DYLE Nº4
Fuego, meteoritos y elefantes. Cruzando fronteras en educación infantil
Paula María Pazos Vázquez
Concepción Sánchez Blanco
Fuego, meteoritos y elefantes. Cruzando fronteras en educación infantil
Miño y Dávila editores
Buenos Aires, Argentina
Después de un proceso de investigación-acción iniciado en 2011 y llevado a cabo en un centro público de educación infantil y primaria de la localidad de A Coruña, Sánchez Blanco nos muestra en esta obra, a través la reflexión crítica y la narración de experiencias, el mundo y los sentimientos de las niñas y niños que, a causa de la estrechez económica del seno familiar y la desafección en el ámbito escolar, se ven obligados a luchar a diario contra “fuego, meteoritos y elefantes”.
Fuego, meteoritos y elefantes: cruzando fronteras en educación infantil propone, a lo largo de sus 10 capítulos, generar un movimiento de lucha contra la exclusión y de consecución de una mayor justicia social que comience desde las escuelas y desde las y los propios docentes. De la lectura de esta obra se extraen una serie de potentes ideas-fuerza, que, como propuestas de cambio, Sánchez Blanco incluye para la reflexión crítica su audiencia potencial, y que servirán como hilo conductor de la presente reseña.
Así, la autora comienza poniendo de manifiesto el incumplimiento de los derechos de la infancia por los diferentes gobiernos al recortar o negar la adopción de las medidas necesarias las madres, padres o resto de personas encargadas de la tutela de las y los infantes. Sánchez Blanco destaca que un estado que afirma querer proteger a la infancia de la miseria económica debería proteger a sus madres y padres, ofreciéndoles, por una banda, posibilidades para el desarrollo de actividades laborales dignas y emancipadoras, y por otra, los recursos, medios y tiempos necesarios para educar, cuidar y atender a sus hijas e hijos en sus más diversas necesidades de cuidado y educación. En este sentido la autora defiende el rol de la escuela como escenario de liberación: un lugar donde romper dinámicas de exclusión fortalecidas por el desempleo y las dificultades económicas.
Sánchez Blanco reflexiona también sobre los peligros de la gestión mercantilista del sistema educativo que tiene como objetivo acabar con la búsqueda de la igualdad de oportunidades en la que se basa una sociedad democrática, además de fomentar la segregación y las diferencias de aprendizaje en las aulas.
Se critica igualmente la implantación de medidas de gestión escolar (listas de material obligatorio, criterios de elección de editoriales de libros de texto, acceso a comedor y transporte escolar, salidas extraescolares en colegios públicos con cuantías que no todas las familias se pueden permitir…), que responden, según Sánchez Blanco, a los valores de una sociedad de mercado que alienta la especulación y el malgasto. Con el objetivo de luchar contra esta lacra, la autora defiende el papel de la escuela como escenario de experiencias que pongan en jaque tales valores, comenzando por discutir aquellas prácticas docentes que, aunque inintencionadas, asocian el consumo de determinados objetos con el sentimiento de inclusión en el grupo escolar.
Otra de las ideas-fuerza más recurrentes en la obra trata la necesidad de visualizar la pobreza y la falta de recursos de las familias para atender las necesidades más básicas de las y los infantes. En este sentido, Sánchez Blanco expone los beneficios que tendría que la escuela oferte experiencias relativas al valor de la comida, al cuidado diario de los objetos, de los útiles, de los materiales, etc., por medio de proyectos de aula que aborden la vida cotidiana de las niñas y niños en la escuela y en sus familias, sus problemas, sus preocupaciones, sus conflictos, sus necesidades y sus inquietudes por adquirir conocimientos.
También se abordan en la obra la cuestión de la pobreza como falta de relaciones sociales y la creciente banalización de la misma en las escuelas. Con la finalidad de rechazar y luchar contra estos fenómenos, la autora defiende el papel del centro educativo como el contexto en el que se recupere la discusión sobre la pobreza, la reflexión sobre la desigualdad económica y las diversas estrategias empleadas por los para conseguir unas condiciones de vida dignas y su reconocimiento como sujetos con los mismos derechos de forma efectiva.
A destacar resulta también la crítica a un sistema educativo que prima el rendimiento en detrimento de la diversión, y en el que el ritmo frenético de los procesos de enseñanza-aprendizaje se cobran multitud de víctimas por el camino. A este respecto, Sánchez Blanco advierte sobre el doble castigo que las y los infantes que ya de por sí sufren penurias económicas se ven obligados a experimentar por no ser capaces de cumplir con los altos estándares y expectativas que les vienen marcadas. Estas situaciones de angustia diaria, afirma la autora, en muchos casos llevan a las y los pequeños a buscar alivio mediante la agresión, al identificarla como elemento esencial en la construcción de su identidad. Sin duda alguna, esta lectura resulta muy útil para aquellos equipos profesionales docentes comprometidos con una reconstrucción de la justicia social que comience desde la escuela y desde la más tierna infancia