DYLE Nº13
Alejandro Tiana, secretario de estado de educación. La implantación de la LOMLOE y la dirección escolar
Manuel Álvarez Fernández
Sería interesante empezar haciendo un breve repaso a los cambios más importantes que introduce la LOMLOE. Nos gustaría conocer cuáles han sido los objetivos que han motivado la reforma y qué aspectos del sistema educativo se pretenden corregir o mejorar.
Ya hace algo más de un año que se aprobó la modificación de la LOE, por lo que la mayoría de los cambios que introduce ya son conocidos por la comunidad educativa. Algunos de ellos, incluso, han entrado ya en vigor.
La LOMLOE tiene el doble propósito de recuperar algunas disposiciones esenciales para proporcionar una educación de calidad con equidad, eliminadas o modificadas por la LOMCE, y de introducir contenidos novedosos que permitan responder a los nuevos desafíos a los que se enfrenta el sistema educativo.
El conjunto de medidas de la nueva ley puede agruparse en torno a tres objetivos centrales irrenunciables:
- Modernizar el sistema educativo, revisando y mejorando la ordenación académica y el funcionamiento de los centros educativos.
- Reforzar la equidad en la educación, en sus diversos aspectos.
- Impulsar y hacer más efectiva la educación inclusiva.
Y hasta ahora, ¿cuáles son las intervenciones más importantes que se han realizado y cuáles se plantean para próximas fechas?
Resulta difícil resumir en unas pocas frases el trabajo al que nos venimos dedicando en los últimos años, pero voy a intentarlo. Para conseguir los objetivos que se plantean en la LOMLOE, necesitamos actuar de manera sistémica y realizar una serie de cambios que incidan en varios aspectos:
- Cambios en la ordenación educativa y en la formación profesional: Ampliar, diversificar y flexibilizar las opciones formativas, favoreciendo la relación entre las distintas etapas educativas y estableciendo tránsitos y pasarelas entre ellas. Esto ya está planteado en la propia ley, por lo que se irá implantando de acuerdo con su calendario de aplicación.
- Cambios en la inclusión educativa, apoyando a quienes más lo necesitan, avanzando en la inclusión y disminuyendo la segregación escolar, para mejorar la equidad del sistema y conseguir elevar las oportunidades de quienes sufren mayores desventajas de origen. Estos cambios, planteados también en la LOMLOE, habrán de ser sostenidos en el tiempo y requerirán el trabajo continuo de toda la comunidad educativa.
- Cambios en el currículo y en la práctica educativa: Impulsar un aprendizaje más personalizado y profundo, centrado en la adquisición de competencias, adaptado a la digitalización y a distintas situaciones de aprendizaje, que respete el ritmo y las particularidades de cada estudiante. El Ministerio ya ha publicado los currículos de Educación Infantil y Educación Primaria y en las próximas semanas publicaremos los currículos de ESO y Bachillerato. Una vez que las Comunidades Autónomas publiquen sus desarrollos, tocará trabajar para su plena implantación y para la adaptación de la práctica educativa.
- Cambios en la profesión docente: Reforzar la profesión docente mejorando la formación inicial, el acceso a la profesión, la formación permanente, el desarrollo profesional y el reconocimiento social del profesorado. Acabamos de presentar un documento para el debate con 24 propuestas de reforma de la profesión docente y estamos iniciando los trabajos con todos los actores implicados
- Cambios en la organización y el funcionamiento de los centros educativos: Ampliar la autonomía y la capacidad organizativa de los centros educativos, reforzando el liderazgo pedagógico de los equipos directivos, de manera que, contando con el apoyo, asesoramiento y colaboración de la administración, el trabajo en las aulas se adapte a la realidad y a las necesidades de su entorno.
También nos gustaría conocer qué valoración se hace del modelo de dirección que se ha ido configurando en España en las últimas décadas y qué elementos de mejora se han abordado en la nueva ley.
Permítame que me ponga un momento en mi papel de historiador de la educación. Suele decirse que el modelo de dirección español es peculiar en comparación con el de otros países de la UE o de la OCDE.Y efectivamente se trata de un modelo propio que responde al mandato constitucional. Conjuga la participación de la comunidad educativa que se dispone en los apartados 7 y 5 del artículo 27 de la Constitución con la situación que había en la enseñanza en el momento en el que se redacta la Constitución, la España de 1978.
A partir de ahí, el modelo de Consejos Escolares se implantó con un evidente éxito, en buena medida gracias a la LOPEG de 1995 que lo adaptó al nuevo modelo curricular y de autonomía pedagógica de los centros derivado de la LOGSE. En esa adecuación la dirección escolar fue ganando en su dedicación a aspectos pedagógicos, a la par que se mejoró la formación y competencia de los directores y directoras, iniciándose un proceso de profesionalización que incluía la evaluación de la función directiva, la consolidación de su complemento retributivo y la consideración de mérito para el acceso a la inspección.
La LOMLOE, por su parte, modifica el antes, el durante y el después de todo el proceso de acceso a la función directiva. Recupera la participación decisiva de la comunidad educativa en la selección del profesorado que aspire a la dirección de un centro, introduce el conocimiento experto en el proceso de selección a través de la participación un director o directora en activo en centros que impartan las mismas enseñanzas y señala que el aspirante tendrá que incorporar en su proyecto de dirección los nuevos derechos y demandas sociales.
Además, se garantiza que la persona seleccionada deberá superar un programa de formación sobre el desarrollo de la función directiva, con validez en todo el territorio nacional, y que su formación permanente estará vinculada a módulos de actualización en el desempeño de la función directiva
Por último, la LOMLOE ordena la renovación y el nombramiento extraordinario de los directores y mejora su participación en las comisiones de garantías para la escolarización.
Algunos de los aspectos que ha citado son muy relevantes. De todos estos cambios, en su opinión ¿cuáles van a suponer un mayor reto para los directores, como profesionales que ejercen un liderazgo fundamental en sus centros? ¿En qué aspectos considera que los directores deberán hacer un mayor esfuerzo de adaptación, ya sea por su importancia o por su dificultad?
No será muy difícil para los directores gestionar la transición de algunas de las competencias que hasta ahora ejercían y que pasan al Consejo Escolar. Creo que el mayor reto va a ser ejercer la dirección de los centros escolares para conseguir una educación plenamente inclusiva, a través del llamado enfoque de derechos y de un currículo competencial como se regula en la LOMLOE. La dificultad seguramente estará en ejercer un liderazgo capaz de desarrollar una autonomía pedagógica basada en una concepción de currículo competencial, lo que exige más vinculación con el entorno social y cultural, mayor colaboración del profesorado en pos de objetivos comunes, nuevas formas organizativas, etc.
Puesto que la nueva ley aumenta la capacidad de decisión de los equipos docentes, el liderazgo de los equipos directivos se pondrá también a prueba por la necesidad de adoptar unos criterios claros y compartidos por el Claustro respecto a la adopción de medidas educativas de apoyo, en la evaluación, promoción y titulación. Este aspecto entrañará cierta dificultad inicial y una posterior, ligada a la evaluación de las consecuencias de las decisiones adoptadas. Los directores deberán hacer un esfuerzo para garantizar una coordinación, en estas decisiones, en el conjunto del centro. Pero es un desafío interesante, que puede permitir avances significativos.
Nos gustaría saber si en la elaboración de la norma han contado con la participación de la comunidad educativa
La LOMLOE ha sido una ley negociada y ampliamente acordada. La tramitación de esta ley se inició al comienzo del segundo semestre de 2018 y culminó con la aprobación por las Cortes y la publicación de su texto definitivo en los últimos días de 2020, por lo que en casi dos años y medio hemos tenido tiempo de reunirnos y conocer las propuestas de todos los sectores.
La participación de la comunidad educativa y de la ciudadanía en general en el proyecto de ley presentado ha sido notable. Hemos recibido 43.639 correos electrónicos durante los trámites de consulta pública y audiencia e información pública, 150 enmiendas sugeridas por el Consejo Escolar del Estado, entre cuyos miembros se encuentran varios directores, o, ya en el trámite parlamentario, 1.165 enmiendas al articulado presentadas en el Congreso y 650 enmiendas en el Senado. Todas estas propuestas las hemos estudiado y se han incluido muchas de ellas en la ley que finalmente aprobó el Congreso.
Desde hace tiempo sabemos de la importancia que tiene el profesorado y concretamente las direcciones de los centros en la puesta en marcha y desarrollo de las reformas educativas. ¿Han sido consultados los directores sobre los cambios que preconizaba la nueva ley? ¿En qué medida se han tenido en cuenta sus aportaciones? ¿Cuenta la Administración con el apoyo de los directores para implementar los cambios más importantes de la ley?
Centrándome en las asociaciones de directores, ya en noviembre de 2018, dirigí personalmente una carta a las federaciones de asociaciones, con el fin de que nos enviaran sus aportaciones a las primeras líneas maestras de la ley. FEDADI, por ejemplo, las envió tras su XXXVIII Congreso, que celebraban ese mes. Y también hemos estado en contacto con FEDEIP. Hemos estudiado y atendido las observaciones de las asociaciones en aspectos fundamentales como la formación y evaluación de los directores, que han tenido su reflejo en la propia ley.
Las asociaciones de directores han sido y son escuchadas con atención por los responsables del Ministerio. Además, a título particular, los directores han participado en foros, actividades de formación, programas y actividades de carácter estatal, órganos de representación de la comunidad educativa, etc. Hemos puesto en marcha un grupo de trabajo permanente con las asociaciones con el propósito de hacer más fluida la comunicación y tratar todos los asuntos relativos a la dirección de los centros educativos. Como en todos los colectivos habrá entre los equipos directivos personas con muy diferentes sensibilidades, pero estoy convencido de que estos cauces de comunicación facilitarán que se pongan de manifiesto los objetivos de mejora del sistema que con seguridad compartimos y la búsqueda de la mejor forma de lograrlos.
Una de las preocupaciones que se repiten entre los directores es la sobrecarga burocrática que se viene acumulando y que impide destinar más tiempo al liderazgo de los centros para la mejora. ¿Cómo se ven desde el Ministerio estas dificultades y cómo se pueden resolver de forma satisfactoria?
Es cierto que la queja es reiterada y también que tiene fundamento. Cada nuevo reto que recae en los centros educativos, los equipos directivos son los primeros en asumirlo.
Los programas informáticos de gestión administrativa, económica y docente no avanzan a la velocidad de las necesidades, aunque la mejora en la eficacia y eficiencia en la gestión es indudable. Ese es uno de los caminos en los que hay que avanzar para descargar a los directivos de tareas burocráticas. Pero, sobre todo, depositar confianza en ellos y en su capacidad y valía profesional. Una confianza no exenta de rendición de cuentas, pero en la que el control no lleve a estrangular lo verdaderamente importante: ejercer un liderazgo capaz de impulsar la autonomía pedagógica del centro para mejorar la educación de nuestros niños y jóvenes.
Los últimos cursos están resultando especialmente complejos, tanto para la gestión de las administraciones educativas como para la gestión de los centros y del alumnado y sus familias.
¿Cree usted que la situación provocada por la pandemia y la necesaria reorganización tanto de las clases como del currículo ha podido distraer a las direcciones de la información necesaria sobre los cambios que suponen la nueva Ley? ¿Será necesario algún tipo de adaptación del proceso a este contexto tan singular y complejo en el que nos encontramos?
La gestión cotidiana de lo urgente, y la atención a esta pandemia lo ha sido, nos ha tenido a todos preocupados y ocupados. Aunque tanto el Ministerio como las administraciones educativas han colaborado como pocas veces se ha visto y han ido adaptando sus decisiones a la evolución de la situación epidemiológica, los equipos directivos y el profesorado han tenido que gestionar la crisis del Covid desde la primera línea. Su gestión ha sido un ejemplo para el mundo y nuestra sociedad nunca podrá agradecérselo lo suficiente. Los éxitos de los centros educativos en la gestión de la pandemia son éxitos, en primer lugar, de los equipos directivos, y luego del profesorado y del conjunto de la comunidad educativa. Afortunadamente el avance en la vacunación y la menor gravedad de los afectados nos permitió en noviembre de 2021 que el Ministerio planteara un Foro de Inspección Educativa y Dirección de Centros para abordar los nuevos cambios curriculares. Es cierto que la LOMLOE no es solo el currículo y hay otros muchos temas que se propone tratar. Por eso no debemos desaprovechar todas las oportunidades que nos permitan abordar, debatir y colaborar para encontrar soluciones a las necesidades que se vayan presentando a lo largo de su proceso de implantación.
Toda reforma por suave que sea genera resistencias en los distintos ámbitos de responsabilidad y que suelen dificultar la implementación de los aspectos más novedosos tanto por la dificultad que generan, por las amenazas a su espacio de confort o por cuestiones ideológicas, ¿qué estímulos e incentivos contempla la ley y el Ministerio para facilitar la implicación y el compromiso de los directores?
Las resistencias a los cambios son más débiles cuando esos cambios responden a las necesidades detectadas, cuando resuelven problemas conocidos. Y estamos convencidos de que en este caso es así. El Ministerio trabaja para mejorar el desarrollo profesional de la profesión docente, en todas sus funciones y su evaluación y reconocimiento por las Administraciones educativas. Recientemente hemos presentado un documento de propuestas, que aún está en fase de debate, pero esa es nuestra intención. El desarrollo profesional en el que trabaja el Ministerio plantea un mejor reconocimiento, evaluación y apoyo de las distintas funciones desempeñadas por los directivos y por el profesorado. En todo caso es una tarea en la que tienen que participar todas las Administraciones educativas.
Muchas gracias, Por su tiempo y amabilidad.