DYLE Nº 24

Faro
María Teresa Alvarado Turiel
Inspectora de Educación. Profesora asociada Universidad de Valladolid
María Begoña Codesal Patiño
Asesora de Educación Digital CAFI Galicia
El conocimiento intergeneracional se configura como un campo de estudio complejo y multidimensional, que ha adquirido relevancia en los ámbitos organizativo, educativo, social y cultural. En su esencia, esta área de investigación se enfoca en la transferencia bidireccional de saberes, valores, habilidades y competencias entre distintas cohortes de edad, con el propósito de garantizar la continuidad, la innovación y la adaptación al cambio. La documentación recogida en Wakelet ilustra un interés creciente por comprender y operacionalizar las dinámicas mediante las cuales el acervo de experiencias pasadas se combina con las nuevas perspectivas contemporáneas, resultando en prácticas sostenibles y socialmente inclusivas.
El conocimiento intergeneracional puede entenderse como un proceso social e histórico, en el cual se integran las teorías del aprendizaje social (Bandura, 1977), el aprendizaje organizativo (Argyris & Schön, 1996) y el concepto de comunidades de práctica (Wenger, 1998). Estas corrientes teóricas aportan un sustrato conceptual que legitima la idea de que el conocimiento no es estático, sino que circula y se transforma a través de interacciones significativas entre individuos de distintas edades. El marco teórico se nutre también de los postulados de la gerontología social, que analizan las relaciones entre generaciones y la construcción de la identidad colectiva, así como de las teorías de gestión del conocimiento (Nonaka & Takeuchi, 1995), que enfatizan la importancia de capturar, compartir y reutilizar saberes para mantener la competitividad y la resiliencia en entornos en constante cambio.
Diversas investigaciones han puesto de relieve que las organizaciones que integran a personas de diferentes edades, gestionan adecuadamente la transmisión de experiencias acumuladas y aprovechan las destrezas emergentes de las generaciones más jóvenes generan entornos más innovadores, flexibles y diversos. En los centros educativos, la sinergia generacional, expresada a través de proyectos de mentoría inversa o residencias docentes intergeneracionales, propicia un intercambio de conocimientos que fortalece las competencias pedagógicas, la adaptación a las nuevas tecnologías y el capital intelectual institucional.
En el ámbito corporativo, la Fundación SERES y otros autores señalan que la integración consciente del conocimiento intergeneracional reduce la brecha digital, retiene competencias claves y disminuye el riesgo de pérdida de saberes críticos ante las jubilaciones. Este proceso, respaldado por programas de mentoría inversa o la adopción de certificaciones especializadas en aprendizaje intergeneracional contribuye al desarrollo de culturas organizativas abiertas al cambio, minimiza estereotipos generacionales y promueve el respeto mutuo.
Los aportes de Alerces sugieren que, en diversas culturas, la oralidad, los rituales y la práctica colaborativa resultan cruciales para la transmisión del conocimiento. Este legado se integra con las nuevas tecnologías y plataformas digitales que, según la Beth Johnson Foundation pueden emplearse para superar las barreras geográficas y fomentar el aprendizaje-servicio intergeneracional. Estas acciones reducen la brecha digital y favorecen el envejecimiento activo, situando la inclusión social como eje de la sociedad del conocimiento.
Los recursos analizados proponen un enfoque sistémico del aprendizaje intergeneracional y exhiben patrones comunes:
- La necesidad de estructurar procesos formales e informales de mentoría, tanto tradicional como inversa, en las organizaciones.
- El reconocimiento de las dinámicas de cooperación y reciprocidad como claves para la construcción de una cultura inclusiva.
- El aprovechamiento de entornos virtuales y herramientas tecnológicas como puentes entre generaciones.
- La importancia de integrar las prácticas tradicionales y las perspectivas emergentes para generar valor social, educativo y económico.
Como vemos, el conocimiento intergeneracional emerge como un constructo que oscila entre la herencia de un capital cultural acumulado y la imperiosa necesidad de reconfigurar dichos saberes a la luz de las transformaciones contemporáneas. Lejos de ser una simple transferencia lineal, el conocimiento se recrea y resignifica, generando entornos más inclusivos, colaborativos y adaptativos.

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