
Organización Mundial de la Salud [OMS] (2010). Entornos laborales saludables: fundamentos y modelo de la OMS: contextualización, prácticas y literatura de apoyo. Ginebra: Ediciones de la OMS.
Peralta, C. (2011). Guía de gestión de la estrategia Escuelas Saludables. Paraguay: Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social. Dirección General de Promoción de la Salud.