Revista sobre educación y liderazgo educativo DYLE Nº10

DYLE Nº10

Foro abierto

Cuidaos, cuidadlos

Kerman Ibarra Iriondo

Ex director del Instituto Txorierri de Derio

Bienvenida al emocionante y edificante mundo de la dirección. Seas lo que seas, ocupes el cargo que ocupes, secretaria, jefa de estudios, coordinadora o directora, tu caso, no olvides que eres parte de un equipo. Ellas no son tu equipo.

Afortunadamente sois un equipo muy potente, con muchas potencialidades, muchos talentos y mucho talante. Un buen equipo directivo implicado, como el vuestro, cercano al alumnado, como el vuestro, accesible a las familias, como el vuestro, implicado con el profesorado, como el vuestro, es la columna vertebral de un centro educativo. Y vuestro centro educativo se yergue muy derecho porque tiene una columna vertebral excelente: vosotras.

La cercanía del equipo directivo es fundamental, para dar seguridad a alumnado, familias y profesorado, para tener información directa de lo que acontece en el centro y para resolver los diferentes conflictos que vayan surgiendo, que surgen a diario. Conflictos entre alumnos y alumnas, entre alumnado y algún profesor o profesora, entre alguna familia y alguna profesora o profesor. Hay que intervenir, sabedoras de que en muchas ocasiones los problemas no se solucionan, pero se encaminan. Eso es importante. Creer en la solución de los problemas genera mucha frustración. La mayoría de ellos, de los problemas tan sólo se encaminan, que no es poca cosa. Y seguramente con el paso del tiempo reaparecerán y deberán ser encaminados de nuevo. Los problemas son parte importante de la vida y, consecuentemente, de la educación. No querer ver los problemas es un error. No hacerles frente es un inmenso error. Estad atentas, ved los problemas y trabajad con las personas implicadas para encaminar la situación.

Y lo haréis bien porque vuestro equipo está muy bien organizado. Hay una coordinadora en cada curso. Claro, no es un instituto cualquiera. Más de ochocientos alumnos y alumnas. En torno a 160, siete aulas por curso de la ESO. Y con casi doscientas alumnas y alumnos en Bachillerato. Dirección cercanaTareas descentralizadas. Las coordinadoras se reúnen semanalmente con las tutoras y tutores de las siete clases correspondientes a cada curso y con la orientadora que corresponda. Y en esas reuniones salen todos los temas, todos los conflictos, académicos, disciplinarios, de convivencia, de orientación. Y luego la coordinadora, en las reuniones del equipo directivo, comparte la información y las posibles propuestas para encaminar los problemas existentes con el resto del equipo. Y durante la semana, todos los días, la presencia de la coordinadora se nota en las clases, lo nota el profesorado, que se siente acompañado, no controlado, y el alumnado que descubre una dirección cercana, firme cuando hay que serlo, pero dispuesta a tender puentes en todo momento. Porque la educación consiste en gran medida precisamente en eso: el equilibrio entre la firmeza y los puentes que tendemos. Nunca hay que romper el vínculo con ninguna alumna ni alumno. Por muchas barbaridades y bien gordas que ésta o éste haya realizado.

Así que en el equipo sois ocho personas: una coordinadora por curso de la ESO, coordinadora de bachillerato, secretario, jefa de estudios y tú, la directora. Y el reparto de tareas, aparte de algunas claramente unidas al cargo, se hará en base a los talentos de cada una de las personas integrantes del equipo. Quizás los manuales de dirección digan que entre las tareas de una directora están labores que el secretario es capaz de hacer con mayor eficacia. Pues que las haga el secretario. Otras labores encomendadas oficialmente a éste posiblemente las haga mejor quien tiene el cargo de la jefatura de estudios. Equipo y equilibrio. Esa, quizás, sea una de las tareas más importantes que tú puedas hacer: vigilar los equilibrios y cuidar al equipo. Todas y cada una de las personas del equipo directivo tiene que estar y sentirse acompañada en todo momento. Cuidaos.

Lo que no tienes que ser, directora, es ni la estrella del equipo ni la que más interviene en las reuniones, sean cuales fueran. Acompañar, mantener el equilibrio, ayudar. En mi opinión esas son las claves. Esas y saber quién o quiénes son las personas que más saben de cada una de las cuestiones que pueden ir surgiendo en torno a la gestión del instituto. Y acudid a ellas con humildad y entusiasmo. Este último que no se pierda, el entusiasmo. Sentir entusiasmo por lo que haces es un pilar fundamental de la felicidad. Y a eso hemos venido a este planeta. Disfrutar del trabajo, con responsabilidad, es asegurar que disfrutas de la vida durante un montón de horas al día. No es moco de pavo.

Que cada persona aporte lo mejor de sí. Lo que pueda aportar. Las personas no tenemos déficits, tenemos cualidades, talentos y potencialidades. Pensad en positivo. Tendríamos déficit si estuviera escrito cuanta cantidad de cada una de las virtudes humanas debiera tener cada persona. Cien kilos de efectividad. ¿Efectividad para hacer qué? Cien vatios de autoridad. ¿Cómo se mide la autoridad de una persona?

Creo que si pensamos, si piensas, en estas claves, huirás de personalismos idiotas y contraproducentes, defenderás el “cohacer”, el “copensar” como maneras insustituibles de trabajar a gusto, en equipo, con menos presión, con más felicidad. Y trabajar feliz, ya tú sabes que diría un argentino, es fundamental para hacer bien los trabajos que tenemos entre manos.

Otra idea que creo que está relacionada con todo esto que intento compartir contigo: estate abierta a todo tipo de ideas, vengan de las bocas que vengan. En muchas ocasiones, lo leí hace tiempo en todos y cada uno de los libros sobre creatividad escritos por Edward De Bono (citar a este autor es el toque pedante del artículo, el único espero), pero también lo he comprobado en muchas ocasiones, las mejores soluciones, esas que ayudan a encaminar los problemas, vienen de personas que no están directamente involucradas en el problema que tenemos entre manos. Surgen buenas ideas en las conversaciones con madres, padres, profesorado y, por supuesto, muchas soluciones geniales nacen en la cabeza de nuestras alumnas y alumnos. Comparte tus inquietudes y escucha lo que te dicen.

Por esa razón, no te olvides nunca del personal del centro que no se dedica a tareas académicas: personal de limpieza, administrativas, bedeles y monitoras de autobús. Reuniros con ellos y ellas de vez en cuando, dos o tres veces a lo largo del curso, en el despacho de dirección, sentadas todas, con tiempo, para hacerles partícipes de la gestión del instituto, para escuchar sus puntos de vista, sus problemas. Cuenta con ellos y dedícales tiempo. Se lo merecen y además una relación fluida con este personal ayuda mucho en muchas ocasiones.

Otra idea que creo que es importante: casi siempre es mejor una propuesta, un proyecto, realizado por un profesor o un equipo de profesoras que quizás no sea tan bueno como os gustaría, el proyecto digo, que sacar adelante una propuesta o un proyecto posiblemente mejor realizado exclusivamente por el equipo directivo. Amplía el círculo de personas involucradas en las diferentes, muchas, muchísimas, tareas que hay en un instituto del tamaño del vuestro, nuestro un poco todavía. Y para ello tienes que confiar y demostrar esa confianza. Potenciar la participación del profesorado en tareas colectivas es hacer colectivo. Y un instituto es un colectivo. Cuantos más profesorado haya trabajando en la elaboración, mejora y actualización de proyectos, normativas y reglamentos, mejor. Vuestra tarea es coordinar ese trabajo, esos trabajos, y tratar de que se mantenga la necesaria coherencia.

Hablando de proyectos, reglamentos y planes educativos. Cualquier documento del centro debe ser un documento vivo. El ROF, el Proyecto Educativo, el Proyecto de Convivencia, y cualquier otro que pulule por ahí debe ser conocido, al menos en sus puntos más significativos, y debe revisarse anualmente, aprovechando esas dinámicas que debéis generar para revisar esos documentos para hacer grupo. Consensuad periódicamente documentos que deben ser, ante todo utilizables y utilizados. Un documento, un plan de centro enmarcado sólo sirve de adorno o para tener contenta a una inspección clásica, de esas que desgraciadamente abundan. Estos documentos deberían ser un medio para hacer equipo, para hacer centro, para discutir ideas, nunca un fin: tener escrito el “definitivo” proyecto educativo de centro no creo que sirva para mucho.

La participación de todo el personal, en mayor o menor medida, es imprescindible. Y es tarea vuestra impulsarla. El personal debe participar en la medida de lo posible y ser consciente de que lo hace, de que participa. Hacer es importante, pero ser consciente de que haces también lo es. Que el instituto marche bien es importante, pero que profesorado, alumnado, personal no docente y familias, es decir todo el mundo que está en torno al centro, sienta que el instituto marcha bien es tan o más importante. Para ello la información periódica, la comunicación habitual con todo el personal, es imprescindible para asegurar el buen funcionamiento de un centro. Conseguir que el personal se comprometa en tareas que trascienden el aula, en labores distintas a la responsabilidad de dar clases a diario, es conseguir mucho.

Ya te he dicho lo de la participación, lo de tener vuestro despacho abierto a alumnado, profesorado, familias y personal del centro. Haz reuniones en tu despacho, en vuestro despacho. Que el despacho sea una parte más del centro, no el salón del trono. Sed firmes con alumnado y profesorado, pero sin olvidaros de tender puentes, nunca derribarlos, sobre todo con las alumnas y alumnos.Y cuando digo firmes con el profesorado quiero decir que hay que intentar que todo el profesorado haga bien su trabajo, entendiendo que nuestro trabajo se puede hacer bien, muy bien, de muchas maneras distintas, afortunadamente. La diversidad en la práctica académica es una riqueza. Pero todo el profesorado debe saber que hay unos límites. Lo más importante en un instituto no es el profesorado, son las alumnas y alumnos. Y las alumnas y alumnos deben aprender, sentir que aprenden, tienen que ser tratados con respeto, todas y todos.

Pues si ya te he dicho todo eso paso al siguiente capítulo que se llama relaciones con inspección, delegación, servicios educativos varios. Mi experiencia me dice que en ese tipo de cargos hay mucho inútil con ganas de ganar más pelas, huir de las aulas u ocupar cargos que dan más prestigio. Y son peligrosos porque pueden dificultar mucho vuestro trabajo. Creo que uno de los mayores déficits que tiene el sistema educativo es la evaluación de estos cargos de responsabilidad. Ellos pueden inspeccionar y evaluar tu trabajo, y eso está muy bien, pero nosotros no podemos hacer lo mismo con el suyo. La evaluación debe ser bidireccional.

Pero no hagas mala baba con este asunto. Mejorarlo no está en tus manos. Por eso mi consejo es que seáis listas: intentad sacar provecho de vuestra relación con esas personas, buscad aquello que puedan aportar e intentad que lo aporten. Paciencia con ellos. No os enfadeis. Enfadarse genera infelicidad y hay que cuidarse.

Bueno ya me despido. Que tengas mucha suerte. Recuerda que necesitas tener visión condor siendo ratón, trabajando con la escoba. Que tenéis un compromiso con el alumnado, con todas las alumnas y todos los alumnos. Que a veces tendrás que inventar fórmulas no escritas para atender a todas y todos ellos como merecen, las más listas, los más inquietos, las más enfadadas, las recién llegadas de países lejanos, sin excepción. Trabajad bien y que se vea que trabajáis bien. Y organizaros bien. No os aturulleis con las cientos de cosas que llegan y suceden en un instituto. Diferenciad bien a la hora de organizar el trabajo lo imprescindible e inmediato, de lo importante y de lo que puede esperar. Y cuidaos. No podréis trabajar bien si vosotras no estáis bien. Salud y suerte