DYLE Nº7

Aprendizaje basado en retos durante el confinamiento en el aula virtual de música
Antonio J. Calviño
Introducción y contexto
Soy profesor de música en el IES Doñana de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), un centro en el que somos más de 1000 alumnos y alumnas y más de 100 docentes repartidos entre la ESO, el Bachillerato, la Formación Profesional de Grado Medio y Superior y los cursos de Formación Profesional Básica y de Acceso a los Ciclos Formativos.
Llevo mucho tiempo trabajando con metodologías activas en distintos centros educativos, fundamentalmente el ABP, el Flipped Learning, la Gamificación y algunas técnicas de aprendizaje cooperativo.
Este curso, siendo mi primer año en el IES Doñana donde había compartido formaciones en cursos anteriores y cuyo proyecto educativo me atraía, pensé que podría ayudar de alguna manera. Asumí la Jefatura de Formación, Innovación y Evaluación Educativa (FEIE) además de ser uno de los administradores de GSuite para Educación del centro. En los últimos años, el profesorado se había formado en metodologías activas y en tecnología, tanto alumnado como profesorado poseía cuentas corporativas y algunos docentes incluso hacían uso de Classroom o Moodle como aulas virtuales, así como las herramientas colaborativas de Google y otras digitales en sus clases presenciales con asiduidad. En el centro, están permitidos los dispositivos móviles dentro y fuera del aula y contamos con aulas de ordenadores y carros de portátiles para uso del alumnado en las distintas clases.
A lo largo del primer y segundo trimestre, en las clases de música, el ABP y el uso de tecnología ha sido nuestro día a día. El trabajo por equipos, los productos finales variados, el uso de los móviles en el aula, los documentos compartidos para el trabajo grupal, las rúbricas, las listas de cotejo, los diplomas, las insignias o distintos tipos de porfolios, han formado parte del ecosistema de mis clases. Hemos jugado, hemos bailado, tocado y cantado, hemos realizado juegos de mesa, museos virtuales en 3D, hemos compuesto música con aplicaciones, hemos diseñado e impreso en 3D, hemos realizado BreakOut Educativos, Chromakeys, Stopmotion, Cortometrajes, exposiciones orales; hemos utilizado los baños para grabar, los patios, las escaleras, el SUM, los pasillos o el aula de música en función de lo que necesitáramos en cada momento.
Con este contexto, llegó marzo de 2020 e hizo que nos debiéramos confinar con todas las incertidumbres y miedos, para unos y otros, que en ese momento inicial nos produjo la pandemia provocada por el COVID-19.
Retos por y para el confinamiento
Del viernes 13 de marzo para un lunes 16 de marzo, nos vimos, casi sin avisar, con la imposibilidad de seguir impartiendo clases de manera presencial, con el alumnado en casa y con multitud de problemas que no sabíamos cómo resolver en ese momento.
Mi alumnado ya tenía las herramientas necesarias para poder trabajar a distancia: un aula virtual en Classroom, un curso de autoformación mediante cuestionarios de autoaprendizaje en Moodle propio (MusikawaeEDU) y distintos grupos de Whatsapp y Hangout Chat por donde poder comunicarnos con fluidez y a diario. Además, creamos distintas salas de Google Meet donde poder hacer videollamadas con ellos y sus familias.
Pero con todo ello, también surgieron problemas que podríamos enfocarlos en dos sentidos:
- Falta de dispositivos y/o conexión a Internet. Una pequeña parte del alumnado no tenía dispositivos, no sabían actualizar las herramientas o tenían pocos datos en sus dispositivos o no tenían Wifi en casa.
- En un principio, pensamos que el confinamiento sería para pocos días y hubo alumnado y familias que, por desconocimiento, por necesidad o por el entorno y las circunstancias, pensaron en no continuar online y esperar a la incorporación a las clases presenciales que nunca llegaron.
Tanto unos como otros, comenzamos a intentar paliar los diversos problemas con la dotación en préstamo de dispositivos, el alta de Internet en algunas casas que no tenían y mediante mensajes por mensajería oficial en iPasen o mediante llamadas de teléfono y videollamadas a las familias, comenzamos a ayudar en la instalación, actualización y puesta en marcha de los dispositivos del alumnado.
En este primer momento, hubo algunas premisas que todos entendimos:
- Tanto el alumnado como el profesorado no estábamos de vacaciones
- Debíamos intentar llegar a todos y atender la “nueva diversidad” que se nos presentaba en las aulas.
- Teníamos que priorizar la salud –física y emocional– por encima de cualquier otra premisa académica.
En este sentido, las videollamadas diarias que hacía con mi alumnado nos ayudaron a mantener el contacto, a hacerles ver que nos importaban, que queríamos que estuvieran bien, a conocer sus circunstancias particulares –familias trabajadoras en el campo y en servicios esenciales que tenían que salir de casa a diario y dejar a los estudiantes solos, dispositivos que eran compartidos por sus padres y madres para teletrabajar y para las tareas de nuestro alumnado, alumnado que acompañaba a sus familias a su trabajo en el campo, etc.–.
Con todo ello, en mi caso, por la cercanía con las metodologías que habíamos estado utilizando en el aula en las clases presenciales, empecé a plantearles retos a modo de mini proyectos que facilitaran el desarrollo de ciertas habilidades, de su competencia digital y comunicativa y competenciales. Fundamentalmente, que les fuera útiles, que quisieran hacerlos, que los motivaran, que tuvieran una parte de gamificación y que fueran capaces de despertar en ellos su curiosidad y su creatividad.
En este sentido, antes de Semana Santa, se les planteó un reto diario de temática musical de carácter voluntario. En cada videollamada, además de interesarme por mi alumnado y charlar de manera distendida con ellos y ellas, se les explicaba el reto, se solucionaban las dudas que pudieran surgir y se les daba un tiempo para poder hacerlo. Las video llamadas eran grabadas, subidas a Classroom junto con el reto a diario para aquel alumnado que no hubiera podido asistir de manera síncrona y se iban compartiendo los resultados con el resto de grupos.
Posteriormente, cuando entendimos que el confinamiento sería más largo de lo que pensábamos en un comienzo y pasada la Semana Santa, las videoconferencias y los retos se espaciaron en el tiempo y se estableció una videoconferencia y un reto semanal para que el alumnado tuviera tiempo de hacerlo. A través de los grupos de Whastapp y de Hangout Chat estábamos en contacto durante la semana, se planteaban dudas y se establecían nuevas videoconferencias individualizadas a modo de tutorías con el alumnado y/o con sus familias, para resolver temas de muy diversa índole: dudas de los retos, nuevos problemas con los dispositivos o con las aplicaciones propuestas, etc.
Los retos, en un principio, los planteaba yo como profe, pero conforme fueron pasando los días, comencé a invitar a diferentes amigos, profes y familiares a que fueran ellos, personas fuera de su ámbito, los que les propusieran retos con la música como hilo conductor, pero de cualquier temática o con el fin de desarrollar determinadas capacidades en el alumnado.
Con esos “invitados” mantenía alguna charla antes de las clases, orientábamos el reto y les explicaba cómo eran las videollamadas, los retos que habíamos hecho con anterioridad o las posibilidades que teníamos unos y otros. Por ejemplo, debido a la latencia en las conexiones, era imposible poder tocar o cantar todos a la vez, pero sí se podía plantear el reto y dejar que cada aluno y alumna, de manera individual, pudiera grabar su parte para luego hacer algún vídeo conjunto.
Así, a mis clases vinieron compañeros de mi centro a plantear retos de lengua (en letras de canciones), de educación física (para hacer coreografías)… Mi padre, que es docente jubilado y ha tenido una tienda de música, para que les explicara su funcionamiento (como parte del trabajo de la música) y nos hablara de su compositor favorito a través de retos matemáticos y proporciones; Gonzalo Romero (Head of Google Spain) que nos explicó la manera que tienen de trabajar en Google y la técnica del 10x con la que buscan soluciones a determinados problemas; Zoraida, profe de música que nos propuso hacer un canon con una canción a 3 voces que luego debíamos cantar y grabar, etc.
Así, en estas semanas, hemos escuchado radios de todo el mundo, hemos hecho memes, listas de reproducción compartidas en Spotify, hemos jugado con Quizizz y Kahoot, hemos creado Stopmotion, hemos compuesto canciones con Incredibox y las herramientas de Google MusicLab, hemos bailado, creado vídeos y hasta hemos tenido una fiesta de fin de curso virtual con disfraces y retos planteados por el mismo alumnado. Algunos de estos retos podéis verlos aquí: http://www.musikawa.es/ideas-de-retos-para-epoca-de-coronavirus-musikawa-abr-abp/
Algunas reflexiones finales a modo de conclusión
Después de todo lo vivido, de todas las dificultades encontradas a lo largo de estos meses, creo que ha merecido la pena. El alumnado se ha sentido motivado y acompañado, las familias agradecidas por el trato y el esfuerzo de unos y de otros y yo como docente, sorprendido por la creatividad de mi alumnado, su respuesta ante una situación tan compleja y nueva para todos y agradecido por su constancia, su trabajo y los resultados obtenidos en cuanto a aprendizaje.
A modo de ejemplo, el último reto planteado al alumnado consistió en la realización de un vídeo a modo de porfolio audiovisual, en el que debían exponer –ellos y sus familias, amigos, compañeros de clase, etc. – la nota, la calificación numérica que merecían en vista de los trabajos realizados y del aprendizaje adquirido en estos meses en la materia de música. Se trataba de que recopilaran fotografías y vídeos de sus trabajos a lo largo del curso –muchas las habíamos publicado en Instagram a diario a modo de reconocimiento de sus progresos– además de pedir testimonios de compañeros, amigos y familiares que hablaran de sus aprendizajes, de su trabajo diario o de sus logros. Además, han tenido que reflexionar sobre todo lo aprendido y trabajado y les ha servido para hacer memoria viva del curso que ahora termina. El resultado ha sido espectacular. Y los vídeos, muy creativos, utilizando algunas de las técnicas utilizadas en otros trabajos y retos y una forma de sintetizar un curso muy especial.

Por último, como parte del departamento de FEIE y junto con la dirección del centro, se elaboró un formulario para el alumnado y las familias con el fin de ver las posibles mejoras de cara al curso próximo en caso de un nuevo confinamiento y para conocer sus impresiones de primera mano. La gran mayoría de mi alumnado y sus familias coinciden en que los retos constituyen un buen método de enseñanza-aprendizaje, motivador y divertido de aprender, que las videoconferencias son necesarias por la cercanía que transmiten y por el potencial en todos los sentidos que aportan (resolución de dudas, explicación de procesos, etc.) y en la cercanía y la implicación que se les ha pedido a las familias (que han participado en algunos de los retos junto con sus hijos e hijas) como una manera de participar de la vida del centro y de realizar actividades académicas junto con sus hijos e hijas de manera natural.
No sabemos si habrá un nuevo confinamiento, si la enseñanza online será una tónica en la Educación Secundaria Obligatoria ahora que hemos visto sus “bondades”. Lo que sí debe quedarnos claro es el potencial de la enseñanza “blended” con uso de herramientas y tecnología en el aula presencial y de la importancia de no repetir modelos meramente transmisivos o de ejercicios repetitivos sea el tipo de enseñanza que sea. Las metodologías activas –todas y cualquiera bien empleada y fundamentada– mediadas con tecnología –bien diseñada y elegida– deben convertirse en fundamentales en las aulas presenciales, no presenciales o híbridas si lo que buscamos es empoderar al alumnado, hacer que aprenda haciendo, desarrollar su creatividad y sus competencias por encima de una calificación vacía basada únicamente en determinadas pruebas memorísticas que se han visto más inútiles –si cabe– en un sistema que debe buscar capacitar más allá de aprobar exámenes