Revista sobre educación y liderazgo educativo DYLE Nº 21

DYLE Nº 21

Monográfico

Los planes de autoevaluación y mejora de los centros como elementos de transformación

Inspector de Educación jubilado

La calidad de la enseñanza del centro educativo debe entenderse no tanto como un fin, sino como el “proceso de mejora continua” tanto de los procesos que condicionan los resultados como de los propios resultados que se obtienen, y no solamente académicos sino también los relativos a una formación integral con un desarrollo al máximo de sus capacidades.

Los planes de autoevaluación y mejora tienen un valor para el centro como proceso y como producto. Como proceso en la instauración de una cultura colaborativa y de corresponsabilización de todos en la marcha de centro y como resultado al obtener una información consensuada por los distintos sectores y tener una visión compartida de los puntos fuertes que el centro debe consolidad y los puntos débiles que hay que mejorar. Entre todos hay que conseguir el éxito educativo de todo el alumnado y llevar a cabo un proyecto educativo propio y contextualizado a las necesidades de nuestros alumnos.

La gran ventaja de los planes de autoevaluación y mejora es que son los profesores, el equipo directivo y demás miembros de la comunidad educativa (familias y alumnado) los verdaderos protagonistas de la evaluación, lo que conlleva una mayor implicación en el proceso de evaluación y un mayor compromiso en las propuestas de mejora que puedan resultar del mismo.

Los centros deben utilizar los procesos de autoevaluación y mejora para diagnosticar su realidad y optimizarla; pero, además, deben utilizarlos para aprender. Los centros deben comportarse como instituciones que aprenden continuamente, adquiriendo competencias en autoevaluación y mejora.

Todo ello exige un cambio en la normativa hacía un mayor grado de autonomía real y viable para los centros, que propicie la realización de proyectos liderados por claustros, equipos directivos y comunidades educativas comprometidos con su realidad escolar. Al respecto indica Bolí que hay que pasar de la “autonomía decretada a la autonomía construida” y ello requiere, además del compromiso de los propios centros, la corresponsabilidad y ayuda de la Administración educativa.

La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE) con las modificaciones introducidas por la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre (LOMLOE), indica que las Administraciones educativas apoyarán y facilitarán la autoevaluación de los centros, lo que conlleva que las diferentes unidades de la Administración, así como la inspección educativa deberán apoyar, asesorar y acompañar dichos procesos.

Lo que más valoran los centros es el acompañamiento, la formación recibida y las herramientas proporcionadas durante los procesos de diagnóstico, diseño e implementación de planes de autoevaluación y mejora lo que contribuye a un desarrollo de competencias profesionales para poder ser autónomos en su diseño y planificación.

Asimismo, la formación entre iguales compartiendo experiencias es una de las estrategias más operativas, y didácticas para la difusión, ayuda, y acompañamiento en los planes de autoevaluación y mejora, por lo que se debe potenciar el trabajo en redes, por zonas educativas y el trabajo cooperativo de varios centros en proyectos conjuntos.

Proponemos que los planes de autoevaluación y mejora para que sean viables y eficaces deban realizarse de forma interdependiente:

  • Cada tres años de modo que guíen la orientación y el rumbo de centro contando con todos los sectores de la comunidad educativa y el plan de mejora pueda ser incorporado al proyecto educativo del centro, tal como indica la LOE en su artículo 121.2.ter.
  • De forma anual a través de la Memoria Anual y la Programación General Anual.

El plan de autoevaluación y mejora anual

Debemos de afrontar de manera no burocrática los procesos de autoevaluación y mejora anuales que la propia normativa indica para la evaluación de la práctica docente y del funcionamiento del centro. Los ciclos, departamentos, comisión de coordinación pedagógica, claustro y consejo escolar realizan al final de curso procesos de autoevaluación que quedan plasmados en la Memoria Anual de fin de curso y que conllevan propuestas de mejora que formarán parte, después de ser analizadas y priorizadas, de la Programación General Anual del próximo curso.

Estos procesos de autoevaluación y mejora que la LOE y la normativa de carácter autonómico especifican entre las competencias del director, profesorado y órganos de gobierno y coordinación didáctica, han de constituir verdaderos procesos de reflexión conjunta y participativa, intentando que sean útiles para el centro y sirvan para avanzar.

Por otra parte, a estos procesos de autoevaluación y mejora a los que podríamos denominar prescriptivos ya que están determinados por la normativa, deberíamos acompañarlos de otros procesos específicos y voluntarios, que ayuden al centro a salir de la rutina institucional y provoquen motivación y expectativas.

El plan específico y voluntarios de autoevaluación y mejora cada tres años

Este proceso voluntario conlleva un plan específico e intencional de autoevaluación que comprende: objetivos, ámbitos del centro a evaluar, técnicas e instrumentos a utilizar, recopilación de datos y elaboración del Informe final con las consiguientes propuestas de mejora. Para su buen desarrollo, es conveniente que este escrito para asegurar una metodología y unos objetivos en cada una de las fases que marque su proceso de elaboración, desarrollo y evaluación.

1º Fase: Preparación y sensibilización

Esta fase de sensibilización o preparación es de enorme importancia para conseguir que el centro pueda reflexionar sobre sus ventajas y apoye su puesta en marcha.

La dirección del centro hará hincapié en el fin de la evaluación para conocer y mejorar el centro en su conjunto y no para castigar, controlar o culpabilizar. En el planteamiento inicial, podría solicitar el asesoramiento de los servicios externos al centro: equipos y departamentos de orientación psicopedagógica, inspección educativa, asesores de formación del profesorado… También podría ser conveniente contar con las experiencias de centros que ya han iniciado prácticas de este tipo.

2ª fase: De planificación

En la fase de planificación es conveniente determinar si será la Comisión de Coordinación Pedagógica o una comisión o equipo de autoevaluación y mejora creada al efecto con la participación de los distintos sectores, la que va a liderar y coordinar el proyecto.

Así mismo, habrá que hacer un diseño inicial del fin y de los objetivos que queremos conseguir, de los ámbitos que vamos a analizar, de las fuentes a las que se va a consultar y de las estrategias de participación de los diferentes sectores. A más participación en sus distintos grados (información, consulta, trabajo conjunto, aprobación), más posibilidades de éxito.

3ª fase: De ejecución

La fase de ejecución viene determinada por un plan de actuación que determine objetivos, actuaciones, tareas y responsables de llevarlas a cabo. También habrá que determinar que técnicas e instrumentos de obtención de datos vamos a emplear y los posibles indicadores que vamos a valorar

Entre otros instrumentos para la obtención de información y el análisis de datos que se podrían emplear figuran:

  • Las conclusiones de las reuniones de los órganos de gobierno y coordinación docente sobre la organización y funcionamiento del centro.
  • Un análisis comparativo de los resultados de evaluación del alumnado de carácter interno con los resultados obtenidos por el centro en las evaluaciones diagnósticas de adquisición de competencias básicas. Reflexionando sobre las causas que llevan a dichos resultados.
  • Unas encuestas de satisfacción a los diferentes miembros de la comunidad educativa: profesores, familias y alumnos, a través de formularios de Google, con preguntas cerradas y abiertas que nos permita plasmar los resultados a través de una hoja de cálculo y elaborar graficas de los datos cuantitativos de forma visual y didáctica y analizar y resumir los datos o información cualitativa (entre las preguntas abiertas sugerimos: ¿Qué tres cosas te parecen que funcionan mejor en el centro? y ¿Qué tres cosas crees que deberían mejorar?)
  • La utilización de alguna rúbrica de evaluación, ya que es una herramienta muy apropiada para contextos de autoevaluación, permitiendo describir cualitativamente los distintos niveles de logro, por lo que tiene un carácter informativo y formativo de los objetivos que hay que conseguir.

  • La elaboración de un cuestionario con determinados indicadores que pueda ser contestado con una escala de valoración de 1 a 4.
  • La elaboración participativa y consensuada de un análisis DAFO que nos ayude a resumir de forma visual el análisis del diagnóstico del centro y diseñar un plan de acción para la mejora
  • Como consecuencia del análisis DAFO, podríamos plantear las estrategias y acciones a tomar (es lo que se llamaría un análisis CAME)

Lo importante de la utilización de estos u otros instrumentos está en que la información de tipo más cuantitativa obtenida con cuestionarios, encuestas… pueda ser contrastada con una información más cualitativa obtenida con otros instrumentos como reuniones o entrevistas.

4º fase: Elaboración y comunicación del informe de evaluación

Por último, habrá que recoger la información tanto de tipo cuantitativo como cualitativo, hacer el análisis e interpretación de la misma y realizar las conclusiones de los puntos fuertes y débiles de los ámbitos evaluados, con el objetivo de consolidar y valorar lo que funciona bien y ver cuáles son las áreas de mejora que el centro debe afrontar. En esta fase es muy importante la difusión de las conclusiones de la evaluación realizada como antesala de nuestro plan de mejora.

5ª fase: De seguimiento y evaluación

Plan de seguimiento y revisión durante el proceso y metaevaluación del plan: evaluación del plan: eficacia y eficiencia del mismo, aciertos y errores, dificultades encontradas.

De modo general pensamos que este plan de autoevaluación debe durar aproximadamente un trimestre y debe combinar la objetividad y la fiabilidad de la información y de los datos obtenidos con la sencillez y operatividad para ayudar a tomar decisiones de mejora y para que pueda desarrollarse mientras transcurre la vida ordinaria del centro. En este sentido, el centro debe afrontar el plan de autoevaluación con las máximas expectativas, pero también de una manera realista para que sea posible y viable.

El plan de mejora

Contando con los resultados del plan de autoevaluación debemos. planificar nuestro plan de mejora. En primer lugar, valorar cuales son los puntos débiles que más nos afectan para determinar cuál es el foco o focos principales a los que tenemos que hacer frente. Respecto a las áreas de mejora debemos determinar si vamos a afrontar varias de ellas que implique un tratamiento global del centro o si nos vamos a centrar en alguna de ellas. Es importante también determinar la finalidad del plan, así como los objetivos que queremos conseguir que han de ser realistas y acotados en el tiempo y desarrollar planes o propuestas de mejora para conseguiros y el tiempo en que lo llevaremos a cabo.

Planificación del Plan de Mejora

Las propuestas de mejora después de ser clasificadas según ámbitos (pedagógico, organizativo, planificación), por sectores (profesorado, alumnado, familias) por áreas o materias o aplicadas de forma transversal por ejemplo la convivencia que afecta a distintos sectores y cursos o etapas, deberán ser valoradas atendiendo a su necesidad, relevancia, utilidad, viabilidad y consenso para determinar cuáles van a ser abordados mediante un plan de actuación que sistematice los objetivos, actuaciones, tareas, responsable y temporalización para llevarlas a cabo.

Plan de actuación para cada área de mejora

Lo importante de este proceso van a ser que tipo de actuaciones vamos a llevar a cabo de manera inmediata y anual o progresivamente a lo largo de los próximos años. Actuaciones o planes o programas que vamos a implantar en el centro de manera progresiva, revisando y evaluando su impacto para los cambios y reconducciones que sean necesarias.

Sería importante la realización de un cronograma plurianual que planifique la puesta en práctica de las diferentes acciones o programas que pondremos en marcha a lo largo de los tres cursos, así como de un cronograma anual que lo concrete para un curso escolar.

Cronograma de tareas del plan de mejora a tres años

Una vez llevadas a cabo determinadas propuestas de mejora y si van dando resultados positivos deben ir consolidándose formando parte del proyecto educativo del centro que irá conformándose con una identidad propia y con proyectos que funcionan y forman parte del centro como institución.

Referencias

Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación en su redacción dada por la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre. Texto consolidado el 27 de julio de 2022. https://www.boe.es/eli/es/lo/2006/05/03/2/con

Bolívar Botía, A. (2004). Presentación del monográfico “La autonomía de centros educativos” Revista de Educación nº333.