DYLE Nº 20

La visión de la competencia ciudadana en diferentes CCAA
Hace ya 21 años de la recomendación del Consejo de Europa (en el año 2002), donde se afirmaba que la educación para la ciudadanía democrática era esencial para la misión principal del Consejo, como era promover una sociedad libre, tolerante y justa, además de contribuir a la defensa de los valores y los principios de libertad, pluralismo, derechos humanos y Estado de Derecho, que constituyen los fundamentos de la democracia. Para ello recomendaba a los Gobiernos de los Estados miembros que hicieran de la educación para la ciudadanía democrática un objetivo prioritario de las políticas y reformas educativas.
En España, la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos es el nombre que recibió una asignatura diseñada para el último ciclo de Primaria y toda la ESO y fue aprobada por la LOE (2006). Consistía en la enseñanza de los valores democráticos y constitucionales.
Su objetivo era favorecer el desarrollo de personas libres e íntegras a través de la consolidación de la autoestima, la dignidad personal, la libertad y la responsabilidad y la formación de futuros ciudadanos con criterio propio, respetuosos, participativos y solidarios, que conozcan sus derechos, asuman sus deberes y desarrollen hábitos cívicos para que puedan ejercer la ciudadanía de forma eficaz y responsable.
Fue suprimida como asignatura íntegra, apareciendo de manera transversal en la LOMCE (2013).
En la actual LOMLOE (2020) se recupera en alguno de los cursos del tercer ciclo la Primaria: Educación en Valores cívicos y éticos, e incluye contenidos referidos a la Constitución española, al conocimiento y respeto de los Derechos Humanos y de la Infancia, a la educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía mundial, a la igualdad entre hombres y mujeres, al valor del respeto a la diversidad y al valor social de los impuestos, fomentando el espíritu crítico y la cultura de paz y no violencia; y en algún curso de la ESO donde todo el alumnado debe cursar la materia de Educación en Valores cívicos y éticos, donde se prestará especial atención a la reflexión ética, se incluirán contenidos referidos al conocimiento y respeto de los Derechos Humanos y de la Infancia, a los recogidos en la Constitución española, a la educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía mundial, a la igualdad de mujeres y hombres, al valor del respeto a la diversidad y al papel social de los impuestos y la justicia fiscal, fomentando el espíritu crítico y la cultura de paz y no violencia.
A partir de estas premisas, se realiza la mesa redonda con las siguientes preguntas:
1. ¿Cómo se ha vivido este proceso en vuestras CCAA?¿cómo ha sido el desarrollo normativo correspondiente?
2. La implantación en España de la asignatura de Educación para la Ciudadanía despertó un notorio recelo entre sectores conservadores españoles, porque entendían que el Estado asumía la educación moral de los individuos. La Iglesia católica se opuso también a ella, tachándola de totalitarista. Los puntos más criticados eran los que se referían a la educación sexual, la enseñanza de familias multiparentales u homosexuales mediante una visión alternativa a los valores tradicionales, y el fin “laicista y de adoctrinamiento estatal». ¿Ha habido aceptación social y de la comunidad educativa en estos años o se ha sentido el rechazo de los diferentes sectores de la sociedad (iglesia católica, conservadores?
3. En estos tiempos donde parece que existen posturas políticas y sociales cada vez más radicalizadas no solo en España, sino también en otros países ¿Creéis que se le da importancia en vuestra CCAA a la competencia ciudadana o es una de las llamadas “competencias blandas”?
4. Para terminar, una pregunta/reflexión ¿Creéis que después de tantos años educando en la tolerancia, el respeto, los derechos humanos, la inclusión, etc. estos valores están calando en nuestros estudiantes futuros ciudadanos?
Estas son las diferentes situaciones que nos encontramos:
Comunidad Autónoma de Aragón
Fernando Andrés. FEAE Aragón
Yo no sé lo que opinarán mis compañeros y compañeras de mesa, pero en educación tengo la sensación, en muchas ocasiones, de vivir en dos mundos paralelos que solo ocasionalmente se encuentran. Uno es el mundo de las aulas y de los centros educativos en los que, día a día, se desarrolla la actividad formativa y educativa. Y otro es el de los medios de comunicación que hacen de altavoz de, llamemos grupos de opinadores y políticos que, si están en la oposición, tienden con frecuencia a recargar o dramatizar algunos hechos y situaciones que en los centros se viven con bastante naturalidad.
En democracia, la discrepancia y el debate apoyados en argumentos y planteamientos sólidos son valores fundamentales que contribuyen a la mejora de las instituciones y de sus servicios. Dicho esto, entiendo que vivimos una época de una gran polarización que a veces, no siempre, es ideológica, pero que en muchas ocasiones, responde a intereses estratégicos y que no tiene otra finalidad que el desgaste del contrario.
Yo he tenido la suerte de trabajar los últimos cinco años en el Consejo Escolar de Aragón en el que están representados los sectores de la comunidad educativa: la administración, sindicatos y empresarios, los sindicatos de profesores de la pública y la concertada, las familias también de la pública y la concertada, el alumnado, algunas asociaciones profesionales… y excepcionalmente, no es habitual en los consejos autonómicos, los partidos políticos con representación en las Cortes de Aragón.
Es verdad que cada organización responde a unos intereses diferentes, pero también creo que en el Consejo se comparte un interés común por mejorar la educación, lo que facilita un cierto entendimiento y sobre todo un enorme respeto por las opiniones de los demás. Cuando me incorporé, la norma por la que nos regíamos era la LOMCE y poco después se aprobó la LOMLOE. Hubo cuatro ordenes de currículo y evaluación, una por cada etapa: infantil, primaria, secundaria y bachillerato. Puedo decir que elaboré los informes preceptivos de las primeras etapas y colaboré también en el cuarto de bachillerato. Debo añadir que los informes fueron muy complejos y que cada uno de ellos recogía en torno a 100 o 150 consideraciones al articulado; y que, en el caso de primaria y secundaria, se presentaron un número importante de aportaciones y enmiendas, alrededor de 40 o 50 por cada una de las órdenes. Sin embargo, no hubo ninguna enmienda al currículo de Educación en Valores Cívicos y Éticos. Si realmente hubiera habido una oposición o un rechazo frontal se hubieran presentado enmiendas a su contenido, como sí se presentaron al contenido de otras áreas curriculares.
Además, debo decir, que el presidente del Consejo fue muy cuidadoso en la tramitación de los informes y evitó, a pesar de la premura de tiempo, los procedimientos de urgencia que acortaban plazos. Todas las órdenes se tramitaron en un plazo aproximado de un mes, desde que se remitía el texto a los consejeros hasta que se aprobaba el informe. Quiero decir con ello, que nadie expreso tampoco ninguna queja por no disponer de tiempo suficiente para su estudio, aunque evidentemente las órdenes eran muy complejas y extensas.
En lo que respecta a la aceptación social y de la comunidad educativa en estos años o se ha sentido el rechazo de los diferentes sectores de la sociedad (¿iglesia católica, conservadores, de nuevo tengo que decir que en el caso de Aragón no podemos hablar de un rechazo frontal. Pensemos que en el Consejo Escolar de Aragón contamos con consejeros representantes de las organizaciones católicas, concretamente participaban dos directores de centros diocesanos y la relación ha sido de diálogo.
Ya he comentado que además el Consejo tiene la singularidad de contar con representantes de los partidos políticos, en esas fechas, había representantes de numerosas fuerzas políticas ya que las Cortes son muy plurales (CHA, Ciudadanos, Podemos, PAR, PP, PSOE, IU y VOX). El gobierno estaba formado por un cuatripartito (PSOE, PAR, Podemos y CHA) que agrupaba fuerzas progresistas y conservadoras.
Evidentemente en el ámbito de las Cortes de Aragón los posicionamientos políticos no han sido de consenso ni de grandes acuerdos, sino que han respondido, en general, a las dinámicas propias de gobierno y oposición. Sin embargo, hay que reconocer que el rechazo no se ha focalizado o no se ha singularizado en estas materias o en sus competencias.
Por último, me gustaría señalar que un buen número de fundaciones ligadas de alguna manera a la iglesia católica están distribuyendo de forma gratuita en las redes materiales que hacen alusión precisamente a los contenidos de esta área y que desarrollan aspectos de respeto y tolerancia. Materiales que se usan con frecuencia en diferentes centros educativos. Solo, por poner algunos ejemplos:
- Oxfam Intermón tiene publicaciones, por ejemplo, sobre el uso de un lenguaje no sexista y de impulso a la igualdad de géneros.
- Intered, una fundación ligada a las teresianas tiene materiales educativos sobre desarrollo sostenible, coeducación, prevención de la violencia machista, igualdad e inclusión.
- Oxfam, Entreculturas (esta última ligada a los jesuitas) e Intered tienen también materiales didácticos sobre ciudadanía global.
Las conclusiones son claras, no son contenidos que provoquen un rechazo frontal, sino que, por el contrario, se incorporan a los centros en todo caso con diferencias de matiz, pero no de fondo.
La pregunta de si se le da importancia en nuestra CCAA a la competencia ciudadana es difícil de contestar porque hablamos de comunidades educativas muy diversas formadas por sectores de la sociedad con intereses a veces muy definidos y otras veces no tanto. Es verdad que en nuestra sociedad y en nuestro sistema educativo arrastramos ciertas tendencias que vienen de antiguo y que están muy arraigadas y son difíciles de superar. Por ejemplo, ciertos grupos sociales como las clases medias y altas tienen grandes aspiraciones y consideran que a través de la educación sus hijos e hijas pueden alcanzar las titulaciones que les permitan mantener e incluso mejorar su estatus social. Esto lleva, en muchas ocasiones, a una concepción, incluso en las etapas educativas obligatorias, muy selectiva, poco inclusiva y a veces segregadora. También les lleva a jerarquizar las materias o áreas de conocimiento, distinguiendo entre las que consideran importantes (generalmente de carácter científico-técnico) y las que consideran menos importantes (también, generalmente, las de contenido humanístico y social). Algo que, como digo, viene de antiguo, la diferenciación entre ciencias y letras, y que no hemos sido capaces de corregir.
Quiero pensar que en realidad lo importante es lo que piense el alumnado y este siempre estará influido, además de por otros condicionamientos, por sus gustos personales, sus intereses y por el papel que juega el profesorado de cada materia. Si el profesorado que imparte la Educación en Valores Cívico y Éticos la considera realmente importante y prepara buenos materiales, buenos proyectos, buenas actividades, incentiva el debate basado en la argumentación, hace buenas propuestas participativas implicando a todo el alumnado con experiencias que le enriquezcan (como el aprendizaje-servicio en relación con la comunidad)… En definitiva, pone en valor la competencia en el ámbito de la ciudadanía democrática, estaremos hablando de una competencia relevante para su alumnado y no de una competencia “blanda”.
Y la pregunta/reflexión que nos proponéis sobre si estos valores están calando en nuestros estudiantes y futuros ciudadanos, es de nuevo muy difícil y comprometida, más vinculada al optimismo o pesimismo personal y a la experiencia que al rigor y la objetividad. Yo quiero pensar que sí, quiero ser, por supuesto, optimista. Además, entiendo, y esto es desde mi punto de vista muy importante, que cada vez el profesorado es más sensible a los aspectos relacionados con la convivencia de los centros y con los valores que la sostienen, lo que hace imprescindible un trabajo sistemático de aspectos básicos de competencia ciudadana como son el respeto a la diferencia, la tolerancia, la defensa incuestionable de los derechos humanos, la inclusión, la aceptación de la diversidad como un enriquecimiento general, la igualdad de la mujer, etc. Soy de los que creen que si el profesorado, independientemente de las materias que imparta, se siente responsable del clima escolar y del bienestar de su alumnado avanzaremos rápidamente. Ya lo vemos, ya no nos resulta extraño percibir al alumnado, al margen de su edad, como se posiciona en la defensa y exigencia de los valores propios de la ciudadanía democrática.
País Vasco
Alfonso Fernández. FEAE País Vasco
En general, en el País Vasco es costumbre de las Administraciones Educativas respetar las prescripciones normativas derivadas de la regulación básica que realiza el gobierno central para el caso concreto de esta competencia, que ha tomado diferentes denominaciones según las Leyes Orgánicas (social y ciudadana según la LOE, social y cívica según la LOMCE y ciudadana según la LOMLOE). Según las informaciones de las que dispongo por el contacto con las personas implicadas en el desarrollo del currículo, no ha habido ninguna característica especial en el desarrollo del currículo de la LOMLOE en relación al de las anteriores leyes orgánicas.
Desde mi punto de vista sí es una competencia blanda, a pesar de que en algunas de sus derivadas en el País vasco existe un trabajo desde hace muchos lustros que ha tenido un notable acuerdo y desarrollo. Uno de sus ejemplos destacados es el realizado en convivencia positiva, cuyos inicios fueron liderados por Nélida Zaitegi y su equipo. ¿Por qué razones la considero una competencia blanda?
1.- Debido a la complejidad intrínseca de la propia competencia. Si en los centros educativos ya existen dificultades para poder concretar el currículo de las Matemáticas o de la Historia, se acentúa en el caso de la competencia ciudadana ¿Qué es pensamiento crítico?, ¿Qué actitudes y valores hay que desarrollar? ¿A qué nos referimos cuando queremos impulsar la participación activa?
2.- Por la ambigüedad o contradicción de la demanda que proviene de la normativa en vigor. Así por ejemplo, en los currículos de Bachillerato y FP desaparece la educación en valores, mientras que el de matemáticas o lengua no. Creo que el mensaje implícito es que la educación para la ciudadanía no importa en exceso.
3.- Debido al hecho de que los modelos sociales imperantes son frecuentemente opuestos a los valores y actitudes que se encarga desarrollar al sistema educativo.
En el País Vasco no ha existido tanto ruido mediático a la hora de poner en marcha esta competencia. Podría haber varias razones sociológicas que explican este hecho, pero la realidad es que no ha existido un gran debate social ni propiamente educativo.
En relación al debate sobre lo que se denomina “intromisión ideológica-adoctrinamiento” o “imposición de un modelo de conciencia moral” en la educación de las jóvenes generaciones, planteo dos cuestiones:
- La evidencia de que el profesorado y el resto de agentes educadores de los centros escolares educan siempre, por acción y por omisión, es decir que transmiten valores en todos los casos. Asimismo, educan sobre todo al poner en práctica los valores, actitudes y conductas que aspiran que se extiendan al alumnado. Por tanto, se trata de ser conscientes y coherentes con esta realidad, es decir, que las actitudes y las conductas sean coherentes con los valores que queremos transmitir al educar.
- La necesidad de huir de dos extremos al educar: del adoctrinamiento y del “todo vale”. ¿Cuáles son los límites que no deben traspasarse tanto en la escuela como en la familia?, es decir cuál es la franja aceptable y cuál la que la sociedad no admite. Conviene recordar que esto mismo ya se lleva a la práctica en ciertos ámbitos educativos desde hace muchos años. Por ejemplo, no es aceptable que una familia trate con violencia a sus hijos, por mucho que sea la educación que dicha familia haya elegido. Tampoco es aceptable que en un centro, un profesor denigre y ofenda a un alumno, aunque este haya tenido un mal comportamiento.
De lo anterior se deriva la importancia de acordar socialmente qué valores y actitudes, así como las correspondientes conductas, que la sociedad encomienda desarrollar al sistema educativo. A esto habría que añadir de qué manera llevarlo a cabo y cuáles son los límites aceptables dentro de los cuales deben desarrollar su tarea los agentes educadores de los centros. Esto requeriría el debate y el acuerdo sobre la esencia y el desarrollo de muchos de los contenidos de la competencia ciudadana, tales como adquirir pensamiento crítico y capacidad de análisis, la equidad y justicia, la diversidad cultural, la tolerancia y discriminación…..
En relación a si los valores ciudadanos están calando en los estudiantes podemos hablar de dos niveles:
Nivel macro (sistema socioeducativo):
Tengo una valoración fundamentalmente negativa. No se ha realizado el debate ni el acuerdo socioeducativo al que me refería en la anterior pregunta. No sabemos de qué estamos hablando cuando nos referimos a esos valores ni a su puesta en marcha. Además, no creo que exista la posibilidad de que esta realidad cambie en el corto o medio plazo.
Nivel micro (cada escuela, cada familia, barrio, municipio):
Sí creo que es posible. Hoy en día ya sabemos que muchos centros educativos ya han realizado un aprendizaje que es esencial. Han entendido que su misión más importante es sacar a cada uno de sus alumnos y alumnas adelante. Se han vuelto expertos en resaltar todo el potencial de sus aprendices, hacerles brillar a cada uno de ellos, y no se conforman con que sepan muchas matemáticas o lengua, sino que quieren contribuir a que se formen personas plenas. Son conscientes de que también se enseña y se aprende a relacionarse y a convivir, a ser activo socialmente o solidario con los que lo necesitan. La escuela es un microcosmos donde se activan las competencias para la vida, entre ellas la de ser ciudadanos con plenos derechos y que cumplan sus deberes. Estos centros educadores, sostenidos en comunidades educativas altamente comprometidas, consideran que la tarea que les corresponde es acompañarles en su crecimiento, en sus múltiples crecimientos, el personal, el social y el intelectual.
Estos alumnos y alumnas aprenden a socializarse en sus centros como agentes comprometidos y responsables, con sus compañeros y compañeras, con su profesorado, consigo mismos y con su entorno. En el futuro, esos valores serán los que pongan en práctica como miembros activos, ciudadanos de la sociedad en la que viven.
Castilla la Mancha.
Graciela Pérez. FEAE CLM
La educación en valores, cívicos y éticos es una parte fundamental del currículo educativo en España, y en particular en la etapa de Educación Primaria.
Castilla La-Mancha fue una de las primeras Comunidades Autónomas que aprobó los currículos de infantil, primaria, secundaria y bachillerato; incluyendo la asignatura de Educación en Valores Cívicos y Éticos en 5º de Educación Primaria y 2º de Educación Secundaria Obligatoria.
La educación en valores es un eje dentro del Proyecto Educativo de Castilla-La Mancha. Tiene como objetivo la formación de ciudadanos y ciudadanas críticos que participen activamente en la construcción de un mundo más combativo contra todo tipo de discriminaciones, más saludable y más respetuoso con el medio ambiente. Dicha afirmación parte de la base del Decreto 164/2002 en el que se regula la coordinación de las distintas consejerías de la Junta de Comunidades en materia de educación en Valores.
La educación en valores cívicos y éticos en Castilla-La Mancha tiene como objetivos generales la formación y orientación de los estudiantes para que sus acciones estén basadas en principios, normas y valores democráticos. Además, se busca fomentar el desarrollo de la autonomía personal, la comprensión del marco social de convivencia y el compromiso con los principios, normas y valores democráticos que lo rigen. En el tercer ciclo de Educación Primaria se incluye la Educación en Valores Cívicos y Éticos, en 5º curso, y se espera que los estudiantes promuevan y demuestren un modo de convivencia democrática, justa, inclusiva, respetuosa y pacífica a partir de la investigación y el autococimiento y la autonomía moral.
En el desarrollo normativo del área se han planteado unos criterios de evaluación que llevan como consecuencia la adquisición de las competencias específicas. Estos criterios de evaluación están a su vez planteados para trabajar los saberes básicos distribuidos en los bloques de:
- Autoconocimiento y autonomía moral
- Sociedad, justicia y democracia
- Desarrollo sostenible y ética ambiental.
Al contrario de lo que pueda parecer por los medios de comunicación, la implantación de dicha asignatura no ha generado mal estar dentro de la comunidad educativa en Castilla La-Mancha. Gracias al trabajo de información de los claustros y Equipos Directivos en los centros educativos, las familias y alumnado han comprobado que no se trata de una asignatura “politizada” como se ha intentado mostrar por diferentes vías.
La iglesia católica en este aspecto, cuando se comenzó en el desarrollo del Real Decreto en el que se trataba la nueva asignatura de ética y valores cívicos, apelaban a que se pudiera imponer una “ética de estado” atentando contra el derecho reconocido en la Constitución de que sus hijos reciban la formación religiosa y moral de acuerdo a sus convicciones. Con el desarrollo del Real Decreto y por lo tanto los currículos de la Comunidad, se ha mostrado una aceptación a la misma por los diferentes sectores de la sociedad. Las familias, aún procesando diferentes religiones, siendo más o menos conservadores, no han mostrado “un rechazo” a dicha asignatura.
Ahora, se plantea el interrogante de sí se le da importancia a la competencia ciudadana o por el contrario es clasificada como competencias blandas. Es verdad que, al no tener unos criterios medibles, el que se pueda depender de la perspectiva del docente o de sus valores personales, puede hacer caer en catalogarlas como competencias blandas, pero estaremos quitando un gran valor a las mismas.
Las competencias ciudadanas permiten que los ciudadanos contribuyan activamente a la convivencia pacífica, participen responsable y constructivamente en los procesos democráticos y respeten y valoren la pluralidad y las diferencias, tanto en su entorno cercano, como en su comunidad o en el nivel internacional.
Si relacionamos competencias blandas a habilidades blandas, la lista de las mismas es larga y necesaria para crear ciudadanos críticos, responsables, respetuosos con la pluralidad y diferencias: capacidad de respuesta, adaptabilidad, atención a los detalles, colaboración, habilidad para las comunicaciones, resolución de conflictos, creatividad, pensamiento crítico….es por lo tanto que no podemos caer en catalogarlas como “competencias blandas” dada a la importancia que tiene en nuestros alumnos.
Se ha realizado muchos esfuerzos para que estos valores calen en nuestros estudiantes, pero no es suficiente. No podemos caer en la idea de que sólo la escuela es el medio.
Existen muchos agentes externos a ella que inculcan valores a los alumnos y alumnas.
Aunque la educación promueva la tolerancia, respeto, inclusión…, lleva tiempo el que estos valores se arraiguen y se reflejen en las actitudes y comportamientos de la sociedad.
La familia y la sociedad desempeñan un papel fundamental en la formación en valores de los alumnos y alumnas. Los valores que se reciben pueden complementar o contrarrestar lo que se enseña en la escuela.
Además, la influencia de los medios de comunicación no se puede subestimar. Los estudiantes están expuestos a una gran cantidad de mensajes que tienen impacto significativo en sus actitudes y valores.
Teniendo en cuenta lo tratado, aún nos queda mucho camino que andar.
Castilla y León
Juan Carlos Valer. CSFP CyL
El proceso que han seguido las áreas de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos y Educación en Valores cívicos y éticos en el Currículo de Castilla y León ha sido:
LEY ORGÁNICA DE EDUCACIÓN (2006)
OBJETIVO PRINCIPAL DE LA EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA EN LA CONCRECCIÓN CURRICULAR DE CASTILLA Y LEÓN: fomentar la asunción de deberes y desarrollo de hábitos cívicos para ejercer de este modo una ciudadanía eficaz y responsable.
- DECRETO 40/2007, de 3 de mayo, por el que se establece el Currículo de la Educación Primaria en la Comunidad de Castilla y León. La asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos se imparte en el quinto curso del tercer ciclo.
- DECRETO 52/2007, de 17 de mayo, por el que se establece el currículo de la Educación Secundaria Obligatoria en la Comunidad de Castilla y León. La asignatura de Educación para la Ciudadanía se divide en dos materias, una de ellas se imparte en el segundo curso de la Educación Secundaria Obligatoria como Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos; y la otra se imparte en el cuarto curso de la Educación Secundaria Obligatoria como Educación Ético-Cívica.
MODIFICACIÓN DE LOS DECRETO 40 Y 52 (2013) – DECRETO 6/2013, de 31 de enero
Se lleva a cabo una modificación en la redacción de las enseñanzas mínimas del área de Educación para la Ciudadanía adecuándola a la normal estatal, manteniendo los niveles en los que se imparte dicha área.
- A la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos que se imparte en el quinto curso de educación primaria, se le añaden contenidos de autonomía personal y hábitos de vida saludable.
- En las asignaturas de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos y Educación Ético-Cívica que se imparten en la educación secundaria obligatoria, se potencia el desarrollo de la cultura del respeto, al medio ambiente, a la vida saludables, así como la toma de conciencia de enfermedades y adicciones.
LEY ORGÁNICA PARA LA MEJORA DE LA CALIDAD EDUCATIVA (2013)
La concreción curricular de la Ley en Castilla y León tiene lugar en los años 2015 y 2016.
La asignatura de Educación para la Ciudadanía desaparece como asignatura, apareciendo en el currículo de forma transversal a través del área: Valores Sociales y Éticos.
- DECRETO EDU 362/2015, de 3 de mayo, por la que se establece el currículo y se regula la implantación, evaluación y desarrollo de la educación secundaria obligatoria en la Comunidad de Castilla y León, establece la asignatura de Valores Éticos como alternativa al área de Religión durante los cuatro cursos. Es un área cuyo objetivo general busca la compresión del mundo en el que vivimos no solo como universo de acontecimientos que se explican desde una perspectiva científica o histórico social, sino también, y especialmente, como espacio de decisiones libres que comportan una responsabilidad con respecto a uno mismo y las demás personas, los demás seres vivos y el propio medio natural. Toma de decisiones.
- DECRETO EDU 26/2016, de 21 de julio, por la que se establece el currículo y se regula la implantación, evaluación y desarrollo de la educación primaria en la Comunidad de Castilla y León. El área de Valores Sociales y Éticos aparece como alternativa al área de Religión durante toda la etapa. Recorre de manera transversal el currículo. Entre sus objetivos, destaca la búsqueda del alumnado de su propia identidad y la de los demás, potenciar la escucha, el compartir, el saber relacionarse, el respeto de opiniones, así como la negociación de conflictos entre iguales.
LOMLOE (2020)
- DECRETO EDU 38/2022, de 29 de septiembre, por el que se establece la ordenación y el currículo de la educación primaria en la Comunidad de Castilla y León. La asignatura Valores Cívicos y Éticos se impartirá en el sexto curso de educación primaria. Es un área que busca el ejercicio crítico y responsable de la ciudadanía y la educación integral de las personas. En el resto de los cursos aparece de forma transversal en la mayoría de las áreas.
- DECRETO EDU 39/2022, de 29 de septiembre, por el que se establece la ordenación y el currículo de la educación secundaria obligatoria en la Comunidad de Castilla y León. La asignatura Valores Cívicos y Éticos se cursa en el tercer curso de la etapa buscando la conciencia de la identidad personal, social y cultural de los alumnos/as, así como su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Desde el comienzo de este proceso de desarrollo curricular hasta el día de hoy, el Servicio de Formación del Profesorado, Innovación e Internacionalización que pertenece a la Dirección General de Innovación y Formación del Profesorado de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León ha llevado a cabo apuesta sólida por la formación del profesorado de manera que ésta pudiera recaer en la enseñanza del alumnado y posteriormente en nuestra la sociedad.
¿CÓMO? A través de:
- Actividades formativas específicas para el profesorado sobre las asignaturas: Educación para la Ciudadanía y de los Derechos Humanos y Educación en Valores Sociales, Cívicos y Éticos. Estas actividades formativas han sido ofertadas y llevadas a cabo desde los diferentes Centros de Formación del Profesorado de la comunidad.
- Programas formativos del profesorado sobre: conocimiento y respeto de los Derechos Humanos y de la Infancia, la Constitución Española en el aula, educación para el Desarrollo Sostenible, igualdad entre Mujeres y Hombres, respeto a la Diversidad o Fomento del Espíritu Crítico.
- Creación de un Modelo de Competencias Profesionales del Profesorado en el curso 2009-2010, y una actualización de éste, definiendo un Nuevo Modelo de Competencias Docente en enero del año 2023. Este nuevo modelo se desarrolla en torno a la importancia de concebir el perfil docente sobre un marco que recoja las competencias profesionales necesarias para hacer frente a los retos del nuevo contexto social y educativo. Debe ayudar a fortalecer la profesión docente partiendo de la premisa de que el profesorado es un elemento determinante de la calidad de cualquier sistema educativo y, por ende, agente de cambio social.
En la comunidad de Castilla y León, siempre se antepuesto la búsqueda de la equidad y calidad educativa por encima de cualquier otro factor.
Por eso, desde mi puesto de asesor de formación del profesorado, puedo afirmar que en Castilla y León existe una oferta formativa ampliamente variada y heterogénea, destinada a docentes y familias, cuyo objetivo no es otro que la búsqueda de la equidad y calidad educativa, como antes he comentado.
Para ello:
- FORMACIÓN DOCENTE: existe una amplísima oferta de actividades formativas a través de: cursos, proyectos de innovación, grupos de trabajo, seminarios, planes de formación en centros…. Muchas de estas actividades permiten a los docentes de la comunidad formarnos de manera gratuita en contenidos y aspectos como los que están siendo expuestos en esta interesante mesa redonda: valores democráticos, espíritu crítico, autoestima, relaciones interpersonales, resolución de conflictos, escucha, toma de decisiones libre y responsable, respeto por los derechos humanos, compromiso con los objetivos de desarrollo sostenible….
Podríamos destacar:
- CURSOS SOBRE PENSAMIENTO CRÍTICO, A.M.I. (ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA E INFORMACIONAL) a través del cine: que buscan potenciar el fomento del desarrollo cívico y social y la responsabilidad en el consumo, proporcionando un aprendizaje crítico en la toma de decisiones libres e informadas manteniendo un sentido democrático. A través del cine, el profesorado debate y expone sus opiniones y formas de parecer y actuar en relación con diferentes situaciones que el curso plantea.
- GRUPOS DE TRABAJO Y JORNADAS SOBRE LA LECTURA EN PÚBLICO: ponen en valor la comprensión de textos para realizar una lectura expresiva de los mismos y potenciar la escucha activa.
- La conocida como LIGA DEBATE: es una actividad formativa que busca el fomento de las prácticas discursivas. La formación en el ámbito de la expresión oral en público en su vertiente oratoria persigue dotar al alumnado de estrategias como la búsqueda de información, análisis, el trabajo en equipo y las destrezas y reglas necesarias para debatir o impartir un discurso.
FORMACIÓN FAMILIAS:
La Consejería de Educación con la colaboración de las AMPAS de los centros educativos organiza programas formativos e informativos sobre:
- Participación, competencias y atribuciones AMPAS en los centros educativos.
- Ayudas transporte escolar alumnado ESO.
- Estrategias con el alumnado de altas capacidades.
- Prevención del suicidio en adolescentes.
- Alimentación – Diabetes.
En resumen, una formación de calidad para la comunidad educativa.
Desde el punto de vista de la formación docente, Castilla y León desarrolló y ofertó a través de sus Centros de Formación del Profesorado formación propia y específica para la Competencia Ciudadana con:
- Cursos sobre Educación para la Ciudadanía en Educación Infantil, Primaria y Secundaria y Bachillerato en Castilla y León que proporcionan al profesorado contenidos teóricos y recursos metodológicos y didácticos para impartir la materia de Educación para la Ciudadanía; presentan al profesorado recursos y materiales existentes sobre la materia de educación para la Ciudadanía; forman a los docentes sobre el diseño y elaboración de propuestas específicas de intervención educativa para el desarrollo de la materia.
- Cursos, seminarios y grupos de trabajo sobre la Educación en Valores Cívicos y Éticos que, proporcionan al profesorado formación teórica sobre el tema, así como, directrices para la creación de recursos metodológicos que luego lleguen al alumnado en las aulas.
A su vez, y de manera de manera más transversal, pero no menos importante, la formación en competencia ciudadana, actualmente, se lleva a cabo a través de programas o proyectos de innovación educativa como:
- Programa Educación Responsable: programa pionero e innovador que promueve el desarrollo emocional, social y creativo de niños y jóvenes de entre 3 y 16 años, potenciando su talento y creatividad para ayudarles a ser autónomos, competentes, solidarios y felices.
- Proyectos de Innovación Educativa: como el PIE “PRÓXIMA ESTACIÓN: ODS 2030”: proyecto integral de centro con una propuesta para la acción de toda la Comunidad Educativa. A través de la metodología de “Aprendizaje Servicio” en el que la finalidad última de esta propuesta curricular no es solo la adquisición de nuevos conocimientos o la profundización y refuerzo de otros, se llevará a cabo el impulso y la mejora de las capacidades y, sobre todo, de las actitudes y valores. Busca que el conocimiento sirva para concienciar y sensibilizar, pero también para “aprender a aprender” cómo funciona el mundo, cómo las diferentes problemáticas de nuestro planeta se relacionan entre sí y cómo yo puedo ayudar a solucionarlas.
Para terminar, señalar que en la actualidad, nos encontramos en un momento crucial para reflexionar sobre la efectividad de la educación en la transmisión de valores fundamentales como la tolerancia, el respeto, los derechos humanos y la inclusión. A lo largo de décadas, hemos trabajado incansablemente en la promoción de estos principios en nuestras aulas.
Existe un cambio de mentalidad social en general.
Es innegable que hemos experimentado un cambio de mentalidad en la sociedad en general. Las personas estamos expuestas a una rica variedad de culturas, creencias y perspectivas, lo que ha llevado a una mayor apertura y aceptación de la diversidad. Esto, sin duda, ha influido en nuestros estudiantes, quienes están creciendo en un mundo más diverso y multicultural que nunca. Sin embargo, aunque la mentalidad social esté evolucionando, no podemos dar por sentado que los valores se transmiten automáticamente.
Los docentes y la comunidad educativa juegan un papel fundamental.
Los docentes desempeñamos un papel esencial en la formación de nuestros futuros ciudadanos. Somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de transmitir: valores de tolerancia, de democracia, de respeto, de compromiso con los derechos humanos o con los objetivos de desarrollo sostenible, con la inclusión de diversidad en el entorno educativo. La enseñanza no se limita solo a los contenidos curriculares, sino que también incluye la formación de ciudadanos conscientes y éticos, por ello, es fundamental que los educadores seamos ejemplos vivos de estos valores.
El binomio escuela-familia debe ir unido.
La educación no es una responsabilidad exclusiva de nuestros centros educativos; las familias también desempeñan/desempeñamos un papel importante. El aprendizaje de los valores se refuerza cuando la escuela y la familia trabajan juntas en armonía. Esta colaboración crea un ambiente coherente que fortalece la competencia ciudadana y potencia la transmisión de valores.
La formación del profesorado es fundamental.
Para que los docentes seamos efectivos en la transmisión de valores, es esencial que recibamos una formación adecuada en este sentido.
La formación del profesorado debe continuar fomentando programas y proyectos formativos que promuevan la formación en valores democráticos, de tolerancia, de respeto, de igualdad entre hombres y mujeres, de inclusión; así como, continuar con la oferta de actividades formativas que permitan el desarrollo del espíritu crítico, de la escucha activa, de la resolución de problemas, de la toma libre y responsable de decisiones, etc. ya que los docentes debemos adaptarnos a las necesidades cambiantes de nuestros estudiantes y de la sociedad en general.
Por eso, desde la Red de Formación del Profesorado de Castilla y León seguimos trabajando y llevando a cabo procesos de prospectiva sobre el panorama educativo para hacer llegar al profesorado una formación completa, ajustada a sus necesidades y de calidad.