Revista sobre educación y liderazgo educativo DYLE Nº6

DYLE Nº6

Columna internacional

La pandemia de covid-19 y el uso de emergencia de la educación a distancia

Joao Ferreira de Oliveira

Professor Titular da Universidade Federal de Goiás - Brasil

Daniela da Costa Britto Pereira Lima

Doctora en Políticas Públicas, Estrategias y Desarrollo por la Universidad Federal do Rio de Janeiro (UFRJ). Profesora de la Universidad Federal de Goiás (UFG).

Hoy en día, somos todos testigos de cómo se descubrió un nuevo Coronavirus a finales de 2019, después de que se informaran varios casos en China. Este virus causa la enfermedad conocida como COVID-19, que se considera como una pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el 11 de marzo de 2020. Desde entonces, varios países han tratado de prepararse para enfrentarse a la enfermedad y una de las medidas adoptadas fue la suspensión temporal de clases en centros educativos en todos los niveles y modalidades de educación, con el objetivo de reducir el contagio y la propagación del virus. Según la UNESCO, esta suspensión impactó al 91.3% de la población estudiantil del mundo, marcando la suspensión de las actividades lectivas en 188 países, lo que afectó a más de 1.576.021.818 de alumnos y alumnas (https://en.unesco.org/covid19/educationresponse. Consultado el 07/04/2020).

Con la pandemia del coronavirus avanzando, las recomendaciones de las autoridades sanitarias en todo el mundo fueron suspender y restaurar las clases tan pronto cuando la enfermedad se estabilice. Sin embargo, se tomó rápidamente una segunda decisión, como ha sucedido en Brasil; autorizar el uso de la Educación a Distancia (DE) o el desarrollo de herramientas en línea y medios digitales para reemplazar la actividad del aula, tanto en la educación básica (de 0 a 17 años) y en la educación superior. La decisión de utilizar la educación a distancia o las herramientas y medios digitales debe tomarse con precaución, atención y cuidado, debido a varios factores que consideramos a continuación.

El primer factor se refiere a la realidad y al contexto por el que atraviesan todas las personas, familias, jóvenes y adolescentes, ya que es un momento de incertidumbre en torno a si están o no infectados por el COVID-19, si tienen o no un trabajo y un salario; ya que tener o no una fuente de ingresos que garantiza la supervivencia de la familia es un elemento clave. Además, este es un momento de sacrificio por tener que:

a) quedarse solo en la casa en cuarentena, sin poder ver a otros miembros de la familia;

b) compartir la casa con el trabajo y, al mismo tiempo, acompañar a los hijos;

c) sufrir muchos cambios repentinos en las relaciones y rutinas familiares, causando estrés psicológico y otras formas de malestar.

Además, se suscita la inquietud de la búsqueda incesante de contenido o conocimiento escolar formal, dejándonos con la siguiente pregunta: ¿Qué es lo más importante para la educación, la transmisión de contenido o el conocimiento escolar formal? ¿Aprender a lidiar con los cambios resultantes de este nuevo tiempo, comprender los cambios familiares, sociales, culturales, económicos, comprender las características de este nuevo virus y aprehender las nuevas relaciones globalizadoras establecidas, entre otras, para la capacitación de los estudiantes?

En este contexto, sin embargo, no podemos ignorar el hecho de que el uso de medios y/o herramientas digitales o en línea de manera no presencial, es decir, a distancia, también es educación. La educación a distancia también se puede utilizar de manera formal e intencional, del mismo modo que se lleva a cabo con la educación presencial. Por lo tanto, en una perspectiva de calidad académica y social, la educación a distancia debe planificarse y los profesionales que trabajan en ella deben recibir capacitación y formación específica para su uso. La educación a distancia es una modalidad educativa y, por lo tanto, tiene sus especificidades que le son propias. Entre ellas, destacamos la gestión de su oferta y uso, la organización del currículum y los procesos de comunicación. Asociado a estas especificidades, también existe el problema del acceso a Internet de calidad; la velocidad y la estabilidad de la señal y los equipos electrónicos (principalmente en los países en desarrollo) que permitan el acceso a actividades o clases a distancia, tanto a docentes como a alumnos; primeras condiciones estas para la provisión de educación por medios y/o herramientas digitales y/o en línea. Esto requiere una mayor planificación y disponibilidad de diferentes posibilidades para los alumnos, especialmente para aquellos que se inscribieron en cursos presenciales en lugar de cursos de educación a distancia. Este factor requiere reflexionar sobre otro elemento importante de análisis: la formación del profesorado.

El uso como medida de emergencia de la educación a distancia presenta debilidades ya que la capacitación inmediata no es factible y los profesionales de la educación, sin capacitación, tenderán a llevar a cabo la transposición didáctica de lo que se hace en persona, descalificando o malempleando este tipo de educación y corriendo un alto riesgo de no acompañar debidamente a los estudiantes. Norma de calidad académica y social para su desarrollo. Además, lo que se ha visto y ya se ha informado y referido en páginas web de tipo periodístico de países que implementaron la educación a distancia durante la pandemia es el agotamiento de los docentes, con un aumento de horas de trabajo diarias en un contexto de falta de condiciones para este y con muchos sacrificios, incluidos los de índole económica al tener que adquirir equipos, accesorios, herramientas digitales e incluso tener que aumentar la calidad, velocidad y estabilidad de su señal de Internet.

Sin embargo, considerando los factores enumerados, Brasil y otros países, si se definen y apuestan por incluir clases con medios y/o herramientas digitales y/o en línea, y por ello deben considerar, entre otros elementos los siguientes:

El perfil de los estudiantes con acceso a internet en sus hogares y con acceso a un ordenador / notebook para el desarrollo de actividades educativas. Sin esta posibilidad de acceso cualificado por parte de los estudiantes, la única posibilidad que nos resta es la implementación de clases por medios digitales. Pero, aun suponiendo que la mayoría de ellos o de sus familiares tiene teléfonos celulares con acceso a internet, es necesario pensar en la planificación de las clases siempre con dos o más posibilidades u opciones para los alumnos.

Inseguridad y aprehensión por parte de gerentes, maestros, estudiantes y padres; se vuelve necesario utilizar el tiempo para planificar la implementación del proceso de clase por medios y/o herramientas digitales, ya que la planificación de estas clases requiere: que todos los profesores y maestros reciban orientación sobre cómo pueden desarrollar sus clases, con qué herramientas, software o aplicaciones cuentan y cómo funciona cada una de ellas (tutoriales); los estudiantes deben recibir antes del inicio de las actividades manuales y/o de video y/o de texto sobre el proceso a desarrollar y los tutoriales para cada una de las herramientas y/o aplicaciones, entornos o software utilizado; solo después de estos procesos deberían comenzar las clases.

Los usos de los medios y/o herramientas digitales se pueden usar con calidad y pueden cumplir los objetivos propuestos, pero deben planificarse y elegirse bien para que el sistema utilizado no se bloquee, obstaculizando el acceso, dejando al estudiante confundido. Para acometer esto, la planificación requiere de un equipo multidisciplinario, compuesto por personas del área de tecnologías informáticas para garantizar el acceso simultáneo y determinadas formas de acceso. El uso, en este caso, sería prácticamente extensible a toda la institución educativa y, por ello, se haría necesario proporcionar varios medios gratuitos que funcionasen como un uso alternativo para el maestro o profesor. Si la opción fuese proporcionar información, textos, videos (tutoriales) y grabaciones a los alumnos que no lo pueden hacer simultáneamente, pero dentro de sus posibilidades, hay varios entornos libres para esto (como Moodle). Para otras formas de comunicación, también existe la posibilidad de crear un Podcast con una aplicación gratuita, como Anchor; para actividades de colaboración o información diversa a los estudiantes, se pueden utilizar Telegram, WhatssApp, Padlet (gratuitas); entre otras. Sin embargo, en cualquier contexto imaginable, es necesario definir qué usar y planificar con detalle cómo usar y en qué condiciones emplear los medios y/o herramientas digitales en las aulas. Además, es necesario tener claro la necesidad de defender el desarrollo de la educación a distancia, en una perspectiva de calidad académica y social, con el objetivo de contribuir a la democratización e inclusión social de los estudiantes y no como una improvisación en momentos y situaciones de emergencia. La educación es una práctica y un derecho social y no puede reducirse a la simple y mera transmisión improvisada de contenidos disciplinarios y/o curriculares.

Así hemos procurado aportar desde una perspectiva de didáctica y organización escolar centrada en el caso y en la respuesta de Brasil; una respuesta extrapolable a otros países y contextos educativos, a la pandemia del COVID-19 para continuar en situaciones de dificultad con el proceso de enseñanza-aprendizaje en todos los niveles educativos