Revista sobre educación y liderazgo educativo DYLE Nº 18

DYLE Nº 18

Artículo

Aprendizajes de la pandemia y transformación educativa

Pepe Menéndez Cabrera

Experto Intrenacional en Procesos de Transformación Educativa

Ya ha quedado suficientemente demostrado el impacto que el confinamiento provocado por la pandemia de COVID-19 ha tenido en el mundo educativo, como señalan informes de organismos internacionales como UNESCO1, ONU2 o el Banco Mundial3. La propagación del virus llevó a muchos gobiernos a cerrar las escuelas y universidades para evitar la transmisión del virus, lo que dio lugar a una serie de cambios significativos en los sistemas educativos de muchos países de todo el mundo. Voy a destacar cuatro consecuencias de la pandemia que me parecen centrales.

En primer lugar, el confinamiento puso de manifiesto las deficiencias del modelo de educación tradicional. Los sistemas educativos se basan en gran medida en el aprendizaje en el aula, pero el cierre de las escuelas puso en evidencia la necesidad de nuevas formas de enseñanza y aprendizaje y de otras necesidades organizativas. Mi propia experiencia de observación fue que aquellas escuelas que ya habían iniciado procesos de cambio sistémicos tuvieron mayor facilidad para adaptarse a la situación de cierre. Administradores públicos, docentes, estudiantes y familias tuvieron que adaptarse rápidamente a la educación en línea y a distancia, en un proceso que se denominó “aprendizaje remoto de emergencia”4, en contraposición al “aprendizaje on line”. Todo ello implicó el uso intensivo, no siempre coherente, de las tecnologías y la necesidad de una mayor autonomía por parte de los estudiantes. Como señalaba el profesor Miquel Àngel Prats, en plena pandemia, es un error “pretender hacer on line lo que se hace presencialmente5.

En segundo lugar, destacó la necesidad de un enfoque más centrado en el bienestar emocional de los estudiantes, concepto que ha pasado a formar parte de los indicadores de calidad en la investigación sobre educación en los estudios internacionales. El cierre de las escuelas dejó a muchos estudiantes aislados y desconectados de su comunidad escolar. Como me decía el actual ministro de educación de Portugal João Costa, “esta crisis, en términos educativos, está siendo un enorme acelerador de las desigualdades. Aquellos estudiantes para quienes las cosas van bien son, en su mayoría, aquellos para quienes las cosas ya iban bien. En cambio, los alumnos que no tenían apoyo familiar, ahora se han encontrado aún más dependientes del apoyo familiar”6. La posterior recuperación de la escuela presencial, tensionada por las medidas de seguridad sanitaria y por las repercusiones del impacto sobre la salud mental, ha provocado un notable aumento del estrés, la ansiedad y la depresión. En este sentido, la experiencia internacional avaló la importancia de encontrar un equilibrio con las medidas sanitarias, dando prioridad a la escolarización presencial en la infancia y adolescencia. Las escuelas han tenido que adaptarse a enfoques más integrales que aborden las necesidades emocionales y sociales de los estudiantes, además de sus necesidades académicas, lo que nos ha dejado un escenario de cansancio y desánimo, que necesita de mejores y más complejos análisis de los que estamos viendo.

En tercer lugar, la pandemia evidenció la importancia de la colaboración y la participación de las familias en la educación de sus hijos. Con el cierre de las escuelas y la educación en línea, las familias tuvieron que asumir un papel más activo en los procesos de aprendizaje de sus hijos. Esto debería haber llevado a una mayor colaboración entre familias y escuelas. Así ha sido en muchos casos y ha resultado beneficioso para el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes. Pero, en otros casos, sigue siendo un enorme desafío por la tendencia de algunas escuelas en mostrar resistencias a esa relación, y también por la actitud clientelar de algunas familias, más interesadas en subrogar su papel educador que en colaborar para que la educación sea una realidad positiva para sus hijos.

Por último, la pandemia, como ha quedado demostrado, ha acelerado la adopción de tecnologías y ha forzado cambios en la forma en que los estudiantes aprenden y los docentes enseñan. La educación en línea y a distancia ha llegado para quedarse, y los educadores y los estudiantes deben estar preparados para utilizar tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, la realidad virtual y la gamificación para mejorar el aprendizaje. Me parece muy recomendable la publicación que editaron, en el período inicial del confinamiento, diversos docentes de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) para ayudar a los docentes a diseñar tareas de aprendizaje híbridas7. Pero, sin duda, también ha quedado un notable cansancio del mundo virtual. Aún nos queda un largo recorrido de adaptación y de mejora en la aplicación de la tecnología a la mejora del aprendizaje de los estudiantes. La pandemia ha demostrado que la escuela tal como la conocíamos ya no es sostenible y que debemos adaptarnos a nuevas formas de enseñanza.

Aprender de todo lo que nos está sucediendo desde el confinamiento por el cierre de las escuelas no es centrarse solo en un período excepcional que seguramente no volverá en los mismos términos. Es aprovechar la oportunidad de analizar, compartir y sacar buenos aprendizajes de todo lo que emergió como cuestionamiento del modelo de escuela dominante.

He acompañado a instituciones educativas, tanto en España como en Latinoamérica, a compartir aprendizajes de todo lo que había sucedido en el período de pandemia como una tarea propia del liderazgo para el aprendizaje, que permitiera entender lo ocurrido para saber en lo que debemos perseverar y en aquello que nos da claras pistas de hacia dónde debemos avanzar. Especialmente interesante fue la asistencia técnica que hice al ministerio de educación de Argentina, a través del programa Eurosocial+8, sobre políticas educativas dirigidas al regreso gradual y progresivo de la población de adolescentes a las clases presenciales. Las conclusiones más coincidentes, a pesar de la diversidad de contextos señalan los siguientes aspectos:

- El confinamiento estrechó el contacto de las escuelas con las familias en intensidad y con perspectivas diferentes de las que se tenían habitualmente hasta antes del confinamiento. Las escuelas deben perseverar con mayor profundidad en el conocimiento de la realidad de las familias y establecer vínculos que aumenten la confianza y el acompañamiento.

- La comunicación fue clave tanto en el interior de la escuela (entre docentes) como con estudiantes y familias. Han aparecido nuevas y diversas maneras de vehicularse, especialmente con dispositivos digitales. Las personas hemos aprendido no solo a usarlos, descubriendo y ampliando el uso de dispositivos, sino también la importancia de establecer y consensuar ciertas normas de uso para una buena comunicación.

- La proactividad y capacidad de liderazgo fueron elementos clave de las competencias de los equipos directivos. Debemos reservar tiempo de reflexión compartida a entender lo que está pasando en el entorno, teniendo en cuenta que está sometido a cambios permanentes y a una gran incertidumbre. En este sentido, los equipos directivos y los docentes han ponderado la posibilidad de disponer de mayor autonomía para gestionar el currículum y evaluar los aprendizajes.

- La importancia de disponer de un plan de formación de docentes, estudiantes y familias en el uso de la tecnología, especialmente en aquellos aspectos que son esenciales para la comprensión de sus tareas pedagógicas y comunicativas.

- Disponer de alianzas amplias con agentes e instituciones del entorno garantiza una mayor capacidad para que el alumnado alcance los conocimientos propios de su nivel y las estrategias pedagógicas para facilitar su aprendizaje.

- El valor de una política pública que coordine todos los ámbitos de las administraciones para acompañar a las escuelas de manera mucho más valiosa.

- La pandemia también ha demostrado que la escuela tal como la conocíamos ya no es sostenible. La virtualidad ha abierto nuevas posibilidades de enseñanza y aprendizaje, pero también ha dejado en evidencia la necesidad de adaptarse a nuevas formas de enseñanza. La pantalla no puede ser el único medio para la educación. La relación con las familias se ha vuelto fundamental y el bienestar emocional es vital para el aprendizaje.

La educación es un ámbito en constante evolución, y la situación actual exige una reevaluación de la organización escolar y el enfoque del aprendizaje. La escuela que heredamos del siglo XVIII y XIX produjo una industrialización del sistema educativo, con planteos homogéneos y libros de texto que no tenían en cuenta contextos particulares ni territorios.

Como ha quedado suficientemente evidenciado, el mundo está cambiando drásticamente. La globalización, la velocidad en el desarrollo tecnológico y los movimientos migrantes han tenido un impacto enorme sobre la escuela. La sociedad del conocimiento y de la información demanda habilidades y competencias diferentes a las que se enseñaban en la escuela tradicional. Hoy en día, el aprendizaje debe ser el motor de una educación más humana y acorde a las competencias de nuestro tiempo. Debemos profundizar en acercarnos a una escuela capaz de acompañar el proyecto vital de los alumnos y en fomentar la singularidad de niños y adolescentes en el proceso de aprendizaje. Es el gran desafío de pasar del derecho a la escolarización, conquista del siglo XX, al derecho de todos los alumnos al aprendizaje que ha de ser la gran conquista del siglo XXI.

NOTAS

1 UNESCO (2021). Education in a post-COVID world: Nine ideas for public action. Paris, France. Disponible en https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000375282

2 United Nations. (2021). Policy brief: Education during COVID-19 and beyond. Disponible en https://www.un.org/development/desa/dspd/wp-content/uploads/sites/22/2021/05/sg_policy_brief_covid_education_august_2021.pdf

3 World Bank (2021). The COVID-19 pandemic and its impact on education. Disponible en https://www.worldbank.org/en/topic/education/brief/global-education-monitoring-report-covid-19-and-education-reaching-the-most-marginalized

4 Hodges, Moore, Lockee, Trust y Bond (2020). The difference between emergency remote teaching and online learning. Disponible en https://er.educause.edu/articles/2020/3/the-difference-between-emergency-remote-teaching-and-online-learning

5 https://www.ara.cat/societat/ensenyament-online-confinament-coronavirus_1_1180569.html

6 https://pepemenendez.wordpress.com/2020/06/11
/la-necesidad-del-cambio-educativo-es-evidente-para-todos/

7 Sangrà Morer, A. (Coordinador). Decálogo para la mejora de la docencia online. Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Disponible en http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/handle/10609/122307

8 Ojeda, G.; Salti, P. (2022). Aportes para la modelización de políticas educativas de acceso, permanencia y reingreso a la escuela de niños/as y adolescentes en situación de vulnerabilidad educativa en Argentina. Disponible en https://eurosocial.eu/biblioteca/doc/aportes-para-la-modelizacion-de-politicas-educativas-de-acceso-permanencia-y-reingreso-a-la-escuela-de-ninos-as-y-adolescentes-en-situacion-de-vulnerabilidad-educativa-en-argentina/