La diversidad no es un problema es la realidad del ser humano en sus espacios de acción y contextos. Cualquier estudio sobre la diversidad requiere tener en cuenta variados ámbitos que se interrelacionan. No se puede analizar la diversidad y su gestión, y además en el ámbito educativo, sin abordar los aspectos económicos, sociales, étnicos, emocionales, religiosos, de género, etc., pues la escuela es una reproducción exacta de la sociedad en la que está insertada. La escuela no es nada diferente a la sociedad.

La diversidad es el espacio de trabajo de la sociedad y de la escuela. Como sabemos, la movilidad de personas de unos países a otros es total, movilidad debida sobre todo a necesidades económicas, hambruna, guerras, aspectos de clima extremo, etc.

Para esta gestión de la diversidad se debe apostar por caminos serios, realistas, lejos de la utopía, pero, dada la dificultad que comporta, cerca de la esperanza. Vivimos crisis financieras y recesiones; recesiones que se mantienen ancladas en nuestro día a día y con indicios de quedarse para siempre; vivimos crisis económicas con la deriva en crisis ecológicas, sanitarias y humanitarias; y esta es la bandeja donde se sirve la diversidad