DYLE Nº5

Efectos de la pobreza en la educación en Chile
Teresa Araya Mondaca
Cristian Rodriguez Frigolett
INTRODUCCIÓN
La educación en Chile, tiene diferentes formas de ser analizada, por un lado están los procesos de evaluación estandarizada donde se contextualiza la educación chilena en el contexto latinoamericano, situada como la mejor en cuanto a los resultados no obstante Chile como país integrante de OCDE presenta una serie de graves falencias, pero en lo que existe consenso es en la enorme brecha que existe en la educación chilena asociado a la estratificación socioeconómica.
Marco teórico
Dentro de lo que es la pobreza, está a la base el concepto de desigualdad, fenómeno frente al cual se analizarán el paradigma funcional y el dialéctico.
Siguiendo la línea investigativa de Valdivia (2007) el paradigma funcional plantea la tesis de que las desigualdades educativas son originadas por un conjunto de factores externos al sistema educativo, por ende, provienen de las desigualdades de la sociedad en la cual están inmersos y no del sistema educativo. Una segunda tesis dentro de este mismo paradigma, señala que la educación que se ofrece a los sectores más desfavorecidos es de mala calidad y que de algún modo va generando aún más desigualdad a la que ya está presente en la sociedad.
El paradigma dialéctico por su parte atribuye las desigualdades educativas a la recurrente característica de tomar currículos de otras culturas diferentes y dominantes, por ende no son aquellas que se requiere, pues apuntan al objetivo para el cual fueron concebidos y no para una realidad particular que suele tener cualidades muy diferentes a aquella de la cual proviene el currículo, haciendo así perdurar la relación dominio/subordinación
Marco de antecedentes
El sistema educacional chileno tiene en la base de su estructura la definida en periodo de dictadura militar en Chile, que considera cuatro tipos de establecimientos educacionales considerando los tipos de financiamiento el primero de ellos es la educación municipal, financiado por el estado y cuya administración se encuentra en manos de los Municipios de cada comuna, cuya oferta educativa tiene la característica de ser gratuita, sin requerir un aporte monetario de parte de los apoderados, sistema que entrega a sus estudiantes el vestuario escolar, transporte, útiles y textos escolares.
El segundo tipo de financiamiento de la educación es la particular subvencionada, cuya estructura considera por una parte el aporte que el Estado chileno hace a los establecimientos y por otra, el aporte monetario que los apoderados hacen al establecimiento, visto de este modo es un sistema de financiamiento compartido, cuyos dueños son particulares, empresas o congregaciones religiosas.
Un tercer tipo corresponde a la educación particular pagada que no recibe aportes del estado y que se financian solo a partir del aporte que realizan los apoderados.
El cuarto y último tipo de financiamiento de la educación corresponde a la de administración delegada, que son casos excepcionales de establecimientos cuya dependencia es directa del Ministerio de Educación, pero que delega esta facultad en corporaciones o fundaciones educacionales privadas.
Es importante mencionar que el Estado de Chile financia de igual forma y con los mismos valores tanto a la educación pública como a la privada, al respecto Kremerman (2015), señala
En 1981, la educación pública en Chile se municipalizó: i) sin considerar que la Educación es un Derecho y colocando mayor importancia constitucional a la libertad de enseñanza (Artículo 20º de la Constitución); ii) creando un Sistema de Financiamiento inédito a las escuelas, el cual entrega subvenciones según número de alumnos que asisten a clases; iii) sin calcular cuánto era el costo de una Educación de altos estándares de calidad. El valor de la Subvención es un monto arbitrario; iv) entregando Subsidios también a las escuelas particulares, las cuales pueden legalmente Seleccionar a sus alumnos, lucrar y a partir de 1993 pueden Cobrar Aranceles, bajo la modalidad del Financiamiento Compartido y desde fines de los 90’ incluso reciben financiamiento para su infraestructura.
Es a partir de este sistema de financiamiento de la educación en Chile, que se gestan las primeras diferencias, segregando a la población escolar a partir de cuanto pueden pagar sus familias, generando así que los estratos socioeconómicos no se mezclen en los establecimientos educacionales, reproduciendo de esta forma la segregación social a la cual se debe atacar de manera estructural.
Estos factores son relevantes al momento de explicar las diferencias que se dan entre uno u otro sistema de formación ya que incluso en los textos de estudio los énfasis son distintos respecto del grupo social al cual están destinados.
Efectos de la pobreza en la educación en Chile
Deserción
En Chile la educación escolar obligatoria son 12 años; seis en enseñanza básica y seis en educación media. Pese a la obligatoriedad que la ley impone, existe un 10% de los estudiantes que abandona sus estudios y 8 de cada diez de ellos se produce a causa de la pobreza.
“En Latinoamérica este es un problema grave, porque en países como Argentina y Uruguay las cifras de deserción llegan hasta 30% en secundaria. En naciones de Centroamérica hablar de este tema es complicado, porque todavía falta mucho por avanzar en cobertura; la deserción es un fenómeno que se manifiesta cuando recién tienes asegurados 12 años de escolaridad”, explica Liliana Cortés, directora de Fundación Súmate del Hogar de Cristo.
Pérdida de la trayectoria educativa
La intermitencia en su asistencia escolar de la población estudiantil que proviene de las familias más pobres del país, al respecto en Chile “ Muchas veces tiene que ver con problemas económicos que hacen que el alumno quiera salir a trabajar en vez de estudiar, o con quiebres familiares que hacen que un día el niño viva con la abuela, al otro con la tía y al siguiente, con la mamá. Eso hace que cambien de colegio muchas veces y terminen perdiendo la trayectoria”, educativa al no poder ser reflejo de los sellos formativos que le aporta el establecimiento en el cual está siendo formado. indica Cortés
Fuera del sistema escolar
Otro efecto de la pobreza en la educación en Chile es la cantidad de estudiantes que se encuentran fuera del sistema escolar y en este sentido en el año 2017 según CASEN (2018), 138 mil personas no asistían a clases, tan solo un año más tarde se realiza un nuevo cálculo viendo la cifra mencionada con un aumento de 2,6 veces.
Al respecto, se afirma que una de las razones de la diferencia en el cálculo de la cifra es que “hablan de la invisibilización de esta realidad, lo que suena como obvio, pero es importante sacar a la luz. Todo sistema educacional está pensado para lo que pasa dentro de la escuela, y por eso que estos jóvenes no están”. Indudablemente se puede generar estrategias e implementarlas con las familias, no obstante al no encontrarse insertos en el sistema escolar, la acción se imposibilita o a lo menos se dificulta notoriamente.
El director del Hogar de Cristo, Paulo Egenau (2018), señala que lo primero es “dejar de hablar de ‘desertores’. La deserción, en general, se entiende como una decisión autónoma y voluntaria”, Egenau agrega que estos son niños “que nacen y crecen en un contexto de profunda adversidad. Muchos tienen historia de traumas, de discriminación temprana en la vida, por lo que desarrollan conductas que se ajustan a eso”.
Al respecto la ministra de Educación, Marcela Cubillos, sostuvo que la diferencia entre ambas mediciones se debe a que la encuesta Casen “es autodeclarada y de carácter muestra”, pues efectivamente las familias la responden cuando requieren que sus datos sean evaluados para poder postular a ayudas estatales. De igual modo se percibe una forma de no responsabilizarse de la cifra de personas excluídas del sistema escolar por su condición de pobreza.
Fracaso escolar
Junto con los aspectos vinculados a la deserción y la exclusión del sistema escolar, surge el elemento del fracaso escolar, dentro de lo cual es fácilmente identificable aquellos factores vinculados a la pobreza y que pueden ser síntomas preocupantes de pobreza que genera un inminente riesgo de fracaso escolar, como por ejemplo, el nivel educativo y escaso capital cultural de los padres, el desempleo de los padres en el hogar, abuso y negligencia, abuso de algún tipo de drogas o alcohol de parte de los padres o del propio menor, la movilidad permanente en el caso de familias cuyo ingreso proviene de trabajos estacionales, por mencionar algunos.
Uno de las constantes es la inestabilidad en la asistencia escolar motivadas por factores como los mencionados previamente registrándose una alta prevalencia de este indicador en los estratos socioeconómicos del país, lo que redunda en que los estudiantes presenten retrasos pedagógicos en algunas asignaturas de formación general especialmente.
Presupuesto 2017- 2018 en educación
Chile gasta 3,4% del PIB en educación escolar primaria y secundaria, donde 21% es privado y 79% es público. El promedio OCDE es 4,0% del PIB en estas áreas, donde 17,5% es privado y 82,5% es público. En contraste, Chile gasta 2,4% del PIB (total) en educación superior, donde 70% es privado y 30% es público. el promedio OCDE es 1,6% del PIB en esta área, donde 30% es privado y 70% es público. Es justamente en educación superior en donde se refleja el alejamiento del gasto público en esta área y en donde se avanza este año en el presupuesto que se presenta.
El aumento del gasto público en educación superior que implicaría la promesa de gratuidad implica diseñar un sistema de educación superior en donde los objetivos de este deben estar alineados con fines públicos, como lo son la formación de técnicos y profesionales, la investigación, innovación y creación artística y la vinculación con la sociedad.
El financiamiento público a la educación superior en países donde este es relevante tiene ciertas características comunes. En algunos países un fuerte componente proviene de presupuestos históricos que no tienen relación ni con la matrícula ni con los resultados de investigación (50% en Noruega). En otros las fuentes de financiamiento provienen de las funciones que desempeñan las instituciones tanto en investigación como en docencia (Alemania). Sin embargo, algo que todos siguen es la definición de estándares de pertinencia y calidad de las instituciones que reciben financiamiento público.
Así, el presupuesto 2017 -2018 para educación es un avance en la dirección en la cual se requiere reformar el sistema chileno. Ciertamente, habría sido preferible discutir antes el marco normativo que defina el financiamiento. Pero dado que el gobierno ha decidido avanzar antes es relevante notar que la definición de la glosa presupuestaria de educación superior se enmarca en los objetivos de cambio del sistema en una dirección coherente con lo planteado en el programa.
Por una parte, se definen exigencias a las instituciones para recibir financiamiento público. Como exigencia mínimas de calidad y ser instituciones sin fines de lucro. Además, se define un modelo de financiamiento que permite enfrentar el costo de la formación de profesionales y técnicos según los objetivos de calidad del sistema. No con precios de mercado, sino relacionados a definición de costos asociados a la formación. Finalmente, se sienta las bases de que es importante la mayor participación del Estado en el sistema mismo para asegurar calidad.
Mucho énfasis se pone en el alivio del endeudamiento de las familias y los estudiantes y efectivamente este es uno de los objetivos prioritarios, pero más allá de esto, tener un mayor gasto público a la educación superior implica el reconocimiento de que el sistema educacional, en todos sus niveles, es una responsabilidad social. Lo que debe implicar un esfuerzo de las actuales instituciones de alinear sus objetivos con los objetivos del país en esta área. Financiar la educación superior no quiere decir subsidiar los precios de un mercado altamente desregulado a los que se enfrentan los estudiantes consumidores, sino ofrecer a los estudiantes, y el país en general, un sistema coherente con objetivos públicos. Estos objetivos serán los delineados por la nueva legislación en educación superior y están presentes en el presupuesto 2017-2018.
CIRCULO VICIOSO DE LA POBREZA
Dependiendo la concepción de la realidad que tengamos podemos mirar la pobreza como un consecuencia de la educación o la educación como una consecuencia de la pobreza, lo que si podemos concluir es que “Las personas que desertan del colegio tienen menos ingresos y más dificultades para encontrar un trabajo que aquellos que lograron graduarse. En definitiva, tienen más dificultades para romper el círculo de la pobreza”, advierte Saracostti