DYLE Nº 24

Sobre las invasiones del espacio educativo
Agustín Chozas Martín
Inspector de educación y profesor jubilado de la UCLM
Resulta preocupante, y cada día más, cómo la enseñanza y el currículum van apagando las luces de la educación o, lo que es lo mismo, cómo nos refugiamos en lo fácil, la enseñanza, y olvidamos los retos de la tradición humanística europea, la educación, desde Aristóteles y Platón, pasando por Rousseau hasta los grandes impactos del mundo de hoy
Es inaplazable cuestionar el valor absoluto de las coartadas como la enseñanza cuantitativa, el valor taumatúrgico de “muletas”, como la nueva tecnología o las múltiples y variopintas innovaciones (si fueran tales…todo estaría resuelto con la mitad).
La marginación de la figura sustantiva del profesor, oscurecido, también por sus debilidades, por protagonistas generados por la propia incompetencia de las administraciones gestoras de la enseñanza y no de la educación, como es el caso de la astracanada autonómica
La interdisciplinariedad no reducible a conceptos y a contenidos, sino basada en una mentalidad avanzada sobre una sociedad en permanente cambio, contribuiría al reduccionismo del problema, grave problema socioeducativo, de la enseñanza. Lo interdisciplinar no está en los textos, sino en la mentalidad de los docentes, y su principal enemigo no es la ciencia excluyente, sino el mercado
Por resumir, la intersubjetividad es la fuerza motora del cambio necesario contra la enseñanza fosilizada y disociada de las realidades complejas en favor del reto de una educación real, no lastrada por teorías de laboratorios, ni por expertos diagnósticos, producto de una academia escasamente abierta
La educación va mucho más allá de la enseñanza y del currículo. Identificar educación y escuela es una argucia social: equivale a decir y exigir que la educación descansa en los docentes, de tal manera que instituciones como las administraciones, los medios de difusión o la TV quedan exentas de responsabilidad
La educación se ve envuelta en la frivolidad reinante: sólo existe lo que se ve. Y, como las escuelas, se ven poco…
La educación sólo es educación si es EDUCACIÓN EN VALORES (para tranquilidad de los que sólo enseñan: el currículum también es un valor).
La educación tiene ya una larga trayectoria en manos de los monopolios académicos, lejos de la realidad, cuando el saber desborda la academia y la vía para abordarlo sólo es la INTERDISCIPLINARIEDAD.
El maestro es una figura poco visible, ni más ni menos que lo es la propia educación, reducida a los intereses bastardos de las diversas oligarquías que la INSTRUMENTALIZAN.
Es inaplazable RECUPERAR LA PRESENCIA DOCENTE, tarea del s. XXI:
a) Subrayar buen oficio del maestro: no se trata de saber mucho, sino de tener SENSIBILIDAD
b) Rehabilitar su papel determinante e indispensable
c) Acabar con abuso irresponsable de la burocracia, como el mejor ejemplo de la falta de ideas y de la falta de respeto a los docentes
d) El maestro no es un “power point”, ni una colorista diapositiva, ni un video ni la más deslumbrante oferta comercial del mejor robot
e) Sustituir la figura del maestro o dejarse sustituir por las nuevas tecnologías (solo herramientas y medios, no fines) va también contra la ética profesional
f) Educar es muy difícil:
– por el efecto desvastador de la pobreza y la desigualdad
– por una sociedad contra los valores en favor de los intereses
– el neocapitalismo antidemocrático está también contra los valores de la educación, como la cooperación, la solidaridad, el diálogo, la compasión…
II
Lo escrito hasta aquí intenta aportar reflexiones sobre la intromisión o invasión de elementos dañinos en el espacio educativo que, entre otro perjuicio, ocasionan un profundo malestar en la docencia, entre los educadores.
“Malestar docente”: desafortunada expresión que invita a dar por hecho lo que debiera demostrarse. Una invitación a echar balones fuera, tendencia muy tribal. Es más riguroso y menos “amarillo” apelar a la situación actual de la docencia primaria y secundaria. Con diagnósticos y propuestas.
Raíces del malestar docente
1.- Causas mediatas e inmediatas de la situación educativa
2.- Efectos de la intromisión de elementos externos a la educación en la vida cotidiana de los centros.
3.- Ambiguo respeto social por el ejercicio de la docencia
4.- Las envolturas de la profesión docente: burocracia, excesos de controles, falta de autonomía
5.- La formación a golpes de moda
5.- La docencia reducida a instrucción e imprecisa ante la la educación
6.- La docencia a distancia de la cooperación y la colegiación
7.- Docencia o enseñanza o instrucción o…siempre educación, en el marco de una ética profesional
Es preciso revisar algunos aspectos más urgentes que provocan malestar en la docencia Sería un error ceder, como es habitual, el protagonismo a teorías lejos de la realidad educativa de los centros, salvo la teoría y la práctica de quienes están a pie de obra.
O minusvalorar el trabajo de orientadores con experiencia probada, de directores o directoras de centros complejos, del profesorado que acaba de incorporarse a un centro o del profesorado veterano, educadores sociales, PTSC.
III
Capítulo aparte merece la agresividad tanto comercial como de intentos de dominación de la lamentable denominación de la inteligencia apellidada artificial, el poder de las tecnológicas impudorosamente invasoras de la educación/enseñanza.
O el impacto de las redes en el diálogo entre docentes o en la invasión en la vida de los adolescentes, empujados a vivir en las pantallas.
El mercado no manifiesta preocupación alguna por la reducción del papel del profesor y, si fuera preciso, por una sustitución mal disimulada.
Ni tampoco por la marginación de saberes como la psicología, pedagogía, economía (economía del bien común, economía de la educación), etc. O por la autonomía del profesorado, por la actualización permanente del currículum o por la ética profesional, por la recuperación del trabajo corporativo como un valor básico de la profesión docente.
O por el de las leyes de educación, por la educación en la calle, en la familia, en los medios expertos en la mercantilización de la opinión.
No es el mercado, en fin, es el dominio.
IV
Las invasiones han venido para quedarse.
1º.- La denominación “inteligencia artificial” es un insulto a la inteligencia y al lenguaje y otra coartada comercial: la ciencia ya sabe que la inteligencia es natural y disponen de ella animales de distinta especie, pero jamás puede ser denominada artificial
2º.- Se pretende crear otro elemento con una agradable denominación: todo está llenos de dioses decían nuestros padres griegos…
3º.- Las máquinas, por muy sofisticadas que sean, no son inteligentes: es el hombre quien dispone que la herramienta ofrezca productos “para inteligentes”
4º.- Otro becerro de oro para dominar las conciencias, enriquecerse los ya muy ricos y ejercer el poder de modo impecable y obsceno
5º.- Para vestir al monstruo el proceso irá acompañado de alguna beneficencia social, apelación que suele lavar las conciencias de la oligarquía
6º.-Los poderosos también son torpes: atribuyen la inteligencia a un artefacto producto de categorías típicas del capitalismo más salvaje, como inversiones, rentabilidad, dominio
7º.- Una vez más todo lo que sea gratuito será mentira: lo pagamos nosotros
8º.-Conviene recordar que la trata de esclavos generó el dinero para la revolución industrial. Estamos ante una nueva esclavitud… de guante blanco.
9º.- No debe olvidarse el capítulo de gastos y materias primas del nuevo invento en manos de los dominantes
10º.- Las sutilezas tecnológicas roban el wifi de domicilios particulares, pretextando las visiones vía satélite
11º.- El periodismo mal llamado tecnológico, ignorante y servil y vehículo de propaganda de las tecnológicas, otra cuestión a denunciar
12º.- La indolencia acrítica de los sectores docentes fascinados por las herramientas y agradecidos porque les hacen el trabajo pone en manos de las oligarquías el adoctrinamiento: “ellos” enseñan porque se les cede el espacio
13º.- Las TEC ofrecen servicios y ¿cuánto obtienen?
Asaltan la democracia, prometen y amenazan, abusan de recursos tan elementales como el agua, carecen de responsabilidad ética, los códigos penales las miran de lado
14º.- La exclusión digital forma parte del negocio y las TEC lo amplían cuando les viene bien: el 60% de países emergentes están entrando en el territorio “sioux”
15º.- Escribimos inteligencia artificial y lo mismo es escribir «los artificieros de la inteligencia”: al fin se trata de impedir que pensemos por nosotros mismos.
16º.- No deja de sorprender que coincidan los pregoneros (los nuevos bobalicones ignorantes de las empresas de difusión y propaganda) de las bondades de ese aborto de inteligencia con la aparente pérdida de beneficios de Google, Apple, Microsoft…
17º.- “Esto” no ha hecho más que empezar: lo penúltimo es la petición del señor Musk y otros denominados científicos para que “el carro” se detenga seis meses. Demuestran, como pésimos artificieros su mala puntería.
18º.- Los costes “sucios” de las empresas artificieras de la inteligencia:
– El consumo de los centros de datos puede llegar hasta el 2% del consumo mundial
– La demanda de energía se puede multiplicar por 15 hasta 2030
– El hipócrita eco blanqueo: “plantar árboles”
– Consumo de agua: miles de millones de litros ya en 2021
19º.- Ahora, los bien pagados periodistas tecnológicos, acríticos y exhibicionistas pregonan que hay problemas, entre otros, que no se “monitorizan, los datos que alimentan al monstruo. Cinismo de parvulario, como si alguien, el ciudadano normal, no supiera discernir lo que es comercio o explotación de la necesaria aportación de las ciencias. Otros, se rasgan las vestiduras, ahora, y reclaman un cierto pronunciamiento ético, que, en cualquier caso, ya es tardío. Otro buen ejemplo de cinismo neocapitalista.
NOTAS
Estas reflexiones no podrían haber sido escritas sin la lectura de libros como los siguientes:
-Hanna Arendt,
La condición humana, Austral, Madrid, 2023
-Simone Weil,
Las raíces del vivir, Comares, Granada, 2023
-Michael Ignatieff,
En busca del consuelo, Taurus, Madrid, 2023
-Michael Ignatieff,
Las virtudes públicas, Taurus, Madrid,2018
-Christian Fleber,
La economía del bien común, Editor digital: Mougli,2012