Revista sobre educación y liderazgo educativo DYLE Nº14

DYLE Nº14

Monográfico

Los movimientos de renovación pedagógica (MRP) en españa

Antón Costa Rico

Universidade de Santiago de Compostela De Nova Escola Galega Catedrático, jubilado, de Hª de la Educación y miembro del Grupo de Investigación SEPA-interea, de dicha Universidad.

Entre historias de vida, compromisos de acción e interrogantes de futuro

En el mundo de la educación, no es fácil actualmente encontrar la denominación “Movimientos de Renovación Pedagógica” o su acrónimo MRP. Un lector o lectora de alguna más que mediana edad, si está relacionado con el campo profesional docente, sabrá que se alude a actividades educativas y a colectivos docentes particularmente activos y vivos en los pasados años setenta–noventa en la realidad educativa española, que aportaron frescura y nuevos modos de hacer al “oficio docente”, de modo que, por tal intervención, los rasgos más tradicionales y conservadores de la escuela española del franquismo perdían sus perfiles más acusados. Ese lector tiende a pensar, de ordinario, que fue una página de la historia escolar más reciente, pero que ya estamos en “otro momento”. Una apreciación que sin dejar de ser parcialmente cierta, dejaría fuera de observación la existencia en la actualidad de espacios de debate escolar crítico, de experiencias educativas, de biografías y de ideas sobre el presente y los futuros posibles de la educación, que – con su acento reivindicativo democrático, público, inclusivo y renovador– se siguen manifestando aquí y allá a través de encuentros, puestas en común, seminarios, publicaciones…que a menudo siguen aludiendo al acrónimo MRP o mrp1.

Desde los rescoldos de la memoria

En una apretada síntesis, hemos de recordar que el trabajo continuado desde la Institución Libre de Enseñanza –con incidencia en el conjunto del territorio español, con su capilarización humana y con su Boletín, en lo que conocemos como “Institución difusa”–, así como las acciones formativas y de impulso desarrolladas desde la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, la Junta para Ampliación de Estudios, la Mancomunitat de Catalunya y lo que significó la edición continuada desde 1922 de la Revista de Pedagogía, con sus varias series de publicaciones escolares y didácticas, fueron propiciando entre una parte significativa del profesorado joven estados de conciencia y formación que hacían posible el desarrollo de iniciativas innovadoras o, al menos, abiertas a interrogarse sobre los modos y las finalidades de la profesión de educador o educadora.

Este desarrollo de nuevas perspectivas se pudo intensificar durante el tiempo (variable en la geografía española) de la IIª República a través de las “nuevas lecturas profesionales” cada vez más difundidas, de los viajes pedagógicos por Europa, y de los encuentros organizados a través de los Centros de colaboración pedagógica, de las Escolas d´Estiu –que ahora convocaba la Generalitat de Catalunya– y de otras modalidades, como los batec leridanos, que se convirtieron en escenario para la inicial difusión de la pedagogía Freinet y la organización de la Cooperativa Española de la Imprenta en la Escuela.

El final sangriento, represivo y dictatorial de la II República dio al traste con múltiples ejercicios de Nueva Educación y con prácticas educativas abiertas, más integradoras de las lenguas y culturas varias del Estado, de acento laico y enlazadas con los criterios definitorios de lo que era el Movimiento internacional de la Escuela Nueva.

Superados los tiempos más oscuros, a lo largo de la pasada década de los años sesenta, solo desde los rescoldos de la memoria se planteaban reducidas posibilidades de hacer algunas cosas diferentes de lo que imponían los usos del modelo escolar franquista, en un contexto de cambio social, de transformación de la Iglesia católica, luego del concilio Vaticano II, de constitución de organizaciones antifranquistas clandestinas político-sindicales y de ampliación de las estructuras del sistema educativo, que incluía alguna modernización didáctica.

Un poco silenciosamente –como los topos que airean el subsuelo– se mostraban otras posibilidades de acción escolar por parte de figuras como las de Alexandre Galí, Artur Martorell, Angeleta Ferrer, Pau Vila, o alrededor del Colegio Estudio en Madrid, recordando el institucionismo. En 1966 se celebraba de nuevo en Barcelona la Escola d´Estiu, espacio de encuentro y de formación docente desde una orientación renovadora de la educación. Un foro que se reúne todos los veranos desde aquella fecha, para en él hablar de didáctica, de metodología, y también de posiciones socio-políticas ante la educación de las mayorías sociales y de todos. Un espacio al que acudían al final de los años sesenta docentes desde el País Valencia, Baleares, País Vasco, Galicia…que a renglón seguido trasladarán a tales entornos una parte de lo vivido y aprendido: los aspectos psicológicos (desde el piagetianismo) y los sociológicos de la educación, las nuevas orientaciones didácticas en el campo lingüístico, en las ciencias sociales o en las matemáticas, con atención esmerada al conjunto de la educación expresiva y artística, tan desconsiderada en el modelo escolar dominante.

Recomenzaba, a su vez, la organización de pequeños núcleos pedagógicos que seguían la orientación de la pedagogía Freinet, hasta en 1974 configurarse en lo que conoceremos como el Movimiento Cooperativo de Escuela Popular (MCEP), que a partir de ese momento se organiza a modo de Grupos Territoriales (de provincia, casi siempre) a lo largo de la geografía hispana.

Alrededor de la aprobación de la LGE (1970) y de sus propuestas modernizadoras (difundidas a través de publicaciones como Vida Escolar o La escuela en acción) se suscitará un creciente debate social sobre los modos y las finalidades de la educación. Lo cual se va a plasmar de modos varios: en las asambleas, a veces un algo multitudinarias de los Colegios Oficiales de Doctores y Licenciados, mediante limitadas iniciativas comarcales, o con el lanzamiento (a través de la prensa) de algunas voluntariosas páginas de educación, como la impulsada desde finales de 1974 desde el nucleo freinetista (y freiriano) salmantino bajo el rótulo “La educación como tema” en El Adelanto. En definitiva, crecían la insatisfacción ante lo existente y la inquietud por abrir nuevos e imprecisos cauces.

1975 – 1982: entre las primeras definiciones y el activismo

El año de la muerte el dictador fue el de las primeras definiciones orgánicas de lo que se debía entender como una escuela renovada en España: una escuela pública, laica, coeducativa, que da la palabra al alumnado y está atenta a sus intereses y motivaciones, abierta a sus entornos socio-culturales y lingüísticos, de orientación científica y crítica en cuanto a los contenidos de aprendizaje y formación, entendida como un proceso continuo desde el período infantil hasta el final de la adolescencia, gestionada democráticamente y con colegialidad en cada centro escolar, abierta a la participación social de la comunidad. Así se aprobaba en la Declaración Per una nova escola pública que cerraba la Escola d´Estiu organizada por la Escola de Mestres Rosa Sensat, un texto que se completará un año más tarde bajo el rótulo Per una nova escola pública catalana.

Desde enero de 1975 aparecía la revista mensual Cuadernos de Pedagogía, que se convierte en la red que conectaba el conjunto de impulsos pedagógicos, de debate y de sensibilización, que se adscribían a esas definiciones antedichas (con sus motores Fabricio Caivano y Jaume Carbonell). A ella se conectarían bien pronto docentes destacados en la trama organizativa que se iniciaba, difusores igualmente de los libros y textos pedagógicos que desde Cuadernos se impulsaban. Desde Rosa Sensat se comienza a editar la revista Perspectiva Escolar y otro grupo de docentes catalanes promueve Guix (tiza, clarión). A pocos meses el MCEP (como Asociación para la correspondencia y la imprenta escolar) comienza a editar Colaboración y en el 1978 lo mismo hará el grupo gallego de pedagogía Freinet al iniciar la edición de As Roladas, como lo hacían Acción Educativa y varios otros grupos nacientes. Publicaciones periódicas, que en conjunto ayudan a plasmar las inquietudes docentes –didácticas, organizativas, teóricas– enunciadas en la declaración de la “nueva escuela pública”.

Paulatinamente, la geografía española registra la constitución de colectivos docentes con similares preocupaciones, aunque con distinto grado de elaboración reflexiva: como antiguos alumnos de una Escuela Normal que convocan una Escuela de Verano o en forma de asociación legal, como Adarra en Euskadi, Colectivo Andaluz de Pedagogía Popular (Sevilla), Acción Educativa en Madrid, Concejo Educativo en Castilla-León, Escuela de Verano de Extremadura, Escuela de Verano del Alto Aragón, en el Pais Valenciá, Asociación Socio-Pedagóxica Galega…También Rosa Sensat pasaba a configurarse en 1980 como Associació de Mestres. En unos casos, con inmediatismo en los propósitos y en otros con un planteamiento organizativo de más largo alcance –plataforma de encuentro, de organización de cursos y escuelas de verano, de publicación de textos y documentos–, a modo de específica voz docente colectiva, con miras a la construcción democrática. Con alguna frecuencia se podía observar la fuerte implicación política o sindical de algunos de sus organizadores, lo que podía ocasionar el tensionamiento de estas frágiles asociaciones nacientes.

Conscientes de la vitalidad, pero también de la excesiva espontaneidad de una parte de esta movilización profesional, desde Cuadernos de Pedagogía se impulsó en 1979 un primer encuentro español de Movimientos de Renovación Pedagógica. En él se acogía la idea de “renovación pedagógica” como un proceso de transformación escolar, construido sobre la base de propuestas y acciones innovadoras, no solo relativas a la metodología didáctica y al tratamiento curricular, sino alcanzando la dimensión organizativa y de global política escolar: la profesionalidad docente habría de expresarse en la transformación de las aulas, de los centros y del conjunto de la política educativa, que siempre afecta a lo local, a lo específico y a lo concreto del oficio docente. Se acogía igualmente la idea de “movimiento social” específico, distinto tanto de las sociedades científicas o didácticas (“asociación de profesores de matemáticas, de francés, de lengua…”), como de las organizaciones políticas (con sus secciones de enseñanza) y sindicales, con las que se podría coincidir en las reivindicaciones sociales, pero manteniendo una total independencia organizativa, al valorar la cooperación asociativa desde la centralidad de las propuestas pedagógico–didácticas elaboradas como fruto de una reflexiva profesionalidad docente vivida, debatida y puesta en común, no secundaria ni dependiente de un dado discurso político o sindical.

Con estos planteamientos como substrato, miles de docentes en toda España practicaban un fuerte activismo organizativo y didáctico alrededor de la gestión democrática de los centros y a fin de dar cauce a numerosas y variadas experiencias pedagógicas: proyectos de aula, publicaciones de unidades didácticas, visitas de estudio con el alumnado, promoción de actividades y técnicas que favorecían la expansión emocional del alumnado (y también del profesorado), estudios del medio, reconocimiento de patrimonios naturales e históricos, recuperación del uso de las lenguas ausentes de la escuela franquista, convocatoria de iniciativas de teatro en la escuela, literatura infantil, trabajo en las aulas con la prensa escrita y otros medios de información pública, laboratorio, talleres…hasta un largo etcétera.

Contribuían a alimentar este activismo no solo las publicaciones periódicas, a que hemos hecho referencia, ni solo las Escuelas de Verano o Jornadas de Educación, sino también la edición de libros y textos refiriendo experiencias didácticas, con un destacado volumen de los textos procedentes de la Pedagogía Freinet, elaborada desde Francia o desde Italia, en particular a través del Movimento de Cooperazione Educativa (MCE); al caso podemos recordar los libros editados del maestro italiano Mario Lodi, ahora que se celebra el centenario de su nacimiento. No debemos tampoco olvidar las importantes aportaciones en cuanto a la psicología en sus relaciones con la educación, con la apertura de un debate entre el constructivismo piagetiano, la psicología cognitiva y la orientación social wigotskiana. Las editoriales Avance, Laia, Reforma de la Escuela desde Barcelona, o Morata y Pablo del Río desde Madrid (no solo ellas) proveían los textos necesarios…no siempre examinados con precisa atención, dado el clímax activista que presidía la dinámica de los MRP en muchas circunstancias.

1983 -1996: Tiempo de maduración

En 1983, con el respaldo de la gran figura y símbolo que fue la profesora Marta Mata, se celebraba en Barcelona el Primer Congreso Español de los Movimientos de Renovación Pedagógica. Era un momento de maduración y de manifestación de la incidencia de la llamada “renovación pedagógica” entre el profesorado.

A lo largo de este ciclo temporal se celebran un buen número de Escuelas de Verano en distintos puntos de la geografía hispana. Escuelas articuladas en torno a: debates de fondo (de política educativa), conferencias, seminarios y talleres didácticos, actividades culturales y momentos de convivencia. La central atención a una educación en valores vivida transversalmente en las escuelas e institutos tuvo la capacidad de cohesionar los programas de formación. Participar en las Escuelas de verano se convertía para numerosos docentes (miles de ellas y ellos) en una actividad satisfactoria y de socialización. Las temáticas o los talleres llevados a cabo podían luego dar lugar a grupos de trabajo estables a lo largo del curso académico, con un punto de llegada en la siguiente convocatoria de Escuela de verano.

La publicación de unidades didácticas y de revistas, o las actividades de encuentro y debate programadas puntualmente a lo largo de cada curso eran, junto a la celebración de seminarios específicos (en jornadas de fin de semana) con el acompañamiento de profesorado experto (con alguna frecuencia convertido en figuras de relevancia en el ámbito de los MRP, como podría ser el caso del profesor Gonzalo Anaya), pueden ayudar a construir la imagen global de funcionamiento ordinario de un MRP con adecuada vitalidad.

Sin embargo, al paso de los años, una parte del profesorado participante fue dejando de hacerlo. En parte, porque las Administraciones educativas comenzaban a dar satisfacción a demandas de formación docente a través de los Centros de Profesores, con frecuencia en mejores condiciones de lo que desde el voluntarismo y la disciplina organizativa podían hacerlo la mayor parte de los MRP y también debido a una ‘recomposición’ de cómo proceder en las dinámicas renovadoras desde los centros escolares, al comprenderse la necesidad de establecer vías de cooperación y acción conjunta en el seno de cada centro, estableciendo con los compañeros y compañeras los oportunos procesos de formación. De otra parte, una porción de aquellos docentes forjados, como líderes y organizadores a través de las acciones de los MRP, iban dejando de participar en ellas, para desempeñar, en cambio, tareas formativas en los Centros de profesores u otras tareas al servicio de las distintas Administraciones educativas de las Comunidades autónomas, si bien esto no se plasmó de igual modo en las distintas CCAA: al caso, en Cataluña la densa trama organizativa de los MRP encontró un tangible apoyo administrativo (con seguridad, insuficiente), mientras que en Galicia el no apoyo administrativo tampoco permitió el trasvase.

A pesar de lo dicho, se celebraba en 1996, con fortaleza apreciable, el tercer Congreso de los MRP (Torremolinos), con un notable vigor en los debates de política educativa, cuando estaba en pleno desarrollo la LOGSE de 1990 que incorporaba una parte de los discursos, orientaciones y prácticas que los MRP habían ido perfilando y madurando.

Por otra parte, desde 1991 existía una Confederación Española de MRP, agrupando a distintas Federaciones de Comunidades Autónomas, una Mesa Confederal de representantes de los MRP y varias Mesas de Trabajo de alcance estatal, celebrándose los Encuentros anuales de los MRP con distintas temáticas, al tiempo de ser la Confederación un portavoz presente en diversos foros sociales, con la defensa del Modelo de Escuela Pública.

1997-2006: Democracia, ciudadanía y educación o la formulación de una pedagogía crítica

En 1996 accedía al Gobierno del Estado el Partido Popular e introducía criterios de neoliberalismo y de conservadurismo en la política educativa. Esto y otros aspectos rugosos provocaron desazón y desánimo entre los MRP, que comenzaban a dar claras señales de debilidad y de incapacidad organizativa más allá de la fortaleza congresual aludida. A pesar de la paulatina merma de personas vinculadas, con la desaparición de una parte de las asociaciones docentes vinculadas como MRP, se mantuvieron (debilitadas) las conductas habituales, con menor número de actividades organizadas, sea a modo de Escuelas de Verano, de cursos de invierno o de publicaciones, con la excepción de algunos de los MRP, que manifestaron mayor capacidad y estabilidad: cabe aludir a: la Federació de Moviments de Renovació Pedagogica de Catalunya, la Federació dels Moviments de Renovació Pedagógica del País Valenciá, Acción Educativa de Madrid, Concejo, el MCEP (que promovía la revista Kikirikí. Cooperación Educativa), Aula libre en Aragón, Escuela de verano de Extremadura, Escuela Abierta de Getafe, o Nova Escola Galega, que conseguía recuperar a finales de 2005 entre sus diferentes iniciativas la edición de la Revista Galega de Educación, con regularidad hasta el presente.

En todo caso, el territorio de los MRP a través de sus encuentros anuales privilegiaba la dimensión discursiva desde la orientación de la llamada “pedagogía crítica”, al señalar como preocupación central la lucha contra las exclusiones sociales en la educación y contra la discriminación de género, el tratamiento de las infancias inmigrantes, de la diversidad y la inclusión, o la reclamación de la ciudadanía democrática. Al tiempo de atender al clima organizativo de los centros y de mostrar preocupación por construir proyectos pedagógicos desde la entrega profesional, humana y emocional del cuadro docente.

“Los tiempos están cambiando”: entre la madurez y los interrogantes de futuro

A lo largo de los últimos quince años se han podido observar situaciones, formas de acción y dinámicas diferentes vividas en el seno de los MRP: una relativa consolidación de casi todos los MRP aludidos en el apartado anterior, junto a la desaparición fáctica de otros (Tamonante en Canarias, el Colectivo Asturiano, o Adarra, entre otros) y el mantenimiento de la línea discursiva de la “pedagogogía crítica”, alimentando o impulsando diversas y valiosas experiencias pedagógicas y diversidad de grupos de trabajo, allí donde los MRP mantienen con vida su espacio, ahora más visible a través de las distintas páginas Web que los identifican. Entre tanto, nacieron algunas plataformas, publicaciones o grupos, que no podríamos desligar de la trama y significado de los MRP: me refiero a experiencias como el Portal digital Innova, la publicación Con-ciencia Social de Fedicaria, el Foro de Sevilla o el digital eldiariodelaeducación.com.

En apreciable medida estamos ante una historia colectiva y generacional de educadoras y educadores con sus raíces en el antifranquismo socio-político, que en estos momentos ya se encuentran en tiempo de jubilación, que tuvieron un declarado horizonte de transformación (utópica) y de construcción social democrática, en donde enmarcaron su profesionalidad docente, su oficio y modos de hacer, plasmado de modo reflexivo, crítico e innovador en los centros, en las aulas, en la relación con las comunidades escolares, en los procedimientos didácticos y en la dedicación (con frecuencia sin límites) a favor de la educación y del reconocimiento de los derechos de la infancia y de la adolescencia. Junto a ellos y formando parte de estos territorios se ha ido incorporando un profesorado más joven, que mantiene la trama organizativa en el presente y lleva a cabo su oficio educador, en medio de una compleja evolución social, en un escenario internacional y mundial que soporta serios interrogantes, de los que nadie puede librarse, que afectan, como no podía ser menos, al horizonte de las políticas educativas y, en nuestro caso, a las propuestas organizativas y de trabajo a desarrollar desde los MRP.

Los MRP, con estabilidad relativa y décadas de vida, se constituyeron como espacios y escenarios de aprendizaje profesional y social, de práctica y de discurso, en torno a un modelo escolar que cohesiona la libertad con la equidad; espacios de aprendizaje que conciben los centros escolares como unidades organizativas ligadas al medio, que disponen de capacidad para desarrollar un proyecto propio como herramienta de desarrollo organizacional y educativo; que conciben el currículum como construcción social, desde una perspectiva no ‘tecnicista’, que reclama el protagonismo profesional de los docentes, desde la óptica de la racionalidad práctica.

Podríamos hablar, en cierto modo,

a) de un pasado próximo de los MRP en el que alcanzaron un evidente protagonismo social en cuanto a los planteamientos, procesos y realidades tangibles de transformación educativa, en particular en el campo de la educación básica y que reunieron un considerable conjunto de biografías de educadoras y educadores, sin cuyo conocimiento no podríamos entender adecuadamente distintos y valiosos aspectos del presente educativo;

b) de un presente de menor protagonismo y menor capacidad de conexión de biografías de educadoras y educadores, que aún así, en medio de una muy fuerte ola neoliberal y conservadora negativa para un desarrollo pleno de la educación y de la profesionalidad reflexiva docente, muestra modos de oficio docente que funcionan como oportunos ejemplos de contraste y de seguridad para las generaciones jóvenes de docentes, al dar respuesta suficiente a interrogantes que todo docente se plantea en cuanto a su función y a su preocupación por el desarrollo educativo del alumnado que tiene encomendado, y

c) de un futuro que se teje con los mimbres del presente. El futuro que deseemos, en lo que esté en nuestras manos, está en las convicciones y acciones que hoy alimentamos.

Es de esperar, que con distintas modalidades organizativas, siga permaneciendo y realizándose la idea de MRP, de lo que también encontramos ejemplos actuales a nuestro alrededor (Francia, Italia, Portugal…): significa la cooperación entre educadoras y educadores para llevar a cabo en las mejores condiciones una profesionalidad educadora crítica, reflexiva, adecuadamente competente en lo profesional, compartida y colegial, con el horizonte de una construcción social justa, libre, solidaria y amable con todas las personas en los contextos en que vivimos y deseamos vivir.

NOTAS

1-En parecidos términos tuve ocasión de escribir una presentación sintética sobre la consistencia de los MRP en Costa Rico (2015). A partir de aquí desarrollo el presente texto, escrito entre la toma en consideración de este y otros textos del autor, las vivencias personales, los debates y encuentros y la reflexión sobre la cuestión. Las lectoras y lectores interesados podrán enriquecer sus lecturas y puntos de vista a través de las referencias indicadas finalmente.

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