Revista sobre educación y liderazgo educativo DYLE Nº 26

DYLE Nº 26

Actualidad

Federico Mayor Zaragoza, científico, humanista, diplomático político, escritor, poeta

José Manuel Cabada Álvarez

Expresidente FEAE Madrid

1. Un sabio al servicio de la humanidad

Federico Mayor Zaragoza fue un hombre de múltiples dimensiones: científico, humanista, diplomático, político, escritor y poeta. Aprendió de Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina, una lección que marcaría su vida:

“Ser más sabio que soberbio.”

Obtuvo el título de Doctor en Farmacia con Premio Extraordinario. En 1958 presentó su tesis doctoral sobre la descarboxilación del ácido glutámico. Al año siguiente, en 1959, amplió su formación en la Universidad de Oxford bajo la dirección de Hans A. Krebs, Premio Nobel de Medicina en 1953. Ese mismo año accedió a la Cátedra de Bioquímica en la Universidad de Granada, donde en 1971 fue nombrado rector, convirtiéndose en el más joven de la historia de la institución, con tan solo 34 años.

En 1973 fue designado vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y poco después, presidente en funciones. Entre 1973 y 1974 ocupó la Cátedra de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid. En 1976 fundó la Fundación Severo Ochoa para el estudio de enfermedades metabólicas hereditarias, impulsando el cribado neonatal mediante la conocida “prueba del talón”.

En 1978 fue nombrado Director Adjunto de la UNESCO. Tras el fallecimiento de Severo Ochoa en 1993, presidió el Comité Científico de la Fundación Ramón Areces hasta 2021. En 1981 presidió la Conferencia Mundial sobre Acciones y Estrategias para la Educación, Prevención e Integración, celebrada en Torremolinos. Ese mismo año fue nombrado Ministro de Educación. En 1987 asumió la Dirección General de la UNESCO, cargo para el que fue reelegido en 1993 con el respaldo del Gobierno español y de ocho Premios Nobel. No se presentó a la reelección en 1999.

En el año 2000 regresó a España y fundó la Fundación Cultura de Paz. En 2007, la Presidencia danesa de la Unión Europea le encomendó la presidencia del grupo de expertos del Consejo Europeo de Investigación para una economía basada en el conocimiento. En 2013, representando a 700.000 científicos ante el Parlamento Europeo, reclamó una inversión de 2.000 millones de euros y alertó sobre los graves riesgos de los recortes en ciencia e investigación. En 2018 fue nombrado presidente de la Initiative for Science in Europe y también de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC).

El rigor científico y el compromiso ético fueron el eje de toda su trayectoria profesional e institucional. Fue miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, la Real Academia de Medicina, la Academia Iberoamericana de Farmacia, la Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Academia de Ciencias de Rusia.

Recibió el título de Doctor Honoris Causa por numerosas universidades: Granada, Santiago de Compostela, Murcia, Córdoba, La Rioja, Politécnica de Valencia, UNED, Alcalá, Jaume I, Almería, La Laguna, Salamanca, Rovira i Virgili, Pontificia de Salamanca, Politécnica de Cataluña, Málaga, Autónoma de Barcelona y VIC. Además, fue distinguido con la Medalla de Oro de la Universidad Autónoma de Madrid.

2. Trayectoria internacional y compromiso con la educación

Federico Mayor Zaragoza fue un hombre de múltiples dimensiones: científico, humanista, diplomático, político, escritor y poeta. Aprendió de Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina, una lección que marcaría su vida:

“Ser más sabio que soberbio.”

Obtuvo el título de Doctor en Farmacia con Premio Extraordinario. En 1958 presentó su tesis doctoral sobre la descarboxilación del ácido glutámico. Al año siguiente, en 1959, amplió su formación en la Universidad de Oxford bajo la dirección de Hans A. Krebs, Premio Nobel de Medicina en 1953. Ese mismo año accedió a la Cátedra de Bioquímica en la Universidad de Granada, donde en 1971 fue nombrado rector, convirtiéndose en el más joven de la historia de la institución, con tan solo 34 años.

En 1973 fue designado vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y poco después, presidente en funciones. Entre 1973 y 1974 ocupó la Cátedra de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid. En 1976 fundó la Fundación Severo Ochoa para el estudio de enfermedades metabólicas hereditarias, impulsando el cribado neonatal mediante la conocida “prueba del talón”.

En 1978 fue nombrado Director Adjunto de la UNESCO. Tras el fallecimiento de Severo Ochoa en 1993, presidió el Comité Científico de la Fundación Ramón Areces hasta 2021. En 1981 presidió la Conferencia Mundial sobre Acciones y Estrategias para la Educación, Prevención e Integración, celebrada en Torremolinos. Ese mismo año fue nombrado Ministro de Educación. En 1987 asumió la Dirección General de la UNESCO, cargo para el que fue reelegido en 1993 con el respaldo del Gobierno español y de ocho Premios Nobel. No se presentó a la reelección en 1999.

En el año 2000 regresó a España y fundó la Fundación Cultura de Paz. En 2007, la Presidencia danesa de la Unión Europea le encomendó la presidencia del grupo de expertos del Consejo Europeo de Investigación para una economía basada en el conocimiento. En 2013, representando a 700.000 científicos ante el Parlamento Europeo, reclamó una inversión de 2.000 millones de euros y alertó sobre los graves riesgos de los recortes en ciencia e investigación. En 2018 fue nombrado presidente de la Initiative for Science in Europe y también de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (AEAC).

El rigor científico y el compromiso ético fueron el eje de toda su trayectoria profesional e institucional. Fue miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, la Real Academia de Medicina, la Academia Iberoamericana de Farmacia, la Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Academia de Ciencias de Rusia.

Recibió el título de Doctor Honoris Causa por numerosas universidades: Granada, Santiago de Compostela, Murcia, Córdoba, La Rioja, Politécnica de Valencia, UNED, Alcalá, Jaume I, Almería, La Laguna, Salamanca, Rovira i Virgili, Pontificia de Salamanca, Politécnica de Cataluña, Málaga, Autónoma de Barcelona y VIC. Además, fue distinguido con la Medalla de Oro de la Universidad Autónoma de Madrid.

3. Humanismo y ciencia al servicio de la dignidad

A lo largo de su vida, Federico Mayor Zaragoza desempeñó cada uno de sus cargos con un propósito constante: aliviar el sufrimiento humano y defender la dignidad de todas las personas. Desde sus primeros trabajos en Granada hasta sus investigaciones en el Centro de Biología Molecular sobre enfermedades metabólicas hereditarias como la fenilcetonuria, impulsó avances fundamentales como el cribado neonatal mediante la prueba del talón, beneficiando a cientos de investigadores y a miles de niños.

En 1981 presidió la Conferencia Mundial sobre Acciones y Estrategias para la Educación, Prevención e Integración, celebrada en Torremolinos con el respaldo de la UNESCO y el Gobierno de España. El evento reunió a técnicos, profesionales y asociaciones de 113 países. En su discurso inaugural, Mayor Zaragoza subrayó que lo esencial en una persona con discapacidad es su condición de ser humano, y que la primera exigencia es educar a la sociedad para el reconocimiento activo de sus derechos a la prevención, la educación y la integración.

Durante la última noche de la conferencia, ante la dificultad de redactar las conclusiones, Mayor Zaragoza se retiró a su habitación con los documentos. A la mañana siguiente, presentó un texto que fue aprobado por unanimidad. Tras una breve parada en su casa de Madrid, voló a Nueva York para presentar dichas conclusiones ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Este documento fue incorporado al Programa de Acción Mundial para las Personas con Discapacidad (1982), desarrollado posteriormente en las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades (1993), y culminó con la aprobación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en diciembre de 2008, sesenta años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En junio de 2017, en el Ateneo de Madrid, inauguró y presidió la Cátedra de Derechos Humanos, con el objetivo de promover el derecho supremo a la dignidad: el derecho a la vida, pero a una vida digna. Defendía una educación que nos hiciera libres y responsables, y sostenía que:

“El pasado ya está escrito, el futuro hay que inventarlo.”

Desde esa convicción, llamaba a actuar con urgencia frente a las amenazas del presente: la desinformación masiva, el neoliberalismo y la plutocracia. Su mensaje era claro:

“Actuar, y actuar a tiempo.”

4. Educación para la conciencia y la paz

Federico Mayor Zaragoza heredó una profunda convicción educativa de su tío abuelo Marcelino Domingo, quien fue Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes durante la Segunda República. De él aprendió que:

“La educación es ser, no tener.”

Siempre destacó la definición de educación recogida en los principios fundacionales de la UNESCO: formar ciudadanos libres y responsables. Para él, la educación no debía confundirse con la mera capacitación.

Solía citar a Francisco Giner de los Ríos:

“Educar es dirigir la propia vida,”
y a su amigo Nelson Mandela:
“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.”

Durante su mandato como Director General de la UNESCO, encargó a Jacques Delors la elaboración de un informe sobre el futuro de la educación en el siglo XXI. El resultado fue el célebre documento publicado en 1996 bajo el título “La educación encierra un tesoro”, que estableció los cuatro pilares del aprendizaje a lo largo de la vida: aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a vivir juntos. Mayor Zaragoza propuso un quinto pilar:

“Aprender a emprender, a actuar, a movilizarse.”

En 1997 expresó:

“Educar es más que informar o instruir; es forjar la mente y el carácter del ser humano, y dotarlo de autonomía suficiente para que alcance a razonar y decidir con la mayor libertad posible. Es fomentar una vida espiritual y diferenciada, con gustos y criterios auténticos.”

Desde la UNESCO promovió la difusión universal de la cultura y la educación como herramientas esenciales para la justicia, la libertad y la paz, pilares indispensables de la dignidad humana.

Una anécdota ocurrida en Burkina Faso ilustra su sensibilidad y capacidad de escucha. Durante una presentación de técnicos de la UNESCO, observó que una mujer en la primera fila no dejaba de sonreír. Al preguntarle la razón, ella respondió que le hacía gracia que personas que no conocían su realidad ni su trabajo les dijeran cómo debían actuar. A su regreso a París, Mayor Zaragoza reunió a los directores de programas y cambió el enfoque institucional: de “programas de ayuda a…” a:

“Programas a la escucha de…”

Para él, la educación no consistía en acumular datos, sino en desarrollar la capacidad de pensar, elegir y diseñar el propio futuro. Defendía una educación y una ciencia al servicio de la conciencia, con oportunidades para todos, de calidad, inclusiva y extendida a lo largo de la vida. Solo las personas educadas en libertad y responsabilidad —afirmaba— serían capaces de adoptar las decisiones necesarias para garantizar un legado ambiental, social, económico y sostenible para las generaciones futuras.

Creía firmemente en el potencial creador de cada ser humano, y en que ese potencial solo podía desarrollarse con el acompañamiento de los docentes. Por ello, exigía respeto y reconocimiento para ellos:

“Los docentes merecen un monumento, un reconocimiento social total.”

Así lo expresó también en el prólogo del libro homenaje a María Soriano (CEPE, 1992), a quien definió como “maestra de maestras”:

“En su labor, el amor es indispensable, pero no suficiente. El conocimiento es asimismo indispensable, pero no suficiente. Se requiere ese don de la alteridad consciente y cualificada. Don que no es facultad ingénita, sino fraguada día a día, conquistada, adquirida a fuerza de dedicación y desprendimiento. Dar no basta en tan delicados menesteres. Es preciso darse, entregarse a una tarea que no tiene otra comparable para quien la practica ni para el destinatario.”

Consciente de los desafíos del presente, advertía sobre la necesidad de enfrentarse a las fuerzas de la plutocracia. Por ello, hacía un llamamiento a los jóvenes docentes para que exigieran los cambios necesarios desde una perspectiva de desarrollo sostenible —económica, social y ambiental—. Insistía en que:

“Desde la educación y la conciencia de hoy, hay que actuar ya, hacer frente a los problemas de hoy con la educación de hoy.”

También reivindicaba el papel de las maestras y maestros jubilados, a quienes consideraba un tesoro de conocimiento y experiencia que debía aprovecharse para acompañar la formación de los nuevos docentes y apoyar puntualmente a los centros educativos.

En su visión, todos somos aprendices y todos somos docentes. La educación debía construirse desde la supremacía de la dignidad y la igualdad, donde:

“Todos somos iguales en dignidad, con la democracia y la palabra como herramientas fundamentales.”

5. Un maestro de maestros

Conocí a Federico Mayor Zaragoza en 1978, durante la presentación del Plan de Prevención de la Subnormalidad en la Fundación General Mediterránea. Desde aquel primer encuentro me impresionaron su saber, su valentía y su capacidad para generar adhesión a sus ideas. Nuestra relación se consolidó en 1981, en la Conferencia Mundial sobre Acciones y Estrategias para la Educación, Prevención e Integración, celebrada en Torremolinos. A partir de entonces, asistí siempre que pude a sus conferencias y eventos, y lo invité a participar en congresos y jornadas profesionales. A pesar de su apretada agenda, siempre encontraba un hueco, aunque en ocasiones tuviéramos que reprogramar su intervención.

En 2002, en el VII Congreso Internacional de AEDES, celebrado en Santiago de Compostela, ofreció una conferencia plenaria en la que subrayó que la diversidad, incluida la discapacidad, no disminuye el valor de la persona. En 2003, durante las Jornadas Interterritoriales de Intercambio de Experiencias de la DAT Norte de Madrid, animó a los docentes a trabajar con el método científico, a escuchar activamente a sus alumnos y a investigar para responder a los retos de la educación del siglo XXI.

En 2010, en la Semana para la Educación celebrada en Pontevedra, pronunció la conferencia inaugural titulada “La educación para la libertad, para la ciudadanía: responsabilidad social”. En ella defendió que la educación debe formar ciudadanos reflexivos, menos dóciles y más críticos, capaces de actuar según sus propias convicciones.

En 2014, durante una cena-coloquio organizada por FEAE Madrid, afirmó con rotundidad:

“La educación es la base de todos los derechos.”

Un año después, en las Jornadas Estatales de FEAE celebradas en Madrid, insistió en la necesidad de evaluar la educación no solo desde el rendimiento del alumnado, sino también por su impacto en la vida de las personas y en la transformación de la sociedad.

En 2022, aunque su estado de salud no le permitió asistir presencialmente a las XXIX Jornadas Estatales de FEAE en Santiago de Compostela, envió un vídeo de salutación y el texto íntegro de su conferencia titulada “La humanidad: ojos del universo”. En 2023, en el Ateneo de Madrid, pronunció la ponencia “Construir una cultura de paz, es urgente”. Y en 2024, con motivo de su 90 cumpleaños, celebramos un emotivo homenaje en ese mismo lugar. Al felicitarle, le dije: “Los noventa ya han pasado, ahora a por lo que viene”. Con una sonrisa, me respondió:

“Ganas sí, veremos las fuerzas.”

6. Un legado inmenso

Federico Mayor Zaragoza falleció el 19 de diciembre de 2024. Con su partida, el mundo perdió a un gran hombre, un verdadero ciudadano del mundo. Su vida fue un ejemplo de compromiso con la ciencia, la educación, la paz y la dignidad humana. Por todo ello, propusimos su candidatura al Premio Nobel de la Paz. Y si ese reconocimiento no le fue concedido, quizás habría que crear uno nuevo, más acorde con su legado: el Premio Nobel de la Humanidad.

Su legado permanece vivo en su obra, en sus ensayos, en sus discursos y también en su poesía. Como dijo su amigo José Saramago:

“Federico Mayor Zaragoza cree en la fuerza de la palabra, es de fiar, sigámosle.”

En su libro de poemas Terral, me dedicó unas palabras que guardo con gratitud y admiración:

“A José Manuel Cabada, en el mismo barco, que sabe (y procura) que la fuerza de la palabra prevalecerá al fin.”

Gracias por todo, Federico Mayor Zaragoza.
¡Gracias, maestro!

https://dyle.es/archivos/la-humanidad-ojos-del-universo.pdf