Revista sobre educación y liderazgo educativo DYLE Nº 11

DYLE Nº 11

Entrevista

Seguridad y vigilancia en los centros educativos: los riesgos digitales

Eduardo Rodríguez Machado

FEAE de Galicia. Orientador Secundaria EPAPU Eduardo Pondal. Prof. Asociado Universidad de A Coruña

Seguridad y vigilancia en los centros educativos: los riesgos digitales

Revista Dyle
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Seguridad y vigilancia en los centros educativos: los riesgos digitales
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Identidad digital: ¿Qué es y cómo protegerla?

El concepto de identidad digital es bastante amplio. Generalmente se suele pensar en nuestra imagen, o simplemente es nuestra identificación a través de las redes sociales, que puede ser, como tú bien indicas anónima o puede ser perfectamente identificada. Bajo un seudónimo. Puedo utilizar un avatar o puedo utilizar directamente mi nombre y apellidos para operar a través de Internet. Pero hoy en día, tenemos que entender nuestra identidad digital en un sentido mucho más amplio, es decir, en un conjunto de derechos y un conjunto de aspectos legales que nos protegen. Derechos fundamentales recogidos en nuestra Constitución que nos acompañan en el uso de las nuevas tecnologías. Obviamente este derecho va encaminado y evidentemente a proteger todas nuestras acciones a través de Internet, como por ejemplo sería: nuestra imagen, nuestros datos personales, nuestra privacidad, nuestra propia intimidad, nuestro honor o nuestra dignidad personal y familiar que también tenemos derecho, por supuesto, a protegerlo. Aunque suene a término un poco pasado de moda al hablar del honor y todas estas cosas realmente están más en boga que nunca por los casos desgraciadamente que se están viendo en este momento. Por tanto, primero tenemos que ser conscientes de que la identidad digital es un conjunto de derechos que tiene el individuo a la hora de moverse por internet y podemos protegerlo evidentemente amparándonos en nuestra Constitución. También en las declaraciones de derechos humanos a nivel tanto europeo como a nivel internacional que nos amparan. Y por supuesto también en la legislación nacional e internacional que nos protege. Realmente, hoy en día, podemos decir que vivimos en una de las regiones donde más desarrollados están y mejor protegidos estos derechos, el marco de la Unión Europea y más en concreto en España.

La ley de protección de datos española, ¿cómo se vincula con las políticas de privacidad?

La normativa de protección de datos que tenemos en vigor es común para toda Europa, viene del reglamento europeo de protección de datos que es del año 2016 pero entró en aplicación el 25 de mayo del año 2018 para todos los ciudadanos que residimos en la Unión Europea. Por tanto, la Ley de protección de datos que ahora se llama “Ley de protección de datos y garantía de derechos digitales” que rige en España también es una ley que complementa ese reglamento europeo. Como decimos es la ley, digamos que ahora mismo rige y nos protege a todos los europeos. Hablar de políticas de privacidad es hablar en internet de algo que hay que aclarar desde el principio porque siempre la política de privacidad va muy unida a las distintas plataformas que tenemos en Internet, como por ejemplo Facebook, Google o cualquier otra plataforma que nosotros utilizamos a través de la red, LinkedIn, Twitter etcétera, las cuales se rigen por una legislación distinta a la que tenemos en la Unión Europea. Así pues, ¿Qué legislación es esta? Pues es la legislación fundamentalmente que rige Estados Unidos y es una norma mucho más laxa, menos protectora, que la que tenemos en la Unión Europea. De hecho, podríamos decir que salvo algunas leyes particulares tangenciales o sectoriales no existe en Estados Unidos una ley de protección de datos como la que tenemos en Europa. Cuando no hay una ley de privacidad tenemos las llamadas políticas de privacidad y eso es real y desgraciadamente casi lo único que protege a los usuarios y a los ciudadanos, en principio, norteamericanos, que básicamente se tienen que plegar ante los dictados de esas políticas de privacidad. Si una entidad decide en cualquier momento cambiar esa política de privacidad, la única obligación que va a tener es decir la verdad en relación con lo que existe en Estados Unidos. Por tanto, si queremos pasar a utilizar esos datos, para darlos a terceros, para comerciar con ellos, lo único que tenemos que hacer, el único límite que hay es contarlo a través de esa política de privacidad y que el ciudadano usuario lo acepte.

Ya sabemos cuál es la mayor mentira de internet “he leído atentamente y acepto las condiciones de uso” que desgraciadamente es una gran mentira prácticamente nadie se lee estas condiciones de uso y por tanto bueno, pues estamos expuestos, simplemente a que aceptemos cosas, como desgraciadamente está pasando se comercialicen libremente con nuestros datos. En Europa, la cosa cambia sustancialmente, aquí tenemos una legislación un reglamento europeo y una la ley española, que digamos legisla, para proteger estos derechos. Como el derecho a la privacidad fundamentalmente en Europa está protegido también como un derecho constitucional y por tanto las grandes plataformas y cualquier otra entidad o empresa, administración pública, etc… que quiera tratar nuestros datos tiene que cumplir la ley y no es simplemente una política de privacidad, aunque se llame así muchas veces en los clausurados informativos en materia de protección de datos en Europa.

En Europa, esa política de privacidad debe tener un contenido específico no puede informar de lo que quiera ni puede desde luego hacer lo que quiera con nuestros datos, sino siempre sometida a la legislación y en caso de incumplir hay importantes sanciones que puede llegar a los 20 millones de euros o incluso ascender hasta el 4 % del volumen de facturación. Recientemente hemos visto una importante sanción a WhatsApp a Facebook, en este caso en Irlanda de 225 millones por no informarnos adecuadamente a través de esta política de privacidad y esto en su día fue Google también sancionado con 50 millones y es la punta de lanza de lo que sin duda pasará en unos en unos años.

¿Cualquier persona puede subir a Internet una foto nuestra siempre que no nos etiquete? ¿Y si nos etiqueta? ¿Y cuándo se sube a un periódico?

No, no es cierto, tenemos otro derecho fundamental que forma parte de nuestra identidad digital, es el llamado el derecho a la propia imagen. El derecho a la propia imagen está perfectamente regulado y protegido también en nuestra legislación, en nuestra Constitución Española y, por tanto, es justamente al revés, nadie podrá publicar una foto sobre nosotros sin que nosotros antes hayamos dado una autorización expresa para que esto sea así. Por lo tanto, si alguien pública una fotografía sobre nosotros sin que nosotros lo hayamos autorizado, esté la foto etiquetada o no etiquetada y si además está dando datos de carácter personal como nuestra identidad etcétera, evidentemente podremos denunciarlo, por ejemplo, ante la Agencia Española de Protección de Datos y evidentemente esa persona o esa plataforma puede llegar a ser sancionado. También en el ámbito privado, si es que es una persona física, puedo dirigirme contra esa persona por vía judicial y en último caso también para reclamar una indemnización y reclamar que eliminé esa fotografía. Insisto etiquete, o no nos etiquete, sería ilegal si lo hacen sin nuestra autorización y desde luego podemos reclamar, podemos denunciarle o incluso demandarles judicialmente.

¿Qué pasa cuando se sube una foto a un periódico?

Bueno, aquí las reglas son distintas, hay una de las excepciones que están en la ley en este caso en la Ley Orgánica 1/1982, en su artículo 8.2., es la ley que regula y desarrollada entre otros el derecho a la propia imagen y establece algunas excepciones. Una de ellas son los medios de comunicación, los cuales, por supuesto, están los periódicos. Estos pueden sacar fotografías de personas siempre que lo justifique la noticia y publicar esa fotografía sin necesidad de obtener la autorización sobre estas personas. La cuestión fundamental aquí es como se publica esa foto porque lo que nos dice esta excepción es que yo puedo hacer una fotografía, por ejemplo, de una clase, pero no hacer un zoom a una persona concreta ni a un usuario concreto sin haber pedido autorización. Pero cuando yo quiero sacar una fotografía de una persona en concreto con un zoom, con un protagonismo, entonces si debieran tener la autorización de la persona. Soy consciente que muchas veces no se cumple por los medios de comunicación, pero es lo que debería de hacerse.

Si usamos un seudónimo y hacemos declaraciones falsas o proferimos insultos contra alguien que también usa seudónimo, no puede haber delito.

Bueno, esto no es cierto, aunque yo no esté identificado a través de Internet y la persona contra la que yo me dirijo tampoco esté identificada, evidentemente puede que haya partes del delito que no me sean aplicables. Como, por ejemplo, atacar un derecho al honor con publicidad, no es lo mismo acusar a una persona que no se conoce que es un delincuente o que es un mal profesional, que evidentemente esa persona esté perfectamente identificada con nombre y apellidos. Pero aquí hay que distinguir que puede ser delito, igualmente para la propia persona y esto lo vemos muchas veces en el ciberacoso, y muchas veces lo vemos en el ámbito educativo y ciberacoso escolar, que aunque la persona que haya proferido ese insulto no lo haga públicamente incluso, aunque lo haga por WhatsApp, dirigido directamente a la víctima, no dirigido a terceros, eso también podría ser considerado delito, porque estamos afectando al derecho al honor, a la vertiente del derecho al honor, digamos el amor propio de la persona, la propia moralidad, atacamos el sentimiento interno de esa persona y eso también, lo ha dicho también el tribunal constitución, hay que proteger al mismo tiempo que la reputación pública de la persona. Digamos que el derecho al honor como derecho fundamental tiene dos vertientes una vertiente pública el derecho a que todos tengamos un cierto reconocimiento, un cierto respeto y una cierta dignidad pública, lo llamamos una reputación pública, la reputación online. Y luego también lo que llamamos en el foro interno, el amor propio el hecho de que cuando nos miramos al espejo, pues nos gustemos a nosotros mismos, nos sintamos a gusto, no pensemos que nos da igual todo. Hay muchos casos que desgraciadamente ha llegado incluso a temas de suicidio, de ciberacoso. Esto es lo que hay que combatir, y da igual que no estén identificadas ambas partes. Yo también puedo defenderme y aplicarse un tipo delictivo si es que fuera objeto de injurias o calumnias.

Para poder ejercer nuestros derechos lo mejor es utilizar siempre nuestro nombre real.

En algún momento, sí. Para ejercer nuestros derechos vamos a tener que identificarnos, si no lo hacemos a través de Internet podemos hacerlo ante una denuncia o cuando presentemos una demanda a nivel judicial o una querella, por supuesto, nos tendremos que identificar por ese medio. Pero no es necesario, hacerlo a través de Internet. No, nos veamos obligados a identificarnos en ningún momento porque nadie tiene por qué identificarse, todos tenemos el mismo derecho a operar en internet, lo mismo que operamos en el mundo real. No tenemos que ir diciendo nuestro nombre y nuestros datos de contacto, ni muchísimo menos. Más bien, la ley de protección de datos nos protege precisamente de eso, entonces no tenemos por qué revelar nuestra identidad y no por el hecho de no revelar nuestra identidad, estamos más desamparados para proteger nuestros derechos.

¿Por qué es importante formar ciudadanos y ciudadanas digitalmente competentes?

Esto es clave y muy importante educativamente. Hasta hace pocas décadas, nos movíamos exclusivamente en medios físicos no en medios digitales porque entre otras cosas las tecnologías estaban muy limitadas por entonces. En el momento que surge internet y que surgieron también todas estas herramientas para relacionarnos con otras personas digitalmente, incluso trabajar, comprar, educarnos, etc. Surge la necesidad de formarnos también. Lo mismo ocurría cuando éramos pequeñitos, siempre pongo el mismo ejemplo “con las señales básicas de tráfico”, cuando había un semáforo, teníamos que vigilar y teníamos que estar atentos realmente que no pasará algún “loco” y nos pudiera atropellar. Eso lo hacíamos siempre de la mano de nuestra de nuestro educador, padre, o madre en edades muy tempranas y por supuesto a nadie se le ocurría llevar un niño de corta edad sin ir convenientemente agarrado hasta que aprendiera poco a poco todas estas precauciones. Pues lo mismo tenemos que hacer en internet. Lo que pasa que en Internet es que desgraciadamente, dejamos a los niños sueltos desde muy pequeños. Si tenemos un poco la idea de que como son nativos digitales, que han nacido con las tecnologías, saben más de tecnología que nosotros y esto es falso.

Los nativos digitales no existen, existen personas que, si han nacido con esas tecnologías, pueden tener más habilidad a la hora de usar la tecnología, pero eso no significa que tengas más conocimiento a la hora de usarlo. El conocimiento lo seguimos teniendo nosotros, los educadores, los padres, las madres, los profesionales somos los que tenemos la responsabilidad de trasladar nuestra experiencia en las relaciones humanas tradicionales y también ahora en las digitales a las nuevas generaciones. Ellos tienen que recibir esa experiencia, acompañarlos en el uso las primeras veces, enseñarles, advertirles también de los peligros. Es una gran responsabilidad que tenemos porque si no desgraciadamente, como se ha dicho en algunos casos, más que nativos digitales en muchas ocasiones lo que tenemos son huérfanos digitales. De esto tenemos que huir y por supuesto en las aulas también lo dice la nueva ley orgánica de protección de datos y garantía de derechos digitales, cuya última parte habla de los derechos digitales en general. Entre ellos está por supuesto el derecho a la educación en valores, en derechos y en conocimientos para adquirir estas habilidades y este conocimiento digital y disminuir el riesgo evidentemente de sufrir un ataque a nuestros derechos que en muchos casos estamos viendo.

Además, por supuesto, debemos enseñarles a respetar a la de los demás. Porque cuando las relaciones son a través de medios digitales parece como si no tuviera tanta gravedad lo que podemos decir frente a otras personas y estos es totalmente falso. Siempre al otro lado, hay que tenerlo en cuenta, desde las primeras reglas de llamadas de etiqueta digital o de netiquetas llamadas anteriormente. En los años 90 ya surgieron estas reglas de buen comportamiento, si una de ellas es que siempre tenemos que ser conscientes que al otro lado de la comunicación hay una persona que es en efecto humana, con sentimientos que pueden ser lastimados y está parcial deshumanización que tenemos a veces al relacionarnos por medios digitales es lo que también hay que combatir.

¿Qué debemos hacer si encontramos contenido inapropiado (pedofilia, incitación al odio, violencia extrema…) en Internet?

Bueno, pues desde luego, lo primero que tenemos que hacer es denunciarlo. Esto es lo mismo que cuando somos testigos de un delito por la calle que sepamos que no solo tenemos el derecho, sino la obligación cívica de denunciar un delito cuando vemos que se está produciendo. Lo que deberíamos de hacer es ponerlo en conocimiento de las autoridades. Afortunadamente tanto la policía como la Guardia Civil en nuestro país tienen cuerpos especializados en la persecución de este tipo de delitos cibernéticos, de delitos telemáticos. Por la tanto, podemos ponerlo en conocimiento de estas autoridades para que, por supuesto, inicie la investigación oportuna y tiendan a limitar o eliminar esos contenidos de la red. Por supuesto, si somos víctimas con doble razón, debemos denunciar. Una de las cosas por las que siempre estamos rompiendo una lanza los profesionales del derecho es que estos delitos se tienen que denunciar. Desgraciadamente hoy en día muchos de estos delitos no se denuncian. También hablamos de ciberacoso y ciberestafas, porque en parte la víctima se siente a veces culpable, como si hubiera sido por su desconocimiento de Internet o su falta de habilidad el hecho de haber sufrido esto. Nadie tiene la culpa más que el agresor, nadie tiene la culpa más que el delincuente. Es necesario denunciar para que esto no solo se proteja en este caso y se persigan a los delincuentes para nuestro caso concreto, sino también para que se impida que haya otras víctimas que puedan sufrir ese ataque en el futuro. Por tanto, no solo es un derecho, sino es una obligación de todos.

¿Es malo conocer gente por Internet?

Por supuesto que no es malo conocer gente por Internet. Lo que si es que tenemos que adoptar determinadas precauciones igual que en la vida real. En Internet no se ve a la otra persona es la gran diferencia con el mundo físico. Nunca podemos estar seguro quien está al otro lado. Lo mismo que cuando conoces a gente en el mundo real y tenemos que adoptar determinadas precauciones, en Internet es exactamente igual.

Cuando enseñamos a los niños pequeños es exactamente lo mismo, cuando le decimos no hables con desconocidos, no te fíes de la primera persona que te venga, aunque te ofrezco una piruleta y sobre todo si son mayores. Pues lo mismo debe hacer también a través de Internet. Lo que pasa que claro en Internet no se ve a la otra persona, es la gran diferencia que hay con el mundo físico, porque hoy en día es tan real el mundo de Internet como nuestro mundo tradicional físico, denominémosle simplemente el mundo online. Nunca podemos estar seguros quien está al otro lado. Desgraciadamente gran cantidad de delitos que se cometen también en el ámbito de abusos de menores, etcétera. Se hacen cuando esos menores piensan que se están relacionando con alguien de su edad y realmente, cuál es su sorpresa cuando descubren finalmente que no solo no es de su edad, sino que evidentemente y además hay muchísima diferencia de edad y tiene intenciones deshonestas. Por tanto, no nos fiemos de los datos que se nos dan, no nos fiemos de las imágenes que nos pueden hacer llegar sobre ellos porque hoy en día simplemente en la red hay mil imágenes de personas de todas las edades y pueden ser utilizadas por un ciberdelincuente haciéndonos creer que es un niño o una niña de nuestra edad, o una persona con buen aspecto; cuando realmente la realidad puede llegar a ser muy distinta. Esta es la precaución que debemos tener en cuenta. No es malo conocer a gente por internet, siempre que mantengamos determinadas precauciones, lo mismo que las que tenemos en el mundo real. Si quieren conocernos personalmente y finalmente creemos que esa persona merece la pena, pues vayamos acompañados, por supuesto de un adulto, de un mayor de edad y nunca nos reunamos por supuesto, en lugares apartados, en lugares desconocidos para nosotros o lejanos a nuestro ámbito normal. Nuestra relación puede limitarse única y exclusivamente a mensajes o conversaciones a través de Internet sin que vaya a mayores. Desde luego desconfiar cuando alguien quiere obtener datos sobre mí, datos personales, de mi entorno o de mi familia. Y más cuando nos pidan que le mandemos fotografías y ya no digamos y si esas fotografías son tipo de contenido íntimo. En ese caso deberíamos de desconfiar y siempre confiar en las personas que están más cerca de nosotros, nuestros padres, educadores, hermanos… aquellos en los que, realmente podemos comentarle, tranquilamente lo que nos está pasando y sin duda nos podrán hacer las recomendaciones más sabias al respecto.

¿Por qué Facebook, Twitter, Instagram, TikTok… son gratuitos?

Es la gran pregunta que deberíamos hacernos hoy en día cuando entramos en Internet. Cuando hay algo más que nos ofrecen que es maravilloso y no nos cobran por utilizarlo, ya deberíamos de desconfiar, debemos tener en cuenta que ninguna persona nos va a dar a nada por nada. El motivo es que, en realidad, no son gratuitos, sino que pagamos con otra moneda, nuestros datos. Dichos datos, gracias a “la mayor mentira de internet” que comentábamos antes, se extraen de manera masiva y altamente intrusiva sobre nosotros y se venden al mejor postor, literalmente para comerciar con ellos bien a través de publicidad dirigida o bien para vendérsela a otros que puedan tener intenciones comerciales o incluso de otro tipo. Esto lo vimos en su momento con el escándalo de Facebook con el caso de Cambridge Analytica que llegaron a tratar datos sobre ideologías de las personas e influir en el sentido del voto que se hicieron en varias elecciones, empezando por la propia de la famosa del Brexit y la elección de Donald Trump en Estados Unidos. Por tanto, tenemos que ser conscientes de ello y saber que, cuando otra manera de verlo también, cómo se dice muy a menudo es que cuando tú no pagas por usar algo a lo mejor el producto eres tú y es lo que pasa en este caso. El producto somos nosotros y como mínimo debemos de ser conscientes de ello y tomar las decisiones oportunas. Debemos poner en una balanza si nos compensa a cambio de lo que nos cobran, entre comillas, por usarlas. Para ello hay que intentar pagar lo mínimo posible, es decir, intentar compartir el mínimo posible de información personal y compartir el mínimo de contenidos posible, de imágenes de datos personales etcétera, aunque esto en la práctica es muy complicado. La realidad es que estas plataformas nos ponen muy fácil darle la mayor información personal posible porque precisamente estas plataformas están orientadas a eso, al negocio de los datos personales.

Si pudieses dar algún consejo a las familias y profesorado a respecto de la identidad digital, ¿cuáles serían?

Bueno, pues un poco es lo que he estado comentando hasta ahora tener en cuenta que internet y las nuevas tecnologías no son ni buenas ni malas en sí mismas. Evidentemente es como todo, ofrece unas enormes posibilidades es sin duda el mayor regalo que se ha podido hacer en los últimos años a la humanidad el hecho de poder tener una enciclopedia en un bolsillo, que además nos puede hacer comunicar con cualquier persona que queramos prácticamente de nuestro entorno y más allá en tiempo real. Es un verdadero regalo, una verdadera oportunidad que no es fácil el trabajo, nos facilita la educación, nos facilita las relaciones personales, pero también ser consciente de los riesgos y de los peligros. Por tanto, nuestra primera responsabilidad para las familias y para el profesorado, es, formarnos, educarnos a nivel digital.

Utilizar estas herramientas digitales no le tengamos miedo, porque evidentemente si nuestros hijos pueden tener una mayor habilidad en el uso de esas tecnologías, pero en ningún caso van a tener el conocimiento que nosotros tenemos como padres como educadores y profesionales que evidentemente podemos enseguida lo que suele decirse “verle las orejas al lobo” y advertirles sobre los principales riesgos que puede tener la tecnología, y peligros que tiene y que son muchos. Desgraciadamente, una de las cosas que yo doy gracias todos los días es no haber sido adolescente cuando existían las redes sociales. Todos hemos tenido evidentemente nuestra época rebelde y nuestras aventuras de las que afortunadamente no ha quedado un rastro permanente en Internet. Está bendición, entre comillas, no la tienen nuestros hijos, no la tienen nuestros alumnos y nuestros menores en general. Por tanto, este peligro ellos van a tener que ser conscientes de ello y vas a tener que tener cuidado a la hora de lo que comparten ellos u otros de ellos también a través de internet y lo que comenten del respecto a otros porque eso no se va a quedar en un álbum familiar que éste acumulando polvo, no se va a quedar simplemente en el recuerdo de las personas que compartimos esa edad, sino que se va a quedar de manera, en muchas ocasiones, permanente incluso a pesar de que muchos queramos eliminar muchas cosas que pudieran aparecer y perjudicarnos en Internet, en la red, y lo peor de todo accesible para cualquiera. Esto evidentemente tenemos que ser conscientes que tenemos derechos como el derecho al olvidó que puede ser utilizado, reconocido por la legislación europea y que Google ha tenido, eso sí, a regañadientes, que ir reconociendo aún con sus limitaciones. Y por supuesto, podemos actuar y podemos intentar eliminar o limitar esos contenidos, pero claro, ya lo habremos hecho, digamos después de que el mal este hecho. Lo mejor es que lo podamos prever y nosotros como educadores, familia y escuela sepamos advertir a nuestro alumnado a nuestros menores de estos peligros y que ellos mismos lo eviten antes de desgraciadamente verse afectados por todo ello