DYLE Nº6

Editorial
Emilio J. Veiga Río
Psicopedagogo. Director CFR A Coruña. Expresidente FEAE
En el presente número de la Revista DyLE, entre otros muchos temas de relevancia destaca como eje principal uno que desde hace mucho tiempo lleva derramando ríos de tinta, “El Pacto Educativo”, es decir un pacto de Estado sobre Educación, concepto en el que concuerdan todas las fuerzas políticas, sociales y económicas como un pilar básico de una nación. Un concepto al cuál se le presuponen que lleva implícito significados como: consenso, acercamiento en los planteamientos ideológicos y políticos, concreción sentida de qué se enseña, cómo se enseña, que fines y objetivos queremos como país, etc.
Muchas voces importantes han hablado y escrito sobre este tema a lo largo de los últimos años. Me gustaría destacar entre ellas al gran difusor del significado del término. Juan Carlos Tedesco, experto en políticas educativas, que fue Director de la Oficina Internacional de Educación de la UNESCO, considera para lograr un pacto educativo firme y consolidado es preciso un Pacto de Estado sobre educación, necesario y preciso para llevar a cabo la reforma educativa esencial para integrarse en una sociedad moderna del conocimiento.
Las políticas, las reformas y los consensos educativos maravillosamente abordados en este mismo número en el artículo de la catedrática de la Universidad Complutense de Madrid, Inmaculada Egido Gálvez, son los elementos relevantes en muchos otros países de nuestro entorno cultural que han conseguido y mantienen unos sistemas educativos fuertes y destacables, alejados de vaivenes coyunturales y temporales que reflejan la existencia de algunos acuerdos de fondo sobre los grandes valores que fundamentan la escuela como pilar. Independientemente de su orientación ideológica, seguramente la mayoría de la población en este país, apoyan la idea de un sistema escolar fuertemente igualitario, con servicios amplios y de calidad, que garanticen no solo la enseñanza sino el bienestar general de todos los niños y niñas, sean cuales sean sus circunstancias.
A punto de ver la luz una nueva Ley educativa (LOMLOE; Ley Orgánica de Modificación de la LOE), que representará la novena ley educativa desde 1980, volvemos a correr el riesgo de no atender a posibles reformas de alcance más concreto, más favorables para garantizar la estabilidad del sistema. Reformas que centren sus esfuerzos en modificar aspectos puntuales de una Ley duradera y consensuada pero que permiten que permanezcan los rasgos esenciales de las mismas.
En el estado actual del país todavía muy inmerso en la epidemia más devastadora de los últimos 100 años que ha destapado las insuficiencias del sistema sanitario y las debilidades del sistema educativo en España, y tras ver como el trabajo parlamentario de la Comisión establecida en el Congreso de los Diputados donde se estudió durante dos meses cómo reparar los problemas del sistema educativo fuera inútil. El Congreso rechazó por un estrecho margen (175 frente a 172 votos) el dictamen sobre el bloque social que incluía medidas para el refuerzo de la enseñanza. Nuevamente, falta de consenso y miras globales.
Como sociedad plural, adulta, democrática y madura debemos de reclamar “más que nunca” situar la educación como un sector prioritario sobre el que actuar de urgencia para la reconstrucción del país después de la pandemia: “Hay que reforzar el sistema educativo para asegurar que los alumnos de los hogares de menor renta adquieran las calificaciones necesarias aún en ausencia de educación presencial” como recoge el propio gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
Como reflexión final, me gustaría destacar algunos de los estudios y las conclusiones obtenidas sobre la Educación en estado de pandemia con los que FEAE ha colaborado y que resultan altamente significativos en cuanto a la necesidad de apostar “de verdad” por aplicar la inversión y las mejoras necesarias que garanticen la seguridad, el bienestar y el aprendizaje del alumnado. Invitamos a conocer los resultados de estudios como “La Escuela en casa” realizado por el grupo de investigación GemEduco de la Universitat de València, realizado desde un enfoque de cohesión social. O el estudio de “Educación con las Escuelas Cerradas: Voces de Familias y Profesorado sobre la Educación durante el Confinamiento” del Proyecto de Innovación Atlántida, junto a más de diez grupos de innovación.
Desde luego que una de las ideas que es compartida por muchas personas en este país es que no es desde los boletines oficiales desde donde se mejoren las escuelas, sino desde los centros, desde las aulas, desde las familias, es decir desde las Comunidades Educativas